El 26 de mayo tuvo dos efectos inmediatos. De un lado, la restitución por la vía más democrática de Pedro Sánchez como líder indiscutible del PSOE. La segunda, que esa noche comenzó la cuenta atrás para Mariano Rajoy. Entre los múltiples factores que van debilitando día a día su liderazgo al frente del país, debemos convenir en que la peor noticia para el presidente es que el PSOE ya está aquí. 

Este profundo ejercicio democrático supuso por un lado el restablecimiento de un liderazgo claro, legitimado de forma directa por la militancia, tras un periodo de inestabilidad propiciado por las estructuras. El resultado hizo recuperar la complicidad perdida con parte del electorado de izquierda, que al fin vuelve a identificar en el socialismo español un proyecto nítido con una idea clara de país. Aquellas y aquellos que acompañamos a Pedro Sánchez en ese difícil camino, lo hicimos desde la ilusión y la convicción de que nuestra opción no solo era buena para el PSOE sino que era la mejor para propiciar el cambio necesario en nuestro país.

Lo que la última encuesta publicada por el CIS nos dice es esencialmente que esa idea es compartida por un importante número de ciudadanas y ciudadanos que vuelven a encontrar en nuestro partido su opción para encabezar hoy la oposición y más pronto que tarde el gobierno. De hecho, existen pocos precedentes desde la existencia de la muestra, donde un partido político eleve tanto sus expectativas de voto en un periodo tan corto de tiempo. Retrocedamos solo unos meses… Hoy, a tenor de la encuesta realizada apenas cuarenta días después del triunfo de Pedro Sánchez, el PSOE sube cinco puntos su estimación de voto quedando a menos de cuatro puntos del Partido Popular, y llegando a superarlo en intención directa de voto. La suma de las izquierdas supera a las derechas y el PSOE vuelve a recuperar parte del electorado que se fue, manifestándose como una opción ilusionante y confiable. Conclusión: la elección de Pedro Sánchez le ha venido bien al PSOE y le vendrá bien al país.

El CIS también manifiesta de forma trimestral las principales preocupaciones de los españoles. A la cabeza en lo general, el paro y la corrupción. En lo individual, hay que sumar los problemas económicos. Y es que es descenso del desempleo va íntimamente ligado a la precariedad como modelo económico del PP. En cuanto a los asuntos turbios, parece marca de la casa. España necesita un cambio. Para hacer posible el proceso de cambio deben confluir una series de elementos además de los estrictamente numéricos. Un aspecto clave será la responsabilidad. La suma de aquellos partidos que crean en la necesidad de un nuevo gobierno más justo y decente. Y en clave interna la cohesión en torno al proyecto de país que defiende el actual PSOE. La cohesión entendida desde la pluralidad y un deseable espíritu democrático. En este objetivo el socialismo andaluz debe jugar un papel fundamental. Determinadas actitudes son preocupantes, parecen estar más cerca del enroque que de la suma. Es el momento de estar a la altura de las circunstancias y comprender que cuando se propicia la participación y se asume la pluralidad dentro de un partido como el nuestro, gana el partido y por ende ganan los ciudadanos. Un ejercicio de responsabilidad que nos emplaza a todas y todos.

 

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