La censura se pone dura con la cultura

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España, año 2017, plena falocracia. Imágenes de armas, explosiones y niños en estado de desnutrición copan las cadenas de televisión. Fotografías de mujeres semidesnudas y retocadas ocupan las marquesinas de los autobuses. Aquí no hay censura. 

Cuando detrás de una publicidad manda poderoso caballero no hay censura, si la publicidad viene de un lobo de los negocios y tiene que ver con  el consumo ciego, tampoco. Ahora bien, cuando la publicidad tiene que ver con el mundo de la cultura y las artes escénicas, aquí nos ponemos más finos y lo de rebañar el plato y chupar las cabezas de las gambas, no lo vamos a tolerar. 

Una vez leí en un periódico una entrevista a un dibujante que junto a su padre pintaba carteles de películas bajo las directrices del régimen,  y en ella explicaba como básicamente tapaban escotes y piernas porque si no los carteles no se colgaban de las fachadas de los cines y teatros.

Ahora ya no se tapan rodillas ni escotes de mujeres. A la mujer se la ve prácticamente desnuda y nadie se escandaliza. Al hombre sin embargo, cuesta más verlo desnudo, y no entiendo porqué. De hecho, me encanta ver hombres retocados en ropa interior, y al igual que me pasa con las mujeres, lo que anuncien es lo de menos, lo de más ya lo sabemos. 

Si fuera por mi, igualaría los bustos desnudos y retocados de hombres, a los cuerpos de mujeres que plagan nuestras calles y cadenas de televisión.  Aquí o jugamos todos o el Photoshop al río. En fin…

 ¿La censura se pone dura con la cultura?

Recuerdo una anécdota de hace unos años con «The Hole», un espectáculo de cabaret al que le censuraron una imagen por explícita que no creo que fuera más explícita que otras publicidades «aptas» , pero quizás el problema venía por la carga artística y moral… 

Estas semanas leía en la red que hay varios clásicos de Modigliani y obras de autores contemporáneos que están siendo censurados en Facebook. 

Este mes he comprobado lamentablemente, cómo el transporte público, una red social y una plataforma de venta de entradas, han rechazado publicitar un cartel de una comedia teatral «Todo sobre mi pene», una comedia divertida y desenfadada que rompe los tópicos que existen sobre el pene… pero como en el cartel se muestra un dibujo conceptual de un pene, con una evidente carga artística, por cierto, no ha interesado. 

Este pasado 9 de Junio se ha estrenado la película «Pieles», de Eduardo Casanova, un film con una propuesta muy arriesgada para lo que está acostumbrado el cine español y lo hace con el apoyo de parte de la profesión y no tanto de la industria del cine, de hecho, se va a poder ver en una reducida lista de cines del país. 

Si, hoy en día censuran. Hoy en día tapan rodilla de otra manera. Hoy en día tapan bocas, apagan altavoces. Esto es así.

Me parece un despropósito que alguien se pueda echar las manos a la cabeza por ver un cartel de una mujer abierta de piernas en una pose más que estudiada y trabajada, que se ofendan por unas excelentes pinturas clásicas,  que se disgusten por ver dibujado un órgano genital masculino en trazos multicolores… y no lo hagan viendo en la televisión y en los periódicos las metralletas ,disparos, bombas, peleas sangrientas… 

Ya no entiendo cuales son los límites de la censura, esa palabra que estudié en el colegio, suena lejos y asocio al Franquismo. 

Igual me pasa con represión, fusilamiento, adoctrinamiento… Siempre fui de asociar por campo semántico. Como la censura con lo cultural.

Con el panorama socio político actual, no se si se me está despertando otra vez la debilidad por la semántica o es el franquismo el que baila el Thriller de Michael Jackson, pero me temo que la censura está echando brotes verdes y yo no pienso regarlos.

Aires de libertad para el creador 

que expresa y comunica 

con pinceles y letras,

con imágenes y música.

Arriba las manos que tapan bocas y ponen multas,

fuera los peajes en los despachos.

¡No dejéis de expresar, muchachos!

Que la censura está en el miedo y el poder

y en los ojos del que mira sin querer ver. 

La censura ataca a la cultura por su explicitud y  fachada, se obceca con lo que la mayoría de veces no es más que una herramienta para un primer reclamo, una llamada de atención que resulte atractiva…y sin embargo obvian lo más importante, la raiz. Se le sigue pasando lo importante, el poso y las consecuencias de «una campaña en contra», de un «no remar a favor». Toda acción tiene una consecuencia y cualquier expresión artística lleva consigo un mensaje que afortunadamente no se queda en la superficie. 

Lo siento mamá censura, pero la cultura es la hija bastarda que tarde o temprano acabará cobrando la legítima que le pertenece.

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