Podían haberlo arreglado para que la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Elvira Rodríguez, y la vicepresidenta, Lourdes Centeno, renovasen en sus cargos cuatro años más. Todo era cuestión de haberlo negociado con la oposición en el Congreso. Pero el Gobierno ha preferido aplicarse su propio cuento de que está en funciones y, por lo tanto no puede ejercer tales actos, para poner, aunque sea de forma provisional, a un hombre de Luis de Guindos quien aprovechando la coyuntura se quita de en medio a una persona que no gozaba de su entera confianza. Elvira Rodríguez había sido una apuesta personal de Rajoy.

Esta semana, las dos personas que se encargaban de regir los destinos del regulador de los mercados de valores, – ahí es nada-, acababan mandato y no se les ha renovado, ni siquiera permanecen en funciones.

Oficialmente el Gobierno “garantiza la escrupulosidad y el más riguroso respeto a la legislación vigente en un momento excepcional de la vida política en España”. No se ha atrevido a forzar la máquina legislativa para cubrir una laguna de la Ley de Mercado de Valores que impide a un ministro en funciones relevar a los altos cargos del organismo regulador y le permite incluso no renovarlos siquiera con carácter interino en sus respectivos puestos de responsabilidad.

¿Por qué no ha forzado esta posibilidad? Por una razón muy sencilla: el nombramiento de Elvira Rodríguez fue una apuesta personal de Mariano Rajoy en la que no intervino Luis de Guindos. Rodríguez se ha pasado todo el verano advirtiendo del vacío de poder que se estaba generando en la CNMV, un organismo que ha sufrido, en los últimos meses, un deterioro de gran calibre, lo que está incidiendo, sin duda, en las inversiones.

Rajoy, ocupado en otros menesteres y con las limitaciones propias de un presidente de Gobierno que está en funciones, no ha podido o no ha sabido defenderla aunque sólo fuera para prorrogar su cargo con carácter transitorio. La prolongación del mandato requería una ley especial que había que haber negociado con PSOE y Ciudadanos. Este argumento ha servido al ministro de Guindos para quitarse de en medio el problema.

El argumento de De Guindos es que los representantes de ambos partidos se habían opuesto a la renovación de Elena Rodríguez porque buscan para el cargo una persona independiente “sin pasado político”. Y Rodríguez ha sido ministra y diputada del PP. Pero lo que no ha dicho el ministro de Economía es que ambas formaciones estaban dispuestas a prorrogar la permanencia de presidenta y vicepresidenta mientras durase esta situación de provisionalidad.

Pero lo peor no es eso. Lo peor es que, tras la salida de Elvira Rodríguez y Lourdes Centeno y la intención de dos miembros natos de la comisión ejecutiva de retirarse antes de finales de año, el órgano de la Comisión encargado de ejecutar decisiones se queda sin quórum suficiente para adoptarlas. Rosa Sánchez Yebra, directora general del Tesoro, se marcha en diciembre a ocupar el cargo de vicegobernadora del Banco de Desarrollo de la Unión Europea, y Fernando Restoy, vicegobernador del Banco de España, cesa como tal y se va al Banco Internacional de Pagos de Basilea.

Mientras tanto pesa sobre ellos el funcionamiento de la CNMV que pasa a presidir Juan Manuel Santos-Suárez, antiguo presidente de Avalmadrid, hombre de entera confianza de Luis de Guindos. Lo hará en funciones pero hay quien dice que, con un perfil político plano y cercano al Ministro de Economía es muy probable que si el PP acaba por hacerse con el poder otra vez, sería propuesto para hacerse cargo del regulador por cuatro años.

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