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“La agencia pública que evalúa a los profesores universitarios falsifica los datos de currículums”

Entrevista a Enrique F. Bocardo Crespo, Profesor Titular de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Sevilla

David García Aristegui
David García Aristegui
Nacido en Madrid el 21 de julio de 1974. Licenciado en Bioquímica por la Universidad Compluense de Madrid pero su actividad profesional ha estado relacionada con el desarrollo de software como analista de sistemas. Colabora como periodista en diversos medios en temas relacionados con temas laborales y derechos de autor. Es el autor del libro "¿Por qué Marx no habló de copyright?", además de "SGAE, el monopolio en decadencia" (en preparación) junto a Ainara LeGardon
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análisis

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Diario16 ha entrevistado al profesor de filosofía Enrique F. Bocardo Crespo para evidenciar las críticas que parte de la comunidad académica está realizando hace tiempo sobre el funcionamiento de la ANECA. Podemos emitió recientemente un comunicado en el que hicieron públicas sus propuestas de reforma de la ANECA.

 

Para alguien que no esté familiarizado con el mundo académico ¿qué es la ANECA y que funciones desempeña?

La ANECA es un acrónimo de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la de Acreditación, en su página afirma que “tiene como objetivo contribuir a la mejora de la calidad del sistema de educación superior mediante la evaluación, certificación y acreditación de enseñanzas, profesorado e instituciones”. Desde 2014 es una institución autónoma adscrita al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, desde cuando se decidió que la Fundación Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación se convirtiera en organismo público. Para el caso que nos ocupa, la ANECA evalúa el proceso de acreditación de todos los profesores universitarios, así que es la responsable de tomar decisiones que pueden afectar de una manera decisiva la carrera de los que aspiran a optar por las diferentes categorías de profesor.

 

¿Cuál es el origen de su conflicto con la ANECA? Usted acusa incluso de un presunto delito de falsificación.

El origen de mi conflicto fue la justificación que la Comisión de Artes y Humanidades dio para denegar mi solicitud a ser acreditado como catedrático otorgándome 76 puntos 4 por debajo de los 80 mínimos que se exige. Previamente se me había comunicado una pre-evaluación negativa, que reclamé, argumentando que, si se asume el cumplimiento del Código Ético al que están obligados los miembros de la Comisión, la identificación de las nueve deficiencias que decían haber encontrado en mi CV, se basaban en errores de apreciación o en el uso de criterios que no se contemplaban en los Principios de y Orientaciones para la Aplicación de los Criterios de Evaluación (POACE), que son públicos.

Cuando denuncié en las redes que la ANECA falsifica los datos de CV, me refería explícitamente a la resolución de la Comisión de revaluación de mi expediente que fue ordenada por el Consejo de Universidades, aunque igualmente vale para la resolución derogatoria. Ya me dirá usted cómo hay que entender que un organismo que cuenta en su poder con todos los datos de mi expediente emita una resolución de revaluación en la que presumiblemente debe de basar su decisión el mismo Consejo de Universidades para aceptar o denegar mi reclamación. Ahí literalmente se afirma, entre otras cosas, que he publicado desde 2011 dos artículos, uno de los cuales no está indexado, cuando, como ha podido comprobar viendo los datos de mi CV, resulta que he publicado tres y dos libros.

 

¿Qué respuesta le ha dado la ANECA a sus quejas?

Aparte de las resoluciones desestimatorias de mi solicitud de acreditación, ninguna. Más allá no se puede esperar nada. El sistema de evaluación de la ANECA ha sido concebido para que ninguna de las comisiones encargadas de resolver las reclamaciones cuestionen las resoluciones que se adopten. Los solicitantes saben quiénes son los miembros de las comisiones que evalúan su solicitud, pero no saben quiénes son los ponentes, ni en el caso de la primera evaluación ni en los casos siguientes de reclamación; tampoco conocen la identidad de los evaluadores que emiten los informes, que, curiosamente, no son vinculantes. Para conocer esos datos es preciso acudir al proceso contencioso-administrativo. Ni siquiera sabemos los miembros que forman las comisiones de re-evaluación que remiten sus resoluciones al Consejo de Universidades.

 

¿Ha habido casos similares al suyo? ¿Hay sentencias condenatorias a la ANECA?

Lamentablemente, mi caso no es una excepción. La falsificación de datos en los expedientes, sospecho, es una práctica habitual, hasta qué punto, no sabría precisarlo en términos cuantitativos; pero las resoluciones que me han pasado confirman mi sospecha. Hay casos desde 2010 con perfiles muy parecidos al mío: negación del número de tesis doctorales dirigidas, manipulación en el cómputo de artículos de la producción científica, ausencia de motivación fidedigna a pesar de ser un requisito jurídico, fabricación de evidencia ficticia en proyectos de investigación, resoluciones idénticas, de corta y pega, para los diferentes casos tanto de las Comisiones de acreditación, como del Consejo de Universidades, etc… En la práctica, cualquier cosa que transmita la impresión de que la decisión tomada ha sido rigurosa. Con las resoluciones de la ANECA ocurre algo parecido a la técnica propagandística de “la gran mentira”, ampliamente utilizada por los nazis y bolcheviques, nadie espera, dada su presunción de veracidad, que una institución inspirada por fines tan loables pueda actuar tan arbitrariamente.

 

¿Cómo está respondiendo la comunidad académica? ¿Está en la agenda de sindicatos y colectivos científicos el mejorar el funcionamiento de la ANECA?

Por lo que respecta específicamente a mi caso, desde que lo hice público he recibido muchos mensajes de profesores, que se encuentran en la misma situación que yo, mostrándome su solidaridad y apoyo. Los profesores de mi Universidad, especialmente de la Facultad de Derecho, que han pasado por lo mismo que estoy pasando ahora yo, me han ayudado a redactar mis reclamaciones, incluso he tenido el apoyo de catedráticos de Madrid, que se han mostrado muy críticos con la actuación de la ANECA. Por desgracia, la comunidad de profesores a nivel nacional está muy desorganizada y es difícil iniciar una protesta mayoritaria en contra de la arbitrariedad de la ANECA. Por otra parte, la arbitrariedad de las resoluciones de la ANECA no es un asunto nuevo. Los sindicatos mayoritarios y colectivos de profesores llevan denunciándolo desde 2003, justo un año después de su creación. En ese mismo año FETE-UGT y CC.OO. criticaron públicamente la arbitrariedad de la ANECA, en 2008 los dos sindicatos publicaron un conjunto de consideraciones que alertaban del “elevado grado de discrecionalidad y arbitrariedad” que permitía los POACE y recomendaban que se abriera un procedimiento de conciliación opcional en lugar del recurso de reposición. Desde entonces sindicatos y colectivos de profesores “anecados” han expresado su rechazo por la arbitrariedad de la Agencia en el programa Academia. La información que dispongo permite identificar tres elementos comunes que aparecen repetidos en casi todas las críticas que se le han hecho al sistema Academia: arbitrariedad jurídica, falta de motivación en sus resoluciones e indefensión jurídica, que es expresamente prohibida por la Constitución en los artículos 9.3 y 24.1.

 

Ahora mismo, ¿en qué punto se encuentra su caso? ¿Va a haber juicio?

Después de haber recibido la resolución del Consejo de Universidades, hay dos opciones: una olvidarme de la pesadilla, y la otra, presentar el recurso de alzada, que como comprenderá no va a resolver nada. Ante una resolución negativa del recurso de alzada, la única salida sería iniciar el trámite contencioso-administrativo. Así se cumple el patrón que ha diseñado la ANECA para resolver los recursos en contra de las resoluciones de las Comisiones de Acreditación. Un examen detenido del patrón, revela el propósito de su diseño.

Para que lo vea, tiene que entender los mecanismos básicos con los que opera el sistema. En esencia, los mecanismos son tres: l) la discrecionalidad técnica de las Comisiones de evaluación; 2) los procedimientos de evaluación; y 3) los medios que dispone el sistema para revisar las resoluciones negativas. El primer mecanismo otorga a los miembros de las comisiones una libertad amplia para ejercer su juicio técnico, especialmente desde que el TC justificó el principio de discrecionalidad de los evaluadores en algunas sentencias. Los juristas han argumentado que el ejercicio de la discrecionalidad técnica se basa en la ética personal y en la responsabilidad.

Los procedimientos de evaluación son la joya del sistema y revelan claramente el alcance que tiene la discrecionalidad técnica. Como sabe, las resoluciones de las comisiones de evaluación para catedráticos de Universidad se basan en la valoración de la actividad investigadora, experiencia docente y de gestión en términos de la asignación de puntos; 55 para la primera, 35 para la segunda y 10 para última. Los expedientes que no lleguen a 80 puntos son valorados negativamente. Curiosamente los expedientes positivos no son material y prácticamente motivados y la Comisión se limita a comunicar al solicitante la resolución positiva de la evaluación.

En cuanto a los medios que dispone el sistema para revisar las resoluciones negativas, todos han sido diseñados para preservar la presunta objetividad e imparcialidad de las resoluciones de las Comisiones de Acreditación. En consecuencia se asume desde el inicio que los miembros de la Comisión no pueden incumplir las prácticas del Código Ético, que exige “tomar sus decisiones y acuerdos siguiendo el procedimiento previamente establecido y motivarlos de manera objetiva, imparcial, veraz y coherente”. Sobre esta base se presupone por principio que todas las decisiones que tome la ANECA han de ser “objetivas, imparciales, veraces y coherente”.

Esta asunción elimina del proceso de revaluación todas aquellas reclamaciones que cuestionen la objetividad, la imparcialidad, la veracidad o la coherencia de sus resoluciones, como ha sido mi caso, y el de otros muchos. Lo que, de hecho, implica que todas las reclamaciones que denuncien prácticas inmorales como la falsificación de datos del expediente, o en errores de cómputos, o falta de justificación sean sistemáticamente ignoradas por la correspondiente comisión derogatoria o de revaluación. No conozco ninguna resolución derogatoria emitida por el Consejo de Universidades que haya admitido el periodo probatorio, que es un recurso administrativo que se pide para contrastar la evidencia que se discute.

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27 COMENTARIOS

  1. Una pequeña corrección, que estoy harto de las burradas (más si van en el titular). En castellano, el plural de currículum es currículum. Es que da poca confianza un artículo si su titular ya contiene faltas de ortografía…

  2. No acierto a ver qué relación pueda haber entre la confianza que da un artículo y el hecho de que el plural del currículum. En Castellano, Sr. Polonio, el plural de Currículum es Currículos, y no Currículum, como afirma. Antes de lanzar sus dudas sobre un artículo honesto y valiente, podría tomarte la molestia de saber si sabe lo que asume saber.

    • En realidad lo que quise decir fue:
      No acierto a ver qué relación pueda haber entre la confianza que da un artículo y la forma de escribir correctamente el plural castellano de «Currículum». En Castellano, Sr. Polonio, el plural de Currículum es «Currículos», y no «Currículum», como afirma. Antes de lanzar sus dudas sobre un artículo honesto y valiente, podría tomarse la molestia de comprobar si sabe lo que asume saber.

      • Primero, no pongo en duda la honestidad ni la valentía del artículo (estoy de acuerdo en gran parte) por su ortografía. Pongo en duda la calidad intelectual de quien lo escribe pues contiene una falta de ortografía en el propio titular y, en lugar de corregirla, ahí sigue.
        Segundo, sí lo he comprobado antes de escribir. En castellano se puede usar currículum (en singular y plural, es decir, el plural de currículum es currículum, como dije pues es una forma invariable), o la forma, más castellanizada y versátil, currículo, cuyo plural es efectivamente, currículos. Entonces, currículos es el plural de currículo, no de currículum. Se puede documentar, por ejemplo, en el diccionario panhispánico de dudas. Es usted quien no sabe.

  3. Expresamos nuestro apoyo a Diario16 y al Prof. Enrique Bocardo por la valentía que han demostrado en publicar lo que muchos sabemos pero no nos atrevemos a denunciar. ENHORABUENA!

  4. Por su misma lógica, Sr. Polonio, tampoco da mucha confianza su comentario, cuando no sabe escribir el plural de «currículum» en castellano. Debería fijarse en las burradas que se denuncia, en lugar de cómo se escribe en plural la palabra «currículum». Y lo dejo …

    • Tengo todo el derecho del mundo en fijarme en lo que quiera, como en la mala ortografía del titular. Como le dije, currículum es invariable: currículos es el plural de currículo. Me vuelvo a remitir al diccionario panhispánico de dudas (además de saber, hay que documentarse y, usted, ni sabe ni se documenta).
      Así que, dejémoslo…

  5. En Latín, no en castellano. La RAE admite currículos. Pero no es el tema del artículo. El tema es que las Comisiones de revaluación de la Aneca falsifican datos del currículo, como quiera que se escriba, de un profesor para que el Consejo de Universidades no lo acredita. Es que es muy fuerte

    • De acuerdo con usted en cuanto a la ortografía.
      Pero lo que no da el artículo son datos para poder valorar si este señor merece la cátedra. Desde luego, la ANECA tiene sus cosas, pero este hombre tiene muy poca producción científica por lo poco que se dice.
      Para mí, dada la falta de datos objetivos expuestos aquí (que no digo que no existan, sólo que no se exponen) no tenemos elementos para juzgar a la ANECA ni a este profesor. Cuando no se apoya una tesis con datos objetivos, como en este caso, no se sustenta. Esto es una pataleta en toda regla.
      Como científico, me debo al método científico. No puedo valorar este caso sin los datos. Puedo estar de acuerdo con lo que se expone sobre los métodos de la ANECA, o no, pero en ningún caso puedo evaluar los méritos del profesor por la antipatía que este artículo despierta hacia la ANECA: no tiene nada que ver.
      Y, lo qué si tiene que ver, es que la falta de rigor se empieza pir la ortografía y se acaba colamdo por todas partes…

  6. Me sumo al apoyo para el profesorado que está sufriendo lo que se denuncia públicamente en este artículo. Es primordial que estas cosas no se dejen pasar y se denuncien para el correcto funcionamiento de la Universidad, y por ende, de la sociedad.
    ¡Toda mi solidaridad!

  7. Respuesta a Anónimo y David. El primero dice que este currículum «dista mucho de ser acreditado como catedrático», pero no suministra evidencia alguna para demostrar lo que afirma. Es posible que sea un miembro de la Comisión de evaluación de la Aneca que tiene acceso a mi CV. Para probar su afirmación debería justificar por qué la evidencia que presento en mi CV no alcanza a su juicio la puntuación de 80. Pero no lo hace. Así que se limita a expresar una opinión sin motivarla, que es la práctica habitual de la Aneca.
    En cuanto al segundo, David, realiza una afirmación falsa basada presumiblemente en la resolución negativa de la Comisión de revaluación que la hice pública en la red. Curiosamente se basa en la resolución de la Aneca, pero ignora la evidencia de mi propio CV. De acuerdo a los méritos que pueden comprobarse, desde 2011 he publicado 3 artículos, uno de ellos no indexado, dos capítulos en libros en editoriales de prestigio, y dos libros. Ignora asimismo que en dicha resolución la Comisión de Revaluación me atribuye falsamente la «edición de un clásico de Sociología» que nunca he publicado. Pero ahí no queda la cosa. En la misma resolución de la Comisión de Revaluación que David ignora, se afirman las siguientes falsedades que contradicen los datos acreditados en mi CV, a saber:
    b) Congresos. Dice que ninguna de las ponencias desde 2011, que son 6, ha sido publicada. Una de ellas lo ha sido. Es falso
    d) Transferencia. Afirma que «no aporta méritos en este apartado». Presento 1 mérito en el apartado de Transferencia de conocimiento al sector productivo. 10 méritos en el apartado de a pertenencia a organismos e instituciones de investigación; y 5 aportaciones en el apartado de ayuda concedidas a actividades para la organización de actividades destinadas a la divulgación y transferencia e la investigación, además de otro mérito en la formación de profesionales. La afirmación de la Comisión de Revaluación, es, en consecuencia falsa. Pero, David lo ignora.
    En cuanto a los méritos docentes, la Comisión de Revaluación comete las siguientes falsedades:
    c) Apartado 2.3. “No presenta evaluación de la actividad docente. No presenta materiales docentes ni proyectos de innovación”. El mérito 447 de mi CV presenta las evaluaciones positivas de mi actividad docente. Los méritos 456-461 presentan las evaluaciones de la actividad docente basada en las encuestas de los alumnos. Pero David no parece haberse dado cuenta. Asimismo mi CV presenta en los méritos 477-500 los materiales docentes que he publicado en la editorial que lidera la posición del SPI. Mi CV presenta tres proyectos de innovación docente. La afirmación de la Comisión de Revaluación es falsa; a pesar de obrar en su poder todos los méritos contenidos en mi CV. Pero David los ignora.

    Estos son algunas falsedades que comete la Comisión de Revaluación de la Aneca, que ha servido para que el Consejo de Universidades rechace mi acreditación. Por lo que respecta a la resolución derogatoria de la Comisión Aneca, he de decir que presenté ante el Consejo de Universidades 46 páginas de reclamaciones denunciado la comisión de 17 errores de apreciación y la solicitud de un periodo probatorio para resolverlos, que han sido ignorados. Estoy convencido que Anónimo y David saben más que yo sobre los funcionamientos de la Aneca, pero la descalificación de mis méritos sin evidencia es una prueba de la intención con la que actúan.

  8. Ya era hora de hacer público este escándalo. La información aportada es totalmente compatible con otras experiencias. La impunidad que reina en la ANECA bajo el perverso principio de DISCRECIONALIDAD TÉCNICA genera inseguridad jurídica y ofende al profesorado y al personal docente investigador, menospreciando la calidad de la docencia y de la investigación en la universidad española. No existe objetividad ni garantías jurídicas. La evaluación, en mi caso a través del programa ACADEMIA, es arbitraria, y los informes motivados de las comisiones evaluadoras sólo presentan aspectos cualitativos vagos, ambiguos y faltos de concreción. El extraordinario esfuerzo de recopilar, ordenar y presentar las diferentes documentaciones es respondido con indiferencia, descuido y falta de aprecio, en la mayor parte de los casos. Lejos de ser un caso aislado, esta dejación de responsabilidad se ha convertido en una práctica común. Los damnificados por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la de Acreditación somos relegados al vergonzoso olvido y a un permanente volver a empezar, vulnerando nuestro derecho al principio de igualdad, mérito y capacidad. Reiteramos nuestro apoyo al profesor Enrique F. Bocardo Crespo y quedamos a su disposición.

  9. No se pueda hablar de Falsificar datos por la Aneca. En todo caso, seria Falsear.
    La Fundación del Español recomienda que se emplee el verbo falsificar cuando se hable de la acción de hacer una copia de un documento u objeto para que pase por auténtica, y falsear cuando se trate de transformar la realidad de algo.
    Si bien los dos verbos son sinónimos, la Fundéu BBVA, que trabaja con el asesoramiento de la Real Academia Española, considera más adecuado decir «cae una red en Tenerife que falsificaba carnés de conducir» que «cae una red en Tenerife que falseaba carnés de conducir».
    De la misma manera, entiende que es preferible decir «fulanito falseaba la realidad para obtener el apoyo de varias organizaciones» que «fulanito falsificaba la realidad para obtener el apoyo de varios organizaciones».

  10. Usted lo dice, Luciano, los verbos «falsificar» y «falsear» son sinónimos. Esto dice la RAE:»Falsificar», significa «falsear o adulterar algo», «fabricar algo falso o falto de ley». En cuanto a «Falsear», lo explica como, «adulterar o corromper algo, como la moneda, la escritura, la doctrina o el pensamiento». Si en mi CV aparecen unos datos y la Aneca fabrica una evidencia ficitica para acomodar su decisión, como negar que no haya presentado material docente, cuando mi CV los acreditas, entonces la Aneca está falseando mi CV.

  11. No, don Lorenzo. Ni me gustan sus métodos, ni la defiendo. Y, sí, hay que denunciar. Pero me gusta el rigor, entre otras cosas, para que la denuncia tenga sentido. Además, estoy harto de muchos que llegan a las cátedras o a la titularidad sin méritos suficientes (no, no estoy hablando de este caso concreto porque no tengo datos objetivos por culpa del pésimo artículo-entrevista-pataleta).
    Y, dado lo capcioso de su pregunta, ¿es usted amigo del aspirante a la cátedra?

  12. No don Polonio, pero he tenido la misma experiencia que el Prof. Bocardo. Y no comparto su opinión sobre «el pésimo artículo-entrevista-paleta» del Sr. Garcia. Y si no tiene datos objetivos, como los tengo yo, podría justificar sus juicios más racionalmente.

  13. Pues, eso, no compartimos la cuestión de la calidad del artículo, que es lo único que cuestiono aquí (incluso con falta de ortografía en el propio titular). Le digo que mi opinión sobre ANECA me parece muy cercana (si no la misma) que la suya. Pero este artículo no me proporciona datos objetivos para valorar el caso. Como usted los tiene, podrá valorarlos. Como yo no los tengo (que es lo que debería aportar el artículo) no puedo decir que en este caso haya ninguna injusticia, ni que se haga justicia. Imagínese alguien alejado del mundo académico que lea el artículo: sólo ve una encendida pataleta y faltas de ortografía, no puede tener motivos racionales para criticar la actuación de ANECA y sí cierta (irracional) rechazo al prof. Bocardo. Y, así, perdemos la lucha.

  14. Le pediría que leyera la respuesta de Bocardo más arriba. Pero dudo que cambie su juicio de que sea «una encendida pataleta». Y lo dejo, espero más empatía de usted.

  15. Que considerais que el aludido tiene un CV corto, no lo sé, va por áreas… ver si este os lo parece:
    54 artículos en revistas indexadas, de los que 9 son JCR (en mi área apenas hay revistas JCR) y 21 son en revistas listadas SJR-Scopus
    2 sexenios / 4 tramos de la UCUA
    IP de varios proyectos
    3 tesis dirigidas
    numerosos manuales con varias ediciones cada uno
    más de 150 ponencias – comunicaciones a congresos
    editor, miembro del consejo editorial, revisor en numerosas revistas
    organizador de múltiples reuniones científicas
    más de 20 años de docencia

    tampoco es suficiente, porque…. es poco y no he sido decano o similar

    lo de la aneca no tiene nombre y el último cambio es para decir como Gandalf «huid insensatos»
    (también podemos parafrasear a Dante: perded toda esperanza los que aquí entráis)

  16. Para los versados en ortografía, gramática y sintaxis… donde pone «ver», debería poner «a ver». Es lo que tiene escribir rápido y cabreado como una mona.
    Lo digo por no perder el fondo del asunto, que es otro.
    Por cierto, que como mi caso conozco muchos. Currículum excelente en que se fijan en «¿qué falta?», para justificar el no. Con la gracieta de que, cuando se solventa con varios años de duro esfuerzo lo que han dicho que falta ¡Dan la misma puntuación a un currículum con más trabajos, más estancias, más cargos! La misma puntuación exactamente… y se fuman un puro, y en la reclamación se fuman otro. Y el consejo de universidades se pasa por el forro todos los argumentos.
    Injustificable bajo norma, ni lógica alguna… y sobre todo muy motivador.
    ¿Quizás sea eso lo que quieren?

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