Una vez hemos sobrepasados los limites de lo increíble, alcanzados pues los espacios propios del Surrealismo, solo pensar en lo blanco como si fuera negro, y convirtiendo la necesidad de alcanzar la fórmula que nos permita hallar la cuadratura del círculo en la experiencia vital por excelencia; entonces y solo entonces podremos alcanzar a intuir el nivel de desesperación conceptual en el que sin el menor género de dudas se encuentra sumido el que aún a estas horas, creo, puede seguir considerándose Partido Socialista Obrero Español.

Asumiendo el presente como el epílogo de un largo serial cuyo protocolo de desconexión para con el mundo de lo real solo los ilusos pueden ubicar en este aquí, en este ahora; lo cierto es que hace más de veinte años del momento en el que para llegar a entender el rumbo seguido por El Partido resulta imprescindible no ya un GPS, ni siquiera un Manual de Teoría y Principios de Interpretación. Lo que hace falta es interpretar la realidad como lo hacía Lewis CARROLL, y tener la esperanza de que La Malvada Reina de Corazones no tenga un buen día.

Pero para nuestra desgracia todo lo que está pasando es real, y como tal tiene y tendrá repercusiones que se extenderán mucho más allá de nuestro presente; es más, tales repercusiones se extenderán sin duda en el futuro.

Para todos aquellos, pobres ilusos, que piensen que a ellos nada les afecta; para los que de manera ingenua aún no han entendido nada, y piensan que ellos pueden salir indemnes de todo esto, toda vez que las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas solo pueden afectar a los que conscientemente deciden abrir el libro y sumergirse en su especial universo; les diremos que están sencillamente cometiendo un error de interpretación. ¿Creéis acaso que somos nosotros los equivocados? Mirad pues a vuestro alrededor… Yo jamás creí que me cruzaría con un Conejo Blanco indignado porque no encuentra sus guantes blancos de ceremonia; pero tampoco creí que alguna vez llegaría a ver a todo un Portavoz del Grupo Socialista en el Congreso sometido a la presión propia de un prestidigitador, cuando se da cuenta de lo difícil que resulta cambiar el ya pronunciado discurso del No es No, por otro en el que el término Abstención resulte digamos, no demasiado indigesto. Tampoco creí que viviría para ver cómo los invitados al té con el sombrerero loco no solo no hacían ascos a las pastas; y hoy me veo obligado a ver cómo son ellos mismos los encargados de llevar las pastas.

Pero a lo que tampoco creí que alguna vez asistiría es al proceso destinado a conciliar cómo El Socialismo se rompía en canal, produciéndose tamaña ruptura desde un punto en el que la intoxicación a base de fenobarbital resultaba tan exagerada que, en medio de un principio solo compatible con el de la sobredosis, ni siquiera cuáles son los Órganos de Dirección, así como cuestiones básicas destinadas a hacer comprensibles disposiciones tales como qué personas tienen la capacidad para dirigirlos, o cuando menos la sagacidad para convocarlos; pueden llegar a ser respondidas con un principio procedente de algo que vaya más allá de la simple y mera vehemencia.

Llegados a este aquí, ubicados en este ahora, que nadie piense que puede salir indemne. Y todo, por la acción de ese curioso fenómeno que si bien hace tiempo que forma de nuestras vidas, apenas hace unos pocos años que hemos llegado a tomar conciencia aproximada del efecto que sobre las mismas ejerce. Estoy hablando de la globalización.

Ocurre con la globalización, o por ser más exacto convendría decir que el hombre moderno se conduce para con la globalización, siguiendo los mismos principios con los que la mayoría tocamos un piano es decir: de manera brusca y carente de tacto. Y como ocurre con la música, para arrebatar a un piano las dulces esencias que en conjunto acaban por determinar el tesoro que el instrumento lleva dentro, necesitamos dos cosas que en sí mismas resultan excluyentes: O sabemos tocar, en cuyo caso muy probablemente nos adueñaremos del centro del escenario; o reconocemos nuestra inutilidad y, humildemente reconocemos el prestigio de aquél que previamente ha demostrado su saber como intérprete, quedándonos a nosotros a lo sumo el privilegio de retirarnos a un rincón, y tratar cuando menos de disfrutar del concierto.

Claro está que nos queda una tercera opción, una que en principio creí jamás habríamos de emplear, y que siguiendo con el juego planteado pasa por alargar al máximo la mentira (finamente llamada falacia), arriesgándonos a tope montándonos hasta el final en la pasada que supone convencer y convencernos de que, efectivamente sabemos tocar el piano. Hasta que llegado el momento nos encontramos sentados delante del piano, y es entonces cuando recordamos que en nuestro caso, al igual que creo le ocurrió al Sr CASADO, desde segundo de BUP no hemos vuelto a pulsar un acorde de solfeo.

Es entonces cuando todo comienza a desmoronarse. Llegados a semejante extremo, ya ni siquiera correr delante de un ejército cuyas líneas están conformada a base de naipes de póquer nos desconcierta es más, si coges una buena mano igual salvas la partida, o en el peor de los casos ganas tiempo, por medio de un farol.

Pero al final el libro, metáfora viva del tiempo, se acaba. Y a medida que tomamos conciencia de que el capítulo final se aproxima, solo el grado de alienación que respecto de la realidad éste ha sido capaz de promovernos habrá de concitarse en la preocupación que de cara a los días que faltan, haya de conformar nuestro destino.

Porque de lo que unos y otros hagan en los próximos días, dependerá que el mundo que conocíamos, o el que imaginó Lewis CARROLL; o quién sabe si ambos, sobrevivan. Y todo porque del sentido de las decisiones que en los próximos días se tomen, dependerá por ejemplo que El Sombrerero Loco siga haciendo nada, o sea, que siga gobernándonos; mientras La malvada Reina de Corazones prepara en silencio, con la concomitancia de sus suboficiales, el definitivo asalto al trono.

Porque al final, mentira y verdad; ilusión o realidad se confunden de tal manera, que solo imbricando la una con la otra puedes, siquiera a título de ilusión o espejismo, llegar a atisbar el camino de vuelta.

No en vano recuerda el lema del Reino: Jugaremos una partida de cartas. Si ganas, te cortaré la cabeza. Si noto que haces trampas para perder, te la cortaré también.

Muchos han caído en la trampa, y han accedido a jugar. ¿Podrá alguien poner fin a este juego, retornando a la posibilidad de que todo se trate en realidad de un juego?

De no ser así, solo el que no ha jugado, puede aspirar a ganar.

 

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Natural de La Adrada, Villa abulense cuya mera cita debería ser suficiente para despertar en el lector la certeza de un inapelable respeto histórico; los casi cuarenta años que en principio enmarcan las vivencias de Jonás VEGAS transcurren inexorablemente vinculados al que en definitiva es su pueblo. Prueba de ello es el escaso tiempo que ha pasado fuera del mismo. Así, el periodo definido en el intervalo que enmarca su proceso formativo todo él bajo los auspicios de la que ha sido su segundo hogar, la Universidad de Salamanca; vienen tan solo a suponer una breve pausa en tanto que el retorno a aquello que en definitiva le es conocido parece obligado una vez finalizada, si es que tal cosa es posible, la pausa formativa que objetivamente conduce sus pasos a través de la Pedagogía, especialmente en materias como la Filosofía y la Historia. Retornado en cuanto le es posible, la presencia de aquello que le es propio se muestra de manera indiscutible. En consecuencia, decide dar el salto desde la Política Orgánica. Se presenta a las elecciones municipales, obteniendo la satisfacción de saberse digno de la confianza de sus vecinos, los cuales expresan esta confianza promoviéndole para que forme parte del Gobierno de su Villa de La Adrada. En la actualidad, compagina su profesión en el marco de la empresa privada, con sus aportaciones en el terreno de la investigación y la documentación, los cuales le proporcionan grandes satisfacciones, como prueba la gran acogida que en general tienen las aportaciones que como analista y articulista son periódicamente recogidas por publicaciones de la más diversa índole. Hoy por hoy, compagina varias actividades, destacando entre ellas su clara apuesta en el campo del análisis político, dentro del cual podemos definir como muestra más interesante la participación que en Radio Gredos Sur lleva a cabo. Así, como director del programa “Ecos de la Caverna”, ha protagonizado algunos momentos dignos de mención al conversar con personas de la talla de Dª Pilar MANJÓN. Conversaciones como ésta, y otras sin duda de parecido nivel o prestigio, justifican la marcada longevidad del programa, que va ya por su noveno año de emisión continuada. Además, dentro de ese mismo medio, dirige y presenta CONTRAPUNTO, espacio de referencia para todo melómano que esté especialmente interesado no solo en la música, sino en todos los componentes que conforman la Musicología. La labor pedagógica, y la conformación de diversos blogs especializados, consolidan finalmente la actividad de nuestro protagonista.

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