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Juan de Dios Mora y sus dos entierros

Paloma Mª García Zúñiga
Paloma Mª García Zúñiga
Experta en Protocolo y Organización de eventos. Experta Gestión en Servicios Funerarios. 30 años de experiencia en el sector funerario. Presidenta y fundadora de las Asociaciones Fraternidad Cívica-Cementerio Civil y Asociación Cementerios. Fundadora de la Asociación Aquellos Jóvenes. Delegada en Madrid de la Fundación para la Cooperación APY-Solidaridad en Acción.
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análisis

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El pasado día 28 de mayo se cumplían 134 del fallecimiento de JUAN DE DIOS MORA, un escritor español, poco conocido para el gran público, pero que en su momento fue reconocido y querido por todos.

Juan de Dios Mora, tuvo dos entierros muy distintos. Gracias al segundo hoy podemos leer su nombre en esa gran enciclopedia esculpida en piedras que es la Necrópolis del Este. Su lapida me invito a sumergirme en hemerotecas para averiguar sobre su vida y su obra y compartirla para que no se olvide.

JUAN DE DIOS MORA, nació en Córdoba en 1827. Escritor, político republicano que también fue redactor de varios periódicos, entre otros, el demócrata La Discusión, Pueblo.

El contenido político de sus artículos le llevó a prisión. Estuvo encarcelado en la cárcel del Saladero, enfermando allí gravemente. En 1868, con la llegada de la Revolución fue puesto en libertad, desde ese momento fue activo en sus ideas políticas, siendo Gobernador en varias provincias: “gobernador de Ávila hasta hace pocos días, quien captó en dicha provincia las mayores simpatías” El Imparcial 2-3-1869.

“Vengo en nombrar Gobernador de la provincia de Badajoz a D. Juan Dios Mora, que desempeña igual cargo en la de Huelva.- Francisco Serrano- el Presidente del Consejo de Ministros, Juan Prim”.- El Pensamiento Español 22-12-1869. Cargo del que dimitió en marzo de 1870.

Durante su militancia política compuso folletos políticos, el más conocido fue “La coalición anticonstitucional”.

Al finalizar el reinado de Amadeo I, desilusionado con la política, se retiro de la misma, para seguir escribiendo.

Fue autor de numerosas novelas históricas de carácter folletinesco pero muy bien documentadas: Los templarios; Pelayo o el restaurador de España; Mariana de Austria; El Rey D. Fruela…La aparición de sus novelas, por entregas, era noticia en los periódicos de la época:

“Florinda, o la Caba.- Novela histórica, original de D. Juan de Dios Mora.- Se ha repartido la entrega 19 de esta interesante publicación, que tan favorablemente ha logrado fijar la atención del público, pudiendo asegurarse que dicha obra pertenece al número de las pocas novelas españolas que por su estilo, profundidad e interés enseñan a la par que deleitan” La Nación 7-5-1853.

Redactor del Periódico “El Iris”. Miembro del comité de “personas notables de la democracia, para tratar de los medios de llevar a cabo la acción iniciada por el señor marqués de Albaida, a favor de las huérfanas del malogrado D. Tomas Bru”.- La Discusión 11-1-1859

Como diputado, fue uno de los firmantes de la petición a las Cortes “solicitando la supresión de pasaportes para nacionales y extranjeros, en muestra de reciprocidad a Inglaterra, Suiza, Suecia y Noruega, donde está reconocido el derecho de circulación y en muestra de hospitalaria amistad a todos los demás pueblos de la tierra” El contemporáneo 11-1-1861

Murió en la pobreza, el 28 de mayo de 1884.

“Esta madrugada ha fallecido, en una modestísima habitación de la calle de la Encomienda nº 11, el distinguido publicista D. Juan de Dios Mora, que compartió con el marqués de Albaida, Rivero, Becerra y otros jefes de la democracia, los trabajos y vicisitudes de aquellas épocas tormentosas.

El Sr. Mora ha muerto dejando a su desolada familia un nombre honrado. Es lo único que podrá legarla, porque nos consta que en aquella triste vivienda se carecía hasta de los más preciso para atender al cuidado del enfermo”.- La Correspondencia de España 29-5-1884

Su cuerpo fue enterrado en el madrileño cementerio de la Patriarcal.

Ese viejo cementerio se hallaba en un lamentable estado. Situado entre las calles de Joaquín María López y Vallehermoso. Fue inaugurado en 1849 y clausurado el mismo año del enterramiento de Juan de Dios, 1884.

Pero “merced a una piadosa iniciativa de la Real Academia” (La época 21-6-1922) Fueron trasladados los restos de diez escritores desde los cementerios de la Patriarcal y desde el de San Martin a la Necrópolis del Este. Aún no se había realizado la inauguración oficial de la Necrópolis, pero el Ayuntamiento de Madrid acordó en pleno celebrado el 3 de marzo de 1922, concederles un lugar de enterramiento en el mismo.

Traslado que se realizó con gran solemnidad el 20 de junio de 1922.

“Como estaba anunciado, ayer a las 6,30 de la tarde se realizó el traslado de los restos de escritores ilustres a la Necrópolis del Este

El cortejo se organizó en la glorieta de Bilbao. Abría la marcha un escuadrón de la Guardia municipal en traje de gala. Venían después la Banda municipal y a continuación las dos carrozas fúnebres” – La libertad 21-6-1922

En este segundo entierro Juan de Dios recibió todos los honores que ni él y otros de los 10 escritores trasladados, recibieron en su primer enterramiento.

A este acudieron representantes de todas las autoridades: “La presidencia del duelo estaba formada por D. Emilio Mª de Torres, en representación del Rey; el nuncio de su Santidad, el obispo de Madrid-Alcalá; D. Antonio Maura como presidente de la Real Academia Española; El alcalde de Madrid, conde del Valle de Suchill; el general Cavalcant, en representación del capitán general y el ministro de Gracia y Justicia Sr. Ordoñez por la representación del Gobierno.

A continuación iban representantes de la Universidad con el Sr. Carracido a la cabeza; de todas las Academias, del Ateneo y del Centro de Hijos de Madrid.

Detrás, la Diputación con los maceros y el Ayuntamiento”.- La Libertad 21-6-1922

“La banda municipal interpretó durante la carrera sentidas composiciones”.- El Globo 23-6-1922.

  1. Juan dedico su vida a cambiar la sociedad mediante la política y a enriquecer nuestra cultura y conocimientos con sus novelas. Pero a diferencia de algunos ejemplos muy habituales en nuestra política actual, D. Juan no utilizó la política en beneficio propio y murió pobre, excesivamente pobre. La entonces, Real Academia Española supo agradecer su trabajo proporcionándole una última morada donde las generaciones venideras podemos descubrir y recuperar su obra.

Sus restos reposan junto con los de otros ilustres escritores de su época, en el conocido como Panteón de Quintana de la Necrópolis del Este. Panteón que fue trasladado piedra a piedra desde el cementerio de la Patriarcal.

Escuchando el mármol, aprendemos del pasado. Su voz, en la voz de estas crónicas.

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