La salida de Pedro Sánchez de la Secretaria General del PSOE –esa a la que llegó hace dos años de rebote gracias al apoyo del partido de Andalucía– deja al socialismo español desgarrado y herido. Así, toca coser, y mucho, la estructura de un partido que con 137 años de historia se enfrentaba hoy a una encrucijada de fundamental abordaje tras la caída permanente de votos en todos sus territorios sin excepción. No será fácil el trabajo que a partir de ahora tendrán por delante las personas que integren la gestora socialista: La respuesta a la fecha de las primarias que elijan el nuevo liderazgo en el PSOE y la posición en el debate de investidura serán dos de los desafíos a los que deberá responder.

Pero si de algo no cabe duda es que la división en dos del PSOE, tras la votación celebrada en el Comité Federal, deja al socialismo español en una situación de compleja ruptura interna, algo que requerirá necesariamente de los mejores sastres para levantar las siglas de un partido con vocación de gobierno.

De entre los llamados a liderar el PSOE en este nuevo tiempo, destaca la figura del presidente asturiano Javier Fernández, un hombre sabio, de consenso y prudente, con visión de estado, en el que descansa gran parte del mejor poso ideológico del socialismo histórico de nuestro país. Son elementos fundamentales en un tiempo en el que será básico cerrar las heridas de la batalla orgánica con la suma y no la resta, con el consenso y la integración de quienes desde posturas diferentes tienen en común la pertenencia al PSOE.

Tras la cruenta batalla librada en la calle Ferraz, la generosidad y el paso atrás de quienes han participado más abiertamente en la misma deberían ser clave para que otros socialistas den el paso adelante en el liderazgo de un nuevo tiempo sin bandos ni bandas. Es aquí donde Javier Fernández aparece, un hombre tranquilo, sabio, de Mieres, que llego a la política en el año 1987 con las manos llenas y el bagaje profesional que le dio su plaza en el Cuerpo de Ingenieros de Minas adscrito al Ministerio de Industria y Energía del estado. Inició su actividad política en el PSOE asturiano como Director Regional de Minas y Energía de la mano del Presidente del Principado de Asturias Juan Luis Rodríguez-Vigil y del entonces consejero de Industria, Comercio y Turismo Víctor Zapico. De ahí pasaría al Congreso de los Diputados en el año 1996. Con la victoria del PSOE en la Comunidad en 1999 de la mano de Vicente Álvarez Areces, ocuparía la Consejería de Industria, Comercio y Turismo. Posteriormente, en el año 2000, llegó a la Secretaria General de la Federación Socialista Asturiana. Sería aquí donde de nuevo Javier Fernández demostraría su talante y ética, dimitiendo como consejero y volviendo a su puesto en la Dirección General de Minas. En 2003 fue designado senador por Asturias y en los años 2004, 2008 y 2012 revalidaría su cargo como Secretario General de la Federación Socialista Asturiana, siendo candidato en el año 2011 a la presidencia de la Comunidad. Logró la victoria y fue elegido presidente autonómico tras el gobierno en Asturias de Álvarez Cascos, el Doberman del PP.

Quien lo conoce destaca en él su visión de estado, su afán lector y la pasión por el debate político. Aval de Eduardo Madina en las primarias socialistas en las que llego al poder Pedro Sánchez, siempre ha mostrado su profunda admiración por el socialista vasco, al que le une una amistad profunda.

Respetado por el conjunto del partido, todos recuerdan el discurso de apertura que Javier Fernández dio en la Conferencia Política de aquel mes de Noviembre de 2013, hace ya casi tres años. Dicha intervención parece ahora de plena actualidad en quien podría ser la mejor baza de un partido necesitado de una refundación. Hoy, con la fractura producida en el seno del comité federal, el PSOE necesitará trabajar durante largos años en la reconstrucción de su vocación de gobierno de la mano de alguien que ninguno de los bandos identifique como enemigo, sino como compañero. Ese es sin lugar a dudas Javier Fernández.

3 COMENTARIOS

  1. Este lo han elegido por monigote. Socialista de conversión tardía y cuando el pesebre se desbordaba por todos los lados. Un inepto político sin moral porque ningún socialista cabal se prestaría a esta ruindad.

  2. Sí, fue muy sabio dejando Oviedo pasto del PP y obteniendo la alcaldía de chiripa. Además habla el lenguaje de Isidoro Lengua de Serpiente «sí pero no», «no pero sí». Otro grande.

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