Desde que su Soldados de Salamina lo pusiera inopinadamente en el frontal de autores más destacados de la actual literatura en español, este escritor nacido en un pueblecito de Extremadura y residente desde su infancia en Gerona, donde es profesor universitario, ha tenido un dato biográfico que propios y extraños siempre han atendiendo con curiosidad desde que se le sigue la pista. El nombre de su lugar de nacimiento: Ibahernando. Ahora, después de una exitosa carrera literaria, con ocho novelas publicadas, además de ensayos y misceláneas, Javier Cercas (1962) ha decidido escribir el libro de su vida. Y para ello, claro, no ha tenido más remedio que regresar al principio de todo, a Ibahernando.

Y así ha sido, el libro de su vida en el pleno sentido de la expresión. El libro de su vida porque, queriendo indagar en el infausto destino de un familiar directo fallecido con solo 19 años en la batalla del Ebro en plena guerra civil, ha logrado retratar su propia existencia y el origen de la misma, con la maestría con que acostumbra a hacerlo ya en sus anteriores propuestas narrativas –verdaderos artificios de sabia experimentación literaria deconstruyendo los límites de lo ficcional y la real–, en la que Soldados de Salamina supuso un cenit que parecía insuperable.

El monarca de las sombras (Literatura Random House) cierra definitivamente el círculo. Tanto en cuanto a la temática relacionada con el conflicto que hizo que españoles se mataran entre sí durante tres años, como de su sentido de la experimentación narrativa huyendo de la ficción como si de una condena de los dioses del Olimpo se tratara.

Aquel tío paterno de su madre, Manuel Mena, ha sido la figura que ha rondado durante años y años la mente del Javier Cercas escritor, del Javier Cercas extremeño de nacimiento y del Javier Cercas protagonista de su novela, pero le ha rondado sobre todo como excusa meramente de partida para acometer el verdadero proyecto que finalmente ha llevado a buen puerto, no sólo con maestría de escritor de relumbre sino con una sabiduría creativa reservada a muy pocos. Este objetivo no era otro que escarbar en su pasado, en el de su familia y sus orígenes, pero sobre todo en su propio pasado, en el que la tierra que lo vio nacer le marcó a él y a todos los suyos hasta el día de hoy.

Los Cercas eran los patricios de Ibahernando, un pequeñísimo municipio cacereño que apenas supera los 500 habitantes en la actualidad, pero como tales fueron también durante aquellos años previos a la guerra civil víctimas propiciatorias para que el fascismo arrasara con la arraigada creencia de que con él les iba a ir a todos mejor en medio de un creciente fuego ideológico cruzado. No sólo no fue así sino que quedó para siempre el ejemplo de Manuel Mena en el horizonte familiar hasta nuestros días.

Cuando el protagonista Manuel Mena deja paso al protagonista Javier Cercas, El monarca de las sombras se convierte en una iluminadora creación literaria jamás vista, si acaso intuida en la obra que lo elevó a los altares hace ya más de tres lustros, porque ya allí se atisbaron las nuevas posibilidades de la novelación de la realidad y sobre todo de la indagación detectivesca de rastros de un pasado reciente con protagonistas de carne y hueso que tienen su papel destacado en la novela como lo pudieran tener Madame Bovary o el mismísimo Quijote.

A esta decisiva aportación de la nueva novela de Cercas se suma la que ya se preveía cuando decidió abordar de nuevo un asunto relacionado con la guerra civil: la de los heroísmos falsamente apelados patrióticos, aquellos que elevan a los altares a personas o gestas supuestamente ejecutadas para el bien común de los ciudadanos agrupados bajo una patria o una bandera o un presunto ideal. En todo ello hay mucho más de insana toxicidad que de loable veneración. El escritor de Ibahernando salda con esta introspección histórica familiar una deuda pendiente, con él mismo, con su familia y con muchos españoles, que aún pretenden creer que las heridas sanan sólo con que les dé el aire de la calle.

Otro mérito que merece una ovación de campeonato para Cercas es esa capacidad que posee de hacer creer al lector que la novela se va haciendo poco a poco, paso a paso, conforme el Cercas protagonista va tirando del hilo hasta llegar al emocionante desenlace final. Porque el título elegido, cuyo significado no es desvelado hasta las páginas finales de la historia, da buena muestra de este pulso firme y templado que el Cercas narrador tiene para que su artilugio no deje nada al albur aunque se aparente todo lo contrario.

Todo atado y bien atado lo ha tenido siempre Javier Cercas, desde aquel lejano día en que ya supo que en algún momento escribiría la novela de su vida, precisamente ésta, El monarca de las sombras, una obra maestra sin paliativos. Y no olvidemos nunca su sabia lección: no dudar jamás entre el efímero y evanescente Aquiles de la Odisea, que llora su suerte desde el inframundo, y el eterno héroe que deja a las brasas de la parca la Ilíada. Uno de ellos es el monarca de las sombras, ¿adivinan cuál?

 

El monarca de las sombras
Javier Cercas
Literatura Random House
288 páginas
20,90 €

 

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