Ausencia

Era una mañana infernal. El cierzo clavaba sus garras y el sol se amorraba entre oscuros nubarrones. Un manto blanco cubría el horizonte. Justo salió, como todos los días, camino de la tenada. Las ovejas no entendían de nieve, frío o enfermedades. Al llegar junto al arroyo, una capa de hielo escondida entre la poca nieve en polvo arrastrada por el viento, tiró bruscamente de los tobillos del pastor e hizo que saliera despedido, cayendo de espaldas. El amo, al ver que tardaba, recogió al caporal con el carro y lo llevó al médico. Justo, permanecería en cama y sin moverse lo que quedaba de invierno, y parte de la siguiente primavera.

El mayoral, llevaba inmovilizado dos meses. El invierno seguía su curso. La nieve se negaba a retirarse y el Cierzo seguía enseñando sus dientes. Benito, el amo, andaba dándole vueltas a una idea que le rondaba últimamente por la cabeza. ¿Cómo era posible que siendo un invierno tan crudo o más que los anteriores, la troje no disminuyera al mismo ritmo que las campañas pasadas? ¿Estaría echando menos cebada en las duernas? No era probable. Las ovejas estaban lustrosas y su lana era fina y algodonosa. Entonces, solo cabía una explicación. Benito se acercó a casa de Justo y con la excusa de ir a buscar un celemín, subió al desván y encontró algunos sacos llenos y cerrados. Quitó la cuerda a uno de ellos y observó que contenía cebada. ¿Pero, de dónde la había sacado si Justo no cultivaba tierras y tampoco tenía ganado propio? La respuesta era evidente. Otros años la troje bajaba más deprisa, porque Justo le robaba la cebada.


 

Indignación

“Y la Inmundicia se hizo carne y habitó entre nosotros” Así redactaría hoy Juan este fragmento del Nuevo Testamento.

En el Partido Popular niegan la evidencia: que a pesar de que ninguno de sus posibles socios quiere cambiar nada, no desean negociar el gobierno con una formación acosada por la corrupción allá donde escarbes. Y no sólo porque durante esos últimos cuatro años y pico de rodillo aplastante hayan sacado de su chistera esa política que demuestra lo que realmente son: herederos naturales del franquismo más recalcitrante. Ahí están la Ley Mordaza (llamada eufemísticamente Ley de Seguridad Ciudadana), La LOMCE o el Tasazo Judicial del endeudador de Madrid Alberto Ruiz Gallardón (recién traída a la coyuntura porque el Constitucional ha dictaminado, no que las tasas sean inconstitucionales, sino que si lo es no haber previsto mecanismos para que los pobres puedan acudir a la justicia, al menos sobre el papel). Ahí están los intentos de volver a penalizar el aborto (también del “progre” Gallardón), o sus indecentes indultos a condenados por corrupción o a los Mozzos de Escuadra condenados por TORTURAS. No hay Ayuntamiento o Comunidad que se libre de las sospechas de obras con costes demasiado elevados, cohechos o contratas amañadas. Desde el Hospital de Burgos, al aeropuerto sin aviones de Corvera (Murcia). Desde las tarjetas Black a las gafas espías del Ayuntamiento de Cádiz.

Pero lo que más nos indigna es la caradura y la poca vergüenza que muestran a la hora de señalar a los demás. Indignante es que Celia Villalobos diga que, a la jueza que imputa a su partido por destruir los discos duros, le gusta mucho el Partido Comunista. Discos duros, en los que Bárcenas debía de guardar algo más que la contabilidad, a juzgar por las 35 sobreescrituras o formateos y el rallado completo posterior por si aún quedaba algo que pudiera salir a la luz. Indignante e indecente viniendo de un partido que, recordemos, se negó unas cuantas veces en la época de Zapatero, cuando no tenían mayoría, a renovar el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, para hacerlo cuando su rodillo permitió nombrar, por ejemplo, Presidente de ambos organismos a un “donante” de esa formación que “casualmente” ingresaba en el partido, la misma cantidad que la cuota de afiliado en 2011 en la provincia de Barcelona (Eldiario.es 18·jul·2013). Más indignante aún si hacemos caso al titular del Plural del 8/4/2014 en que se decía “El ‘TOP’ del dinero negro de Bárcenas lo encabezan Rajoy (406.000 euros) y ‘su maquiavelo’ Arriola (1.410.276 euros) , que como todos sabrán es esposo de la señora que jugaba al Frozen mientras debía estar atendiendo al debate en el Congreso de los Diputados.

Pero a la indignación no sólo nos llevan los centenares de casos de corrupción que lleva el PP impregnado a sus siglas como el humo de una chimenea que tira mal se pega al pelo o a la ropa. A muchos nos deja ojipláticos que un presidente del PP, como el de Baleares, diga que sus 80.000 € al año son un salario menor que el de “un camarero o el de una mujer de la limpieza”. Para empezar, creer que en esta España de pobreza y servilismo que ha creado el PP, sólo las mujeres ejercen de limpiadoras (aunque sean mayoritarias) es muy machista y muy típico de quiénes no las respetan. Pero es que además este tipo se está riendo en la cara de todas esas camareras y camareros, de todas las personas que se dedican a barrer, fregar, limpiar baños (con la cantidad de cerdos que andan pululando por España), etc., que tienen jornadas de 10, 12 o 14 horas por un mísero salario de 700 euros al mes o lo que es peor, por 2,50 € la hora. (Para el Maquiavelo balear menos de 10.000 euros año, y por tanto, lejos de sus 80.000). Quizá lo que quiso decir este señor es que su salario de 80.000 euros está por debajo de algunos de los amigos y familiares enchufados en empresas públicas (Presidente y vicepresidente de SEPI, Presidentes de RENFE o ADIF, etc). El diario “El Mundo” titulaba así el 16·2·2016:”Uno de cada cuatro altos cargos de la Administración, es “’cienmileurista’ ”.

Pero lo más indecente de todo es que estos plutócratas crean que las elecciones son como el agua oxigenada en una herida, que desinfectan y curan. Las elecciones no son ningún antiséptico de la corrupción. España es el país en el que igual que el 1 de octubre de 1975 dos millones de personas aclamaban a Franco en la Plaza de Oriente y millares de españoles se pasaron a despedir al golpista genocida, en diciembre de 1978, nadie había estado nunca bajo el balcón del Palacio Real, y nadie o casi nadie había llorado la muerte del dictador. De igual forma, nadie vota al PP, y todo el mundo está contra la corrupción. Los siete millones de hooligans que les mantienen a pesar de legislar contra sus propios intereses, permanecen, en su mayoría, ocultos y son los mismos, que si pueden, contratan un fontanero o un albañil sin pagar el IVA.

Y esta es otra, porque quienes somos distintos, quienes trabajamos por los demás sin pedir nada a cambio, (en lugar de venir a servirse), tenemos la obligación de dar ejemplo. Y no podemos esperar que ningún empleado nuestro, por su cuenta y por confianza, pague su seguridad social como autónomo porque nosotros no podemos pagársela al no tenerlos contratados suficientes horas según la legislación. Nuestra obligación, como ejemplarizantes que somos, es la de comprobarlo exigiendo documentación. Como tampoco podemos decir, ni en broma, que vamos a azotar a una mujer, por muy mal que nos caiga y por muy “simple” que sea. El machismo hay que desterrarlo de hecho, obra y pensamiento, de facto y de omisión. Y, las bromas, para los amigos. Si al final, nos suceden estas cosas, la única forma de afrontarlas, y dar ejemplo, es con la dimisión. Somos menos de los necesarios para el cambio, pero si nos comportamos como los demás, acabaremos aborrecidos y el cambio volverá a ser una quimera.

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Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.

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