Boris volvió la cabeza al escuchar en una conversación la expresión “eso no es posible”. Es algo que se repetía muchas veces. Escuchaba expresiones como “eso no es posible” o “eso es imposible” que sonaban habituales en el lenguaje. Más que eso, Boris pensaba que eran habituales en el comportamiento humano. La historia de la humanidad se escribe entre los extremos de afirmar que algo es imposible para, a continuación, hacerlo posible. Era imposible enviar una sonda que fotografiara Plutón, pero se logró.
Para Boris era algo cotidiano. El debate interno entre afirmar categóricamente que “es imposible que me toque ese sorteo” para a continuación jugar a las quinielas, la lotería o los cupones de la ONCE. La esperanza de ganar y la desesperanza de pensar que es imposible.
La explicación a la que llegaba Boris es que cuando algo parece muy difícil de realizar, se dice que no se pude hacer. Mientras que sea una forma de hablar, no es un problema; cuando se convierta en una forma de pensar, será preocupante.
Boris prefería la lectura que hizo el boxeador Muhammad Alí cuando dijo que: “Imposible no es un hecho, es una opinión. Imposible no es una declaración, es un desafío. Imposible es potencial. Imposible es temporal. Imposible no hay nada”. De esta sentencia: “Impossible is nothing”, se hizo más tarde una canción por parte del grupo Depeche Mode, e incluso un eslogan comercial de marcas deportivas.
A Boris le preocupa que los jóvenes caigan en el conformismo, en la desazón de pensar que algo no se puede hacer o no se pueda cambiar porque crean que es imposible. La vida es una sucesión continua de desafíos, y no se pueden afrontar pensando de antemano que son imposibles de superar. La juventud tiene que ser inquieta, inconformista, audaz, soñadora, emprendedora… Porque la juventud es el futuro, y el futuro que nos toque vivir se refleja en el espejo de la juventud actual.
La esperanza de Boris es que con el tiempo podamos decir DE los jóvenes de hoy aquella frase que se atribuye en singular a Albert Einstein y en plural a Jean Cocteau: “como no sabían que era imposible, lo hicieron”.
El Castillo de Neuschwanstein es una construcción de ensueño rodeada por un hermoso paisaje que inspiró al mismísimo Walt Disney para la creación del castillo de la Bella Durmiente.
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