En el marco de un evento celebrado en el Club Metropolitan de Bogotá y organizado por Diálogos por la Democracia Colombiana, una organización formada por un grupo de librepensadores, profesores, analistas, juristas y un sinfín de condiciones y profesiones más, el que hasta ahora sido el negociador principal por parte del gobierno colombiano con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Humberto de la Calle Lombana, presentó sus propuestas e ideas, en una suerte de decálogo, para sacar al país de su atraso secular y situarlo, definitivamente, en el siglo XXI. ¿Buenas intenciones, pura retórica o un gran programa? El tiempo nos dará la respuesta.

  1. Un nuevo concepto de democracia en un mundo en cambio. La democracia ya no es lo que era, el mundo está cambiando y surgen nuevas amenazas y peligros que hacen que debamos reconsiderar todos nuestros conceptos. Sin embargo, es importante que la democracia colombiana sea capaz de superar la apelación al odio, el recurso a los insultos y los ataques sin consideración alguna, hace falta otra cultura que nos permita superar los conflictos y rivalidades. Una nueva cultura política para una nueva democracia colombiana es  algo absolutamente necesario, señaló el candidato. Hacen falta más espacios para el diálogo y la reflexión, como Diálogo para la Democracia Colombiana, y menos crispación e insultos.
  2. Inequidad social frente al desarrollo de una política social. El ya precandidato presidencial, seguramente por los liberales o por el bloque que se acabará conformando en torno a los partidarios del gobierno, aseguró que crecimiento económico de Colombia en los últimos años no fue capaz de generar inclusión social y superar el problema de la inequidad crónica en el país. En este sentido, y para superar este flagelo endémico, hay que replantear la educación en el país y generar una nueva cultura de la tierra, generando una reforma agraria real. «El índice Gini que mide la desigualdad en el mundo coloca a Colombia más cerca de América Central que de otros países desarrollados del continente», agregó de la Calle Lombana.
  3. El problema de la ausencia del Estado. Ligado al problema de la inequidad, está la ausencia del Estado en Colombia, que deja a numerosos colectivos fuera de la acción del mismo y sin la adecuada prestación de servicios absolutamente necesarios. Afrocolombianos, minorías étnicas y la misma costa colombiana están fuera del radio de acción del Estado; hace falta una nueva cultura integradora de todos esos actores que están fuera del «radar» del sistema para superar la inequidad social y hacerlos partícipes de todos los servicios que presta la administración. También el Estado debe atender la inseguridad ciudadana, ya que todavía el índice de homicidios es muy alto si se compara con los niveles internacionales y regionales. «Se avanzó mucho en este tema en los últimos años, hubo notables avances en seguridad, pero todavía queda mucho camino por andar y hacen falta más resultados», señaló el que ya algunos consideran futuro presidente de Colombia.
  4. Reforma agraria integral. En el reparto de la tierra, o en el mal reparto de la misma se podría decir, radica una buena parte de los problemas de Colombia y que generaron el conflicto que azotó a la nación durante décadas. Además, este reparto de la tierra está muy ligado a la inequidad social y a la necesaria inclusión de las capas menos favorecidas. Afrontar este asunto del reparto de la tierra debería ser una parte fundamental para un programa de modernización del país una vez que se ha alcanzado un acuerdo con las FARC para poner fin al conflicto.
  5. Crecimiento con inclusión social. En Colombia ha habido un alto crecimiento económico en los últimos años que no se ha traducido en una mayor riqueza y prosperidad para todos. El crecimiento económico, que ahora se ha ralentizado por la crisis regional y también global, debe enfocarse con una visión más integradora y generadora de riqueza para todos. ¿Cólo lograrlo?, ese será el gran desafío que tendrá sobre la mesa el futuro presidente de Colombia sea del color que sea.
  6. Tratamiento de la minería y la industria petrolera con otra visión. El candidato abogó, y también defendió, una minería más integrada y amigable con el medio ambiente, amén de más cercana  a las comunidades donde opera y buscando la veeduría ciudadana de sus actividades. De igual forma, se ha llegado a la absurdidad de que la industria petrolera hoy aporta el 60% de los ingresos del Estado colombiano y no se ha racionalizado ni puesto al servicio de unos verdaderos intereses nacionales. Hay que acercar estas industrias a la ciudadanía y que realmente estén al serivicio del país. No pueden ir sus intereses por un lado y, en el otro, los de los ciudadanos.
  7. Sistema tributario. Necesidad de articular un sistema eficiente y justo que sirva a las necesidades del país; se paga mucho y los recursos no se gastan siempre de la mejor manera. Ese sistema debe funcionar más eficientemente para que, precisamente, haga posible el crecimiento económico con una mayor inclusión social. De la misma forma, esos impuestos deben ser capaces de articular un sistema de subsidios sociales acorde a las necesidades del país.
  8. Más participación ciudadana, hacia una democracia realmente representativa. Existe una notable erosión de las instituciones, los partidos políticos y los congresistas y senadores ante la ciudadanía; su imagen está por los suelos y hace falta una nueva relación entre representantes y los representados para que nuestro sistema político sea capaz de ser una auténtica democracia representativa. «La política goza de un notable desprestigio en Colombia y en otras partes del mundo, o se supera esa crisis o la democracia entrará en un grave problema de legitimidad», señaló el hombre que ha liderado el proceso de paz con las FARC en estos años. «Luego en Colombia», señaló de la Calle Lombana, «hay otro problema añadido: la participación en los diferentes comicios es muy baja y eso le resta legitimidad al sistema».
  9. Importancia del papel de la educación en el desarrollo del país. El Estado no debe descuidar la educación pública y es muy importante que eleve su nivel en todos los ámbitos para superar la inequidad social; debe ser integradora y capaz de forjar auténticos ciudadanos responsables ante la sociedad. «Nunca desantenderé la educación pública, de la cual fui alumno aplicado y disciplinado», señaló el precandidato liberal.

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