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Hipocondría

David Almorza Gomar
David Almorza Gomar
Profesor Titular de Universidad de la Universidad de Cádiz, en el Departamento de Estadística e Investigación Operativa, adscrito a la Facultad de Ciencias del Trabajo. Ha sido Vicerrector de Alumnos de la Universidad de Cádiz (desde el año 2003 hasta el 2013) y Vicerrector de Responsabilidad Social y Servicios Universitarios de la Universidad de Cádiz (desde 2013 hasta 2015). Durante estos doce años, ininterrumpidamente, ha tenido entre sus competencias el Área de Deportes de la Universidad de Cádiz. Ha promovido la creación del Aula Universitaria de Fútbol de la Universidad de Cádiz, y en estos momentos ocupa el cargo de Director del Aula de Fútbol. Tiene el título de Entrenador Nacional de Fútbol con Licencia UEFA-PRO. Ha entrenado en las categorías Infantil y Cadete del Cádiz C.F. desde el año 2010 hasta la actualidad. Además, en el Cádiz C.F. ocupa el cargo de Coordinador de Delegados y Auxiliares de Fútbol Base desde el año 2014.
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análisis

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Se define hipocondría como una afección que se caracteriza, entre otras cuestiones, por una preocupación constante y angustiosa por la salud. El origen del término hace referencia a la región anatómica llamada hipocondrio, lugar donde se creía que se acumulaban los vapores que causaban este mal.

El hipocondríaco más conocido ha sido el personaje de Molière en su obra “El enfermo imaginario”. Otro caso mucho menos conocido es el del médico investigador Boris Pérez, un hipocondríaco de libro convencido de que padece al menos dos tipos de cáncer entre otras enfermedades varias. Su médico ya le conoce y siempre le disuade de alguna manera amable.

Un día Boris fue a la consulta aquejado por un dolor de garganta que él asociaba a su cáncer de siempre. Ese día no estaba el médico habitual y la consulta era atendida por otro médico que no sabía de los problemas de hipocondría que padecía Boris.

“Buenos días doctor, vengo por la garganta”. “Está bien, echemos un vistazo”. Tras la observación el médico dijo que no le iba a mandar ningún medicamento, que todo acabaría en cuestión de días. Boris no le dejó terminar el diagnóstico y preguntó si su cáncer ya era terminal, en cuestión de días, y que si por esa razón no le mandaba nada. “¿Qué terminal ni terminal?”, preguntó el médico. Boris sin dudarlo respondió: “Y si no es terminal, ¿en qué etapa se encuentra el cáncer que me ha detectado?”. Después de un “¿Pero qué cáncer?” y algún cruce de palabras más, todo acabó con el guarda de seguridad acompañando a Boris a la salida.

Internet no ha ayudado mucho a los hipocondríacos. No se aconseja el uso de las redes sociales con fines autodiagnósticos. Tras una breve visita al ciberespacio, Boris acudió corriendo a su médico y le explicó que estaba seguro de tener simultáneamente los síntomas correspondientes a siete enfermedades raras. Poco sirvió el argumento de que si ya es raro tener una enfermedad rara, como su nombre indica, “imagínate tener siete enfermedades raras a la vez”. Y así sigue Boris con su hipocondría y sus cosas, pero ya por lo menos no busca en internet, ahora se entretiene con los efectos secundarios de los prospectos de las medicinas.

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