«Haciendo camino»

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Estamos a  punto de asistir, a la culminación de una de las etapas que, según el cuaderno de ruta, deben cubrirse para que Arnaldo Otegi, el llamado «Hombre de paz» en uno de los mayores dislates sufridos en la estancia de Zapatero en la Moncloa que no es otro que el presentar a Otegi como candidato a Lendakari en  unas próximas elecciones autonómicas vascas, cuando finalice el periodo de inhabilitación, para cargo público, que pesa sobre sus espaldas, según sentencia firme del Tribunal Supremo.

Inicialmente, en el tan cacareado desarme de ETA, se pretendía enmascarar la derrota sufrida por el terrorismo etarra, a manos del Estado Democrático, con la escenificación ante los ciudadanos, de una simbólica entrega de armas, en la que estuvieran representantes de los gobiernos, español y francés junto con alguna clase de representación internacional, imitando el modo y manera en que se finalizó el problema terrorista que padeció la Gran Bretaña.

Fracasada esta intentona por la negativa de los gobiernos, español y francés a participar en la «mascarada», la dirección política de ETA ideó, con el fin de intentar dar al acto de entrega de armas una aparente intervención internacional, creó una mal llamada «comisión internacional de verificación del desarme», integrada por personas de diversos países que, en realidad eran pagadas con fondos de oscuro origen.

La última «mascarada» creada para intentar dar lustre a la escena de la entrega de armas; por cierto, la mayoría de ellas antiguas y de explosivos con cierta probabilidad de estar deteriorados y, posiblemente caducados en su mayoría, ha sido intentar el respaldo de las distintas opciones políticas vascas con una declaración en la que insta a los gobiernos, español y francés, a facilitar o colaborar, no oponiendo trabas de carácter administrativo a dicha entrega.

Este último acto contó con la frontal oposición del PP y de las asociaciones de víctimas del terrorismo, pues en el fondo suponía la equiparación en un mismo paquete de las víctimas y de los impulsores y partícipes del terrorismo, ya que a diferencia del terrorismo del IRA , lo que hubo en Inglaterra fue una auténtica guerra entre dos bandos, con ataques y víctimas de ambos, pues no olvidemos cuál fue la actuación del ejército británico, mientras que, aquí, solamente hubo  asesinos que fríamente planificaron los actos terroristas sin que hubiera reacción alguna de las víctimas y sus familias, siendo impensable la equiparación de las víctimas con sus verdugos, que es lo que en definitiva se pretende.

¿Qué tiene de vergonzosa la foto hecha pública ayer? Simplemente, la presencia en la misma de los representantes del partido socialista vasco y del PNV. No causa extrañeza la presencia del PNV, ya que no simboliza más que la realización práctica de aquella manifestación de Javier Arzallus, que decía: «Unos sacuden el árbol y otros cogen las nueces». El PNV, en su afán de evitar su desplazamiento paulatino de la escena política vasca a pie de las fuerzas nacionalistas  radicales vascas de cara a su futuro político, intenta, con su presencia en la foto, no dar la impresión de sentirse desplazado dentro del panorama político futuro, mientras que el partido socialista vasco, actual artífice del gobierno vasco, mediante su apoyo al PNV, pretende ocultar el descenso continuado de sus electores, miremos el pésimo resultado obtenido por los socialistas en las últimas elecciones autonómicas vascas, por lo que necesita, quizás más que ningún otro partido, una participación aparentemente activa en la finalización del desarme de ETA.

Parece mentira que un partido que ha inmolado a muchos de sus militantes a lo largo de la locura que ETA simboliza, se haya dejado arrastrar, con algunas excepciones, a una comparecencia que, como queda dicho, pretende equiparar las víctimas con sus verdugos y una paz sin vencedores ni vencidos.

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