La auditora que firmó la salida a bolsa de Bankia y que arruinó a cientos de miles de personas ha hecho lo mismo con el Banco Popular. PwC, la auditora del Santander y del Popular, ha sido contratada para la operación de venta de los 30.000 millones del ladrillo del BPE.

Durante todo el proceloso camino del Banco Popular hasta su intervención por la Junta Única de Resolución y posterior venta por un euro al Santander ocurrieron cosas muy oscuras, tal y como hemos contado en Diario16. Sin embargo, hasta ahora hay un aspecto que apenas se ha tocado y que es fundamental para el sector financiero: el papel de las auditoras.

Es significativo el hecho de que tanto al Santander como al Popular las auditara la misma empresa: PricewaterhouseCoopers (PwC) y que la anterior auditora del Santander fuese Deloitte. También es significativo el hecho de que un informe de ésta fuese el que inclinara la balanza hacia la intervención y venta al banco cántabro de la sexta entidad financiera española por un euro, decisión que ha dejado a más de 300.000 pequeños accionistas en la absoluta ruina.

PwC fue la empresa en la que coincidieron Luis de Guindos, actual ministro de Economía de España, y Antonio Carrascosa, ex director general del FROB y que actualmente ocupa una de las vicepresidencias de la JUR. Es decir, que hubo una relación entre el ministro de Economía español, uno de los responsables de la caída del Popular, y el vicepresidente de la Junta de Resolución, quien tomó la decisión de intervenir a la sexta entidad española, con una empresa que tenía intereses tanto en el Santander como en el Popular. ¿En las dos o sólo estaba trabajando para el banco cántabro?

La responsabilidad de Luis de Guindos en todo lo que ha ocurrido con el Banco Popular está sobre la mesa. En primer lugar, por no intervenir a través del BdE y la CNMV las operaciones en bolsa que devaluaron el valor de la acción un 66% en apenas tres meses. En segundo lugar, por no frenar a Emilio Saracho viendo los errores de libro que estaba cometiendo de manera interesada, errores que alguien como Francisco González o José Ignacio Goirigolzarri no hubieran cometido. En tercer lugar, por no intervenir para parar la filtración constante de información privilegiada a las instituciones públicas, privadas y religiosas para que sacasen sus depósitos y productos de inversión del Popular.

De Guindos sabía de la realidad del Popular porque su relación con PwC hacía que conociera de primera mano todo. Aquí entra también Carrascosa, un hombre suyo, un hombre que siempre fue de la mano del ministro desde los tiempos en que De Guindos fue secretario de Estado en los gobiernos de José María Aznar, un hombre que ocupó cargos de responsabilidad en la CNMV, el Banco de España o en el Ministerio de Economía. Siempre bajo la manta de Luis De Guindos.

Carrascosa era el hombre clave para que, si el Popular no era comprado por el Santander a un precio no superior a los 4.500 millones de euros, fuera intervenido por el puesto que ocupa en la Junta Única de Resolución. Toda la operación de acoso y derribo al Popular estaba orientada desde un principio a que fuera el Santander el comprador de la sexta entidad financiera del país, una operación que llevaba meses, incluso años, gestándose en reuniones secretas en las que intervinieron directivos de ambas entidades. Esta es la razón por la que, tras la llegada de Emilio Saracho —un hombre del Santander a pesar de que en los últimos años desempeñó cargos en el banco de inversión BP Morgan Chase—, ningún rumor o ninguna filtración a la prensa apuntara al Santander. En los últimos días se habló mucho de Bankia y se pasó de lado por el Sabadell o el BBVA y sólo en la tarde del 6 de junio se comenzó a afirmar que el banco cántabro había calculado que si se quería hacer con el Popular tendría que realizar una ampliación de capital de 5.000 millones de euros. Apenas dos meses antes de que se interviniera al Popular y se regalara al Santander por un euro, la entidad cántabra realizaba un fichaje importante: Eduardo Pomares, al que se le llamaba Monseñor Pomares, porque era la persona que gestionaba los activos y depósitos de la Iglesia Católica, de Fundaciones Diocesanas, Diócesis, organizaciones como el Opus Dei o de la propia Conferencia Episcopal. Un total de 5.500 millones de euros (un 0,55% del PIB español). El fichaje de Pomares es un claro indicio de que el Santander ya estaba organizando la entrada del Popular en su estructura varios meses antes de la intervención.

Hay un hecho internacional que marca el inicio de la operación, tal y como ya informamos en Diario16: el Brexit. El Santander hizo un gran favor a las autoridades bancarias y a la Unión Europea. En el año 2013 David Cameron anunció que convocaría un referéndum antes de 2018 para que el pueblo británico decidiera si quería que el Reino Unido continuara en la UE si el Partido Conservador ganaba las elecciones de 2015. Las ganó y el 8 de septiembre de ese año la Cámara de los Comunes da luz verde a la ley que autoriza la convocatoria de un referéndum europeo. El Santander sabía perfectamente que un voto favorable a la salida del Reino Unido de la UE iba a tener efectos muy negativos en su negocio británico y, por tanto, en el Grupo, sobre todo teniendo en cuenta el descenso de los beneficios en España y en las distintas divisiones latinoamericanas. Es entonces cuando el Santander pasa factura y los mecanismos se ponen a funcionar para buscar una solución que rescatara a la entidad cántabra.

Casualmente, en el periodo que va desde la victoria de Cameron en mayo de 2015 y la aprobación por la Cámara de los Comunes de la convocatoria del referéndum es cuando se anuncia el cambio de auditora por parte del Santander: tras 25 años de relación con Deloitte la entidad cántabra contrata a PwC para auditar sus cuentas durante los años 2016, 2017 y 2018. Precisamente PricewaterhouseCoopers, la auditora del Popular y la auditora donde trabajaron Luis De Guindos y Antonio Carrascosa.

Las auditoras siempre han tenido un papel polémico dentro del sector financiero mundial. En España el último gran escándalo se pudo ver en los informes de Deloitte respecto a la salida a bolsa de Bankia que aprobaban las cuentas presentadas por la entidad entonces presidida por Rodrigo Rato y que, como posteriormente se está viendo en el proceso judicial por los peritajes independientes realizados a las mismas, no reflejaban la realidad del banco nacido de la fusión de diferentes cajas de ahorro entre ellas Cajamadrid y Bancaja.

En todo lo que rodea al caso del Banco Popular, las auditoras han tenido un papel fundamental, tanto PwC como Deloitte. La primera porque era, casualmente, la empresa que auditaba las cuentas tanto del Popular como del Santander, tal y como ya hemos afirmado anteriormente. La segunda, porque la decisión de intervenir y regalar a la sexta entidad financiera de España se basó en informes presentados por Deloitte, informes que, en algunos casos, están embargados por la Junta de Resolución y a los que nadie tiene acceso, hecho éste que va en contra de las normas europeas y españolas.

Sin embargo, en el caso del Popular esta entrada de las auditoras va mucho más allá porque demuestra el papel que tuvieron otros poderes en la decisión que ha dejado en la ruina a más de 300.000 pequeños accionistas. Veamos por qué.

Como ya hemos dicho, PwC era la empresa que auditaba las cuentas tanto del Popular como del Santander, en este caso tras la no renovación de su contrato con Deloitte en el año 2015 tras 25 años de relación para contratar a PwC. Por otro lado, Deloitte, que dio por buenas las cuentas de Bankia para su salida bolsa y que realizó el informe de liquidación del Popular, ha sido multada recientemente por el Ministerio de Economía con 1 millón de euros por una infracción grave en la auditoría de 2011 de las cuentas del banco cántabro.

PwC, como decimos, era la auditora del Banco Popular y determinó que a fecha de 31 de diciembre de 2016 la sexta entidad financiera de España tenía un patrimonio cercano a los 11.000 millones de euros y unos recursos de más de 8.000 millones. A los pocos días de dar por buenas estas cifras, PwC reexpresó su informe y afirmó que eran necesarias más provisiones y reestructuraciones por valor de 600 millones de euros. Sin embargo, Emilio Saracho, el hombre que puso el Santander para liquidar al Popular, no hizo caso a estas recomendaciones de PwC y aprobó las cuentas porque, según el presidente que llegó con la misión de liquidar al Popular y entregándoselo al Santander en bandeja, esos apuntes del auditor no eran importantes. No se podía esperar otra cosa de Saracho que no fuera tomar decisiones que fueran en contra de sus clientes, de sus accionistas y de sus empleados.

Entonces, ¿por qué se encarga a Deloitte un informe de liquidación? Lo que perdió el Popular con la operación de Saracho, el Santander y De Guindos, con la complicidad necesaria de los mercados y ciertos medios de comunicación, fue el valor en bolsa pero no todo su patrimonio (11.000 millones) ni el valor de negocio, por ejemplo, el 40% del mercado de Pymes. ¿Cómo se va a liquidar una entidad con tales cifras patrimoniales y de volumen de negocio? ¿Es esta la razón por la que se está ocultando el informe de Deloitte? La noche del 7 de junio se entregó por un euro al Santander ese patrimonio y esos volúmenes de negocio, además de la cartera inmobiliaria que está tasada en más de 30.000 millones. Todo ello en base a un informe de liquidación de una entidad que tenía capacidad para hacer frente a la situación generada en los mercados por los movimientos y el ataque de las estrategias a corto pergeñadas por Emilio Saracho y con la complicidad por ausencia del Banco de España y de la CNMV.

Por otro lado, PwC se ha hecho con un contrato con el fondo LoneStar para auditar la compra de la cartera inmobiliaria del Popular. ¿Qué prisa tiene el el banco cántabro en liquidar el ladrillo del Popular? Cuando esta operación se cierre el Santander obtendrá un beneficio 6 veces superior a lo que ha tenido que invertir con la ampliación de capital, todo apenas dos meses después de que los accionistas del Popular fueran despojados del valor de sus acciones. También demuestra que el Santander no tiene ninguna intención de echar para atrás la operación, por mucho que su presidenta afirmara en sus círculos íntimos que se arrepentía de haber comprado el Popular, sino, más bien, amortizarla para compensar las pérdidas que está teniendo la entidad cántabra. No puede anular la operación porque el futuro del Santander depende de los beneficios que va a sacar del Popular.

En conclusión, demasiados intereses cruzados, pero con una única víctima, los 300.000 pequeños accionistas del Popular que lo perdieron todo.

8 COMENTARIOS

  1. Y esto va a quedar en agua de borraja? 300.000 accionistas con sus respectivas familias no merecen ninguna consideración? así de fácil que expoliar la propiedad privada en este pais y el Ministro De Guindos riéndose en sede parlamentaria sobre el caso banco Popular, de qué se reía este hombre. Vamos a confiar en la justicia y ponga a cada uno en su sitio, sea quien sea y caiga quien caiga.

  2. verdaderamente se me caen lagrimas de satisfacion al ver q en este Pais aun tenemos un medio serio, independiente y q dice unicamente lo q sus profesionales encuentran despues de un trabajo de investigacion excelente.
    MUCHAS GRACIAS. Soys los unicos q me haceis ver una luz a lo lejos.

  3. Magnífico periodismo de investigación están haciendo Diario 16, son ustedes el único conducto de información fiable que tenemos los afectados del Popular para enterarnos de la verdad de la oscura trama que provocó la caída del banco, el problema aquí es que el alcance de responsabilidades llega a las mas altas esferas gobierno, BCE, JUR, CNMV , Santander, medios de comunicación y un largo etc.
    Sera complicado desenmarañar y juzgar a éstos poderes y sus largos tentáculos, pero yo deseo cada día que haya justicia de verdad, el fenómeno del siglo XXI es internet y las redes sociales que nos permiten unirnos, coordinarnos y difundir la verdad, ya no nos pueden censurar y se conocerá la verdad y pagaran tarde o temprano.

  4. Buena informacion, muy seria, seguir asi, nos haceis un gran favor a los ciudadanos que queremos una informacion veraz y que no sea manipulada como la de la mayoria de medios españoles, porque seamos sinceros y digamos las cosas como son, la mayoria de los medios en España son de grandes multinacionales y todas tienen intereses economicos muy fuertes y manejan estos medio-periodistas incluidos-tertulianos y directores de los grandes periodicos de PAPEL que estan arruinados y que gracias a estos capitalistas van tirando, pero claro el precio lo pagamos todos con las desinformaciones, mentiras y manipulaciones, aparte claro de estar con el gobierno corrupto del PP.
    Gracias Diario16

  5. No acierto a comprender el papel del charlatán del ministro de Economía, máxime cuando milita en una organización religiosa que ha perdido bastante dinero.

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