Estas elecciones andaluzas están demostrando la polarización existente en la sociedad española. Por mucho que los nuevos partidos hayan pretendido romper con su discurso el eje izquierda/derecha y plantear escenarios de transversalidad, al final siempre habrá progresismo y conservadurismo y, por lo tanto, polarización.

A falta de pocos minutos para que se inicie el recuento, Diario16 puede adelantar que el PSOE ganará estos comicios pero necesitará de un pacto con Adelante Andalucía para que Susana Díaz conserve la presidencia de la Junta. Los dos partidos tradicionales, PSOE y PP pierden votos, en mayor o menor medida, que se transfieren a VOX en el caso de los populares y a Ciudadanos en lo referido a los socialistas. Los resultados finales determinarán que sólo hay una opción real de gobierno: la coalición de los dos partidos progresistas porque la suma de la derecha no alcanzaría los 55 escaños necesarios para obtener la mayoría absoluta. Por tanto, el PSOE ganaría las elecciones, en segundo lugar quedaría el PP seguido por un empate entre Ciudadanos y Adelante Andalucía, para terminar con la entrada de VOX en el Parlamento Andaluz con una horquilla que oscilaría entre los 7 y los 10 escaños, cifras que coinciden con las pérdidas del Partido Popular.

Por tanto, la única solución para que la lideresa andaluza continúe siendo presidenta de la Junta pasa por un pacto con Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo, algo que, a priori, parecería imposible pero que puede estar más cerca de lo que muchos piensan.

Hay diferentes escenarios que manejan los partidos a la hora de negociar. El primero es repetir el pacto que ya se hizo en 2012 con Diego Valderas, es decir, que Teresa Rodríguez sea vicepresidenta de la Junta y que algunas consejerías sean ocupadas por representantes de Adelante Andalucía. El segundo sería, simplemente, el nombramiento de Antonio Maíllo como presidente del Parlamento de Andalucía.

En una parte importante del socialismo andaluz un pacto con Rodríguez no está bien visto, sobre todo por la posición de Podemos respecto a la cuestión territorial y al conflicto catalán. Sin embargo, con los resultados que se darán en unas horas el pacto con Adelante Andalucía es el único camino lógico a la hora de mantener el Gobierno de la Junta.

Por otro lado, en base a esa caída en los escaños que prevén los sondeos internos del PSOE-A no se descarta —ni se ve con malos ojos— que tuvieran que repetirse las elecciones para hacerlas coincidir en mayo con las autonómicas, las municipales, las europeas y, sobre todo, con las generales. Entonces, desde un punto de vista interno, un pacto con Adelante Andalucía podría ser interpretado como un movimiento de Ferraz y, de este modo, quitarle responsabilidad interna del mismo a Susana Díaz.

Existe otro escenario que se maneja en las filas socialistas: gobernar en minoría como lo está haciendo actualmente Pedro Sánchez y alcanzar pactos con los distintos partidos en cada una de las leyes a aprobar en el Parlamento, tema harto difícil porque de esta derecha, que cada vez se va alejando más del conservadurismo democrático, no esperan nada, ni siquiera una reedición del pacto con Ciudadanos ya que el partido de Albert Rivera no puede permitirse dar argumentos a Pablo Casado a la hora de que un acuerdo con los socialistas sea utilizado como munición de cara a unas elecciones generales.

Por tanto, todos los análisis que se manejan en los partidos enfocan hacia un acuerdo PSOE-Adelante Andalucía y, de este modo, los andaluces tendrán un gobierno progresista en el que los socialistas aportarán su experiencia en la gestión de las instituciones y la formación de izquierdas las políticas más progresistas. Puede comenzar el recuento.

Sin embargo, hay otro análisis a destacar: el ascenso de la ultraderecha a costa del Partido Popular a consecuencia del giro hacia la ultraderecha dado por Pablo Casado y Albert Rivera y su lucha por ocupar un espacio político que no les corresponde y abandonando el centro derecha democrático, el lugar de donde jamás tuvieron que irse porque están poniendo en peligro el estado del bienestar, la igualdad, la libertad y los derechos de los ciudadanos al dejarlos en manos de quienes quieren romper el estado de convivencia para volver al autoritarismo del pasado.

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