Yo aspiro a vivir en un país donde el Presidente del Gobierno explique en comparecencia pública, a los medios de comunicación y a la ciudadanía a la que pretende representar el nombramiento de los ministros, las razones para elegirlos y lo que espera de cada uno de ellos. Y que atienda y responda a cada una de las preguntas que los periodistas le hagan. Lamentablemente Rajoy evitó hacerlo y mandó desde la distancia la correspondiente nota de prensa, vía a través de la cual conocimos su nuevo gabinete. Una muestra más de que España necesita instituciones más transparentes… y representantes políticos más cercanos a los ciudadanos. Una muestra más de que la regeneración democrática es un eslogan recurrente de todos los partidos políticos… pero solo un eslogan para todos ellos.

Vistos los nombres y las primeras declaraciones públicas, podemos decir que Rajoy ha conformado un gobierno a la medida del propio Rajoy y del PP, sin novedades relevantes ni sorpresas agradables: un gobierno continuista propio de un gobierno que considera que todo lo hizo bien en el pasado y que, por lo tanto, debe continuar por la misma senda, especialmente en lo que tiene que ver con la política económica (mantiene a de Guindos, Montoro y Báñez).

Al parecer, el PP se conforma con crear empleo temporal, precario y de mala calidad y no se arrepiente de la reforma laboral que arrumbó derechos laborales y perjudicó gravemente a millones de trabajadores, lo cual es una muy mala noticia para los españoles. Al parecer, el PP incidirá en los recortes sociales contra los ciudadanos en lugar de reducir gasto político improductivo, duplicidades administrativas y entes y organismos públicos convertidos en agencias de colocación para los amigos de los principales partidos políticos, lo cual es una mala noticia para el bienestar de los españoles, especialmente para aquellos que se encuentran en peor situación económica.

Medidas como la necesaria reforma del Estado Autonómico o la supresión de las diputaciones son a día de hoy una entelequia. Con el mantenimiento de estos tres ministros, se da el nihil obstat a la amnistía fiscal, los recortes sociales y el empleo precario y mal pagado.

A Cospedal se le premia en diferido por defender lo indefendible desde el atril de Génova. Dolors Montserrat ha prometido acento catalán, que es como no decir nada porque lo importante no es el acento sino la ciudadanía y, en todo caso, las políticas que se lleven a cabo, en este caso, en el ámbito sanitario. Rafael Catalá no ha movido un dedo por garantizar la independencia de la Justicia respecto de los partidos políticos y se ha conformado con hacer lo que hacen los mediocres: tasas regresivas y recortes contra la mayoría. A Méndez de Vigo no se le conoce intención de corregir la LOMCE para alcanzar el necesario pacto educativo. Estos y todos los demás representan muy bien al PP, a sus políticas y a sus principios… y no los veo capaces en absoluto de hacer frente a las grandes reformas que España necesita. Podemos darles 100 días de margen pero es que los hemos padecido más de 4 años y, por tanto, los conocemos: corrupción, ausencia de reformas modernizadoras y recortes sociales.

Los retos son enormes y a ninguno de ellos quiere hacer frente este Gobierno de España: la salida de la crisis económica y la creación de empleo digno, estable y de calidad, la regeneración de la democracia y la lucha contra la corrupción política, la reforma del Estado Autonómico para garantizar más igualdad y más bienestar para todos, el Pacto Educativo, la reforma de la reforma laboral que perjudicó a tantos, la reforma de la llamada Ley “mordaza”, el cambio de modelo productivo, la despolitización de la Justicia, la consecución de un sistema público, digno y sostenible de pensiones, la financiación autonómica, la reforma de la ley electoral… o la defensa de la unidad de España para garantizar más igualdad y bienestar para todos frente a los insaciables independentistas que, independientemente de su acento, pretenden romper la ciudadanía compartida, el Estado de Derecho y la convivencia.

No, lo confieso, no soy optimista sino todo lo contrario. Porque además tampoco veo a la oposición muy por la labor ni en el mejor estado posible para realizar una tarea parlamentaria que sea útil a los españoles. No creo que vaya a ser una legislatura tan breve como algunos dicen… ni tan productiva y útil para los españoles como a muchos nos gustaría. En todo caso, lo iremos viendo.

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