Como ya adelantara Diario 16 la semana pasada, los día 20 y 21 de abril, la asociación Tertulias en Llanes organizó un homenaje a la Unión Militar Democrática (UMD) en Asturias, con el apoyo y colaboración del Foro Milicia y Democracia (FMD), la Universidad y el Ayuntamiento de Oviedo y otras instituciones. Fueron jornadas de gran emoción para los militares demócratas represaliados durante el franquismo y un alarde de organización y cariño por todos los que hicieron posibles los actos celebrados en la capital asturiana y en los siete concejos en cuyos institutos los militares “úmedos” explicaron a los jóvenes la historia de esa organización antifranquista y lo que supuso para la llegada de la libertad a España.

Pero mira por donde siempre llega “Un sordo a jorobar el concierto” como se cuenta en el chiste. Y en este caso no fue un sordo, sino un grupo de descerebrados que se esconden desde hace un tiempo tras las siglas del Partido Comunista de Asturias (PCA) – no confundir con el PCA de Andalucía que nada tiene que ver – que hicieron pública una nota con motivo de la presencia del general Julio Rodríguez, antiguo Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) y actualmente presidente del Foro Milicia y Democracia, amén de destacado militante de Podemos.

En la tal nota arremeten contra la presencia del general en Asturias que había llegado para participar en el acto de homenaje. Yo no pretendo escribir desde esta líneas en defensa de Julio Rodríguez por dos razones: la primera que él solito es muy capaz de defenderse solo si fuera necesario y la segunda porque un chaval de quince años mínimamente informado advertiría que la forma y el contenido de la nota están preñados de desfachatez, estulticia, memez, inconsistencia, paletez y medias verdades y mentiras. Si los autores no entienden el significado de estos apelativos, hechos sin acritud, sino solamente con intención descriptiva, que miren en Wikipedia, que para eso sí es útil.

Por si fuera poco, en el acto final del homenaje, extraordinariamente celebrado en el teatro Filarmónica de Oviedo, un chaval, probablemente mercenario y con una capacidad intelectual comparable a los honorables neardentales irrumpió con un megáfono gritando insultos contra Julio Rodríguez, curiosamente casi los mismos que se vertían en la nota del llamado PCA: que si asesino, que si las manos manchadas de sangre…Xavier Fortes, el hijo de uno de los homenajeados de la UMD, lo sacó del recinto teatral hasta que la policía se hizo cargo de aquel pobre hombre al que espero que no le haya pasado nada por ser un mandado.

Porque lo verdaderamente despreciable es la nota de quienes se autodenominan miembros de PCA, un partido de extraordinaria tradición en la lucha antifranquista y por las libertades en este país, secuestrado ahora por un grupo casi endogámico y familiar que se apropio de una siglas honorables. En su notita estos caballeretes se mutan en grandes estrategas, comparan la guerra de Siria y la de Libia, que califican de ilegal, cuando contaba con el apoyo de una resolución de la ONU, la aprobación del parlamento español y la orden ejecutiva del Gobierno de una mínima participación española que no arrojo, por cierto ni una sola bomba, y que el general Julio Rodríguez solamente dirigió, obedeciendo al Gobierno, de manera tangencial y técnica,

Piropean la dictadura de Gadafi al llamar a la Asamblea del pueblo de Estado laico y con altos estándares de vida; poco menos que culpan a Julio Rodríguez del brutal asesinato del presidente libio y se olvidan, por supuesto, de la rebelión del propio pueblo libio que ya comenzaba a estar alto de aquella dictadura. Puede no estarse de acuerdo con aquella intervención de países extranjeros, que duda cabe, pero no con una tergiversación de los hechos tan estúpida.

En la nota califican de desatino el hecho de que el general – que efectivamente nunca fue de la UMD – asistiera al homenaje y de las estrechas y amigables relaciones que en su día mantuvieron los autores con la UMD. Todo eso si es un desatino. He preguntado a mis compañeros y nadie recuerda que ninguno de nuestros hombres mantuviéramos ninguna relación ni amigable ni de ninguna clase con estos energúmenos cuyo cociente intelectual sería digno de estudio. La relación “estrecha y amigable” sería con otros

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