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Gala además de musa de Dalí fue artista

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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análisis

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Estos días puede verse en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), la muestra Gala Salvador Dalí. Una habitación propia en Púbol, con la que se pretende reivindicar el papel creador y activo de Elena Dmitrievna Diàkonova, Gala, en las vanguardias del siglo XX, más allá de su archiconocida faceta de musa del pintor catalán.

La exposición, organizada por la fundación de Figueres, que lleva el legado de la pareja, y comisariada por Estrella de Diego, reúne 315 pinturas, dibujos, fotografías y documentos relacionados con Gala, parte de Púbol como un “gran objeto surrealista”, que Gala usó al igual que la habitación propia que reivindicaba Virginia Woolf.

¿Y por qué Gala? Porque de Gala apenas se había ocupado nadie hasta ahora. Tampoco había sido objeto de una exposición monográfica. Sin embargo esta mujer no solo inspiró la obra del genio catalán, sino que llevó a cabo un papel activo y de colaboración en muchas de las creaciones que ya forman parte de la historia del arte. Hay que tener en cuenta que Dalí, un pintor tan colosal como su ego, firmó muchas de sus creaciones con la rúbrica doble de “Gala Salvador Dalí”. “Estaba ahí delante. Ellos lo estaban contando, solo había que leerlo”, ha subrayado Estrella de Diego.

Nacida en Kazán, Rusia, en 1894, Gala fue durante más de medio siglo, la compañera y modelo de Salvador Dalí, tras conocerse en el verano de 1929, en Cadaqués (Girona). Desde entonces permanecieron juntos hasta la muerte de ella en Portlligat, en 1982. Él la pintó de casi todo: diosa, virgen, madre, mujer voluptuosa e idealizada. Sin embargo, al igual que ocurrió con Dalí, también ella se vio envuelta en una polémica personal, familiar, política y artística de grandes proporciones. Se la tachó de antipática, fría, manipuladora, enigmática, tacaña y egoísta. Algo parecido a lo que le ocurrió a la artista multidisciplinar Yoko Ono, esposa de John Lenon.

Pero como ha declarado de Diego, “Si Gala era tan mala, tan controladora, si le interesaba tanto el dinero, por qué abandonó a Paul Éluard, poeta de éxito en París, ciudad donde todo el mundo del arte aspiraba a vivir, y se quedó con quien entonces no era nadie para vivir en una casa de 20 metros cuadrados, en un sitio perdido, sin agua ni luz. Seguro que pensó que allí podía desarrollar su actividad artística”.

Para la comisaria, “reivindicar a Gala es también reivindicar a Dalí. Ver a Gala desde otro ángulo es ver a Dalí a través de otros ojos, por lo tanto, se enriquecen los dos. Dalí ha sido vilipendiado por sus detractores y es el más contemporáneo con sus gamberradas. Él se inventó el artista como estrella”, ha afirmado la experta, autora de Querida Gala (2003), una biografía clave para conocer a esta mujer.

En la muestra también se exponen las hojas manuscritas de los proyectos autobiográficos de Gala, así como cartas, juegos de tarot, libros, iconos rusos, vestidos, objetos de tocador y algunos de los peluches extraños que la rodearon. Todo ello refleja la personalidad enérgica de una mujer clave en el arte de aquel tiempo.

Además, las pinturas de Max Ernst y Dalí o las fotografías de Man Ray y Cecil Beaton, donde aparece Gala, son mucho más que retratos de una musa: “Conforman un recorrido autobiográfico a través del cual Gala imaginó y creó su imagen en una especial performance”, ha confesado la comisaria. La teoría que defiende Estrella de Diego aparece confirmada en los escritos, objetos surrealistas que diseñó y lució (como el sorprendente sombrero zapato de Elsa Schiaparelli), y la forma en la que ella quiso darse a conocer y reinventarse ante los demás.

El visitante encontrará, asimismo, los libros que le dedicaron muchos artistas amigos suyos, la reproducción de los dos objetos surrealistas que ella creó o las imágenes en las que estaba trabajando junto a Dalí para la exposición de Nueva York de 1939. También, pequeñas joyas, como la Madonna de Portllgat, o media docena de vestidos de alta costura.

La exposición, patrocinada por Abertis con la colaboración de la Fundación Damm, estará abierta hasta el 14 de octubre.

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