El mismo PSOE que aupó a Pedro Sánchez a la secretaría general del partido en el verano de 2014 es el mismo que ahora está echando el resto para descabalgarlo del liderazgo de un partido que vive sus peores momentos internos en muchos años y el peor de su historia en resultados electorales. La baronía andaluza maniobró a destajo en julio de aquel año para que el hoy líder a batir se impusiera a su contrincante, el vasco Eduardo Madina. De hecho, de las más de 36.000 firmas que alcanzó Pedro Sánchez para concurrir a las primarias de julio, un tercio procedía de Andalucía y el resto de los territorios que a priori apoyaban una candidatura de Susana Díaz que nunca se produjo.

El 13 de julio de 2014, el entonces diputado raso madrileño se alzó con el bastón de mando del PSOE, el quinto secretario general de la democracia, con casi el 49% de los sufragios emitidos por la militancia, unos 56.000 votos. Madina obtuvo más de 41.000 apoyos, el 36% de los respaldos. El ímpetu del líder de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias no fue suficiente y se quedó con el 15% de los apoyos. En total votaron unos 130.000 militantes de los casi 200.000 que podían hacerlo. Una respuesta de más del 65% de la militancia. Y era pleno verano.

Para que el casi irrelevante diputado y profesor de Estructura Económica Pedro Sánchez alcanzase la secretaría general del histórico PSOE concurrió una circunstancia fundamental: Susana Díaz nunca perdonó a Eduardo Madina que impulsara el proceso de consulta directa a la militancia para elegir al secretario general del partido, una fórmula nueva, la de primarias, que la echó definitivamente para atrás cuando sopesó presentarse como aspirante. Fue entonces cuando planeó su venganza contra el líder socialista vasco y recabó los avales de la influyente federación socialista andaluza para decantar la balanza a favor del madrileño.

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Hoy, con un Gobierno en funciones durante más de diez meses, y con las reiteradas derrotas electorales sufridas por el PSOE, con contadas excepciones como las autonómicas andaluzas, el todavía líder del partido retoma el proceso de primarias para que se escuche “una sola voz”, y no como hasta ahora viene ocurriendo desde hace meses pese a las estrategias consensuadas a nivel interno en sus diferentes órganos de partido.

Tras el pistoletazo de salida dado por históricos como Felipe González, otros barones territoriales como sobre todo su discípula en Andalucía Susana Díaz no han dejado de poner chinas en la estrategia de pactos y fórmulas alternativas abierta por Pedro Sánchez, temiendo que decidiera sobrepasar alguna línea roja como pactar con los independentistas catalanes con tal de desbancar a Mariano Rajoy de la Moncloa. Los críticos abogan por darle a Rajoy una abstención que le permita gobernar otros cuatro años y mantener su política de recortes impuestas desde Europa. Sánchez apuesta por un cambio “transversal” que hasta ahora ha fracasado en varios intentos recientes y cuyo esfuerzo, además, no ha sido ni mucho menos refrendado en las urnas.

Cuando Pedro Sánchez intente este sábado 1 de octubre que el Comité Federal del PSOE dé vía libre a su propuesta de primarias para el día 23, sabe que tendrá que volver a recabar el respaldo que numerosos territorios le dieron en las primarias de julio de 2014, aunque es consciente de que muchos de esos apoyos procedían entonces de la influencia directa que ejerció Susana Díaz para castigar a Madina. Sánchez ganó, además de en Andalucía, en Euskadi, Galicia, Aragón, Castilla-La Mancha, Baleares, La Rioja, Canarias e incluso Murcia, donde el margen fue muy estrecho.

Madina venció en Cataluña, Asturias, Extremadura, Castilla y León, Cantabria y Navarra. En la ciudad autónoma de Ceuta también se llevó el triunfo el dirigente vasco. Melilla fue para Sánchez, al igual que los votos procedentes de América. En Europa, Madina no tuvo rival.

1 COMENTARIO

  1. Recuerdo que Pedro Sánchez era la opción moderada frente a un Madina demasiado escorado a la izquierda y próximo a los nacionalistas…
    Ahí nos mintió. como cuando dijo que con populistas no se sentaría. Como cuando dijo que con independistas no hablaría. Como cuando…

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