La elección del Estado de México confirma que nuestro sistema político mantiene la herencia del régimen de partido de Estado, la hegemonía del PRI trascendió al sistema de partidos, la forma priísta de hacer política es replicada por quienes fueran sus opositores, derecha e izquierda, PAN y PRD comulgan el mismo código, hoy son régimen y los tres representan lo mismo.

El fraude es el fundamento del sistema, se instauró junto con la poderosa presidencia de la República, anteriormente sólo el destierro o el homicidio eran la forma de acabar con los mandatos presidenciales, el último que tuvo esta suerte fue Álvaro Obregón en 1928 siendo presidente electo, a manos del cristero León Toral.

Desde entonces la transmisión del poder es un fraude, implica todo un ritual sellado por una elección en la que se conoce el resultado de antemano, una atribución no escrita del presidente, que podía disponer de todo cargo público desde el más modesto hasta la presidencia de la Republica, con la figura del tapado.

Ese presidente a la vez era el jefe máximo del partido oficialista: el Partido Nacional Revolucionario. Hijo de la revolución mexicana, el partido se refundó para convertirse en el Partido de la Revolución Mexicana en los tiempos de Lázaro Cárdenas y finalmente con el arribo de Miguel Alemán terminó la época de los generales para pasar a la de los civiles formando al PRI tal como lo conocemos.

MÉXICO, D.F., 25DICIEMBRE2014.- Cuauhtemoc Cárdenas en un mitin en el Zócalo Capitalino en 1987.
FOTO: ARCHIVO /CUARTOSCURO.COM

Para entonces la aplanadora oficial ya había sufrido descalabros por movimientos políticos que en lugar de legitimar confirmaban que la elección era un fraude, en 1929 el primero en ser víctima de la imposición fue José Vasconcelos quien intentó llegar a la presidencia pese a que la decisión estaba tomada. Lo mismo ocurrió en 1940, una elección marcada por la violencia contra seguidores de Andrew Almazán.

Esta voluntad llegó al extremo de no tener resistencia, el clímax autoritario se alcanza con Luis Echeverría quien literalmente extinguió toda oposición para la candidatura de José López Portillo quien tuvo una oposición testimonial con Valentín Campa como candidato del Partido Comunista un partido sin registro.

Lo que resiste apoya es la frase usada por Reyes Heroles, un modernizador del régimen, secretario de gobernación de López Portillo, con la que convenció al gobierno de optar por la simulación en lugar de seguir con la brutal represión.

Esta posición implicó el inicio de la transición democrática reconociendo a la oposición, la apertura y crecimiento del Congreso en ambas cámaras se hizo posible a partir de la introducción del principio de la representación proporcional.

Esa pluralidad se intentó practicar al interior del PRI, su ala progresista fue sacrificada al grado de la ruptura, para detonar el importante movimiento político encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, candidato que ganó en las urnas al oficialista Carlos Salinas quien habría de imponerse a través del fraude.

La legitimación de Salinas la obtuvo gracias al pacto con el PAN con el que tenía una abierta afinidad y con el que acordó reformas como la educación religiosa, así como las conocidas concertacesiones, una nueva modalidad del fraude electoral, que implicó la concesión de gubernaturas.

La alternancia con la salida del PRI de la presidencia en la elección excepcional elección del 2000, no significó el fin de los fraudes, la derecha como oposición hecha gobierno echó mano de él, hizo trampa en 2006.

La lucha por la democracia tiene como elemental premisa conquistar elecciones auténticas, a más de un siglo, la demanda revolucionaria de Francisco I. Madero, sufragio efectivo, no reelección, recobra vigencia plena, la exigencia de elecciones libres y auténticas es la fuente natural de un nuevo orden social.

La sucesión presidencial es el fraude que viene, se anticipa disfrazado de frente amplio encabezado por el PAN y acompañado por el PRD, es la nueva concertacesión, su propósito no es cambiar al país sino evitar que cambie.

Ese fraude será apoyado por grandes intereses, sólo las causas sumadas pueden vencerlo al traducirse en unidad popular, para alcanzar la transformación de México bajo las premisas de honestidad, paz y austeridad que acaben con esta corrupción, con esta violencia y con esta desigualdad, es el deseo de millones de mexicanos que tenemos en morena una poderosa herramienta: la esperanza.

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