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Fraga no se bañó en Palomares y la playa de Almería sigue radiactiva

Ecologistas en Acción consigue que la Audiencia Nacional pida informes al Consejo de Seguridad Nuclear sobre los residuos de 1966

María José Pintor
María José Pintor
Periodista en cuerpo y alma, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco.
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análisis

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Los cronistas de la época no pudieron contar la verdad, pero cualquier taxista de Almería te resume lo que realmente pasó en el año 1966 con el baño de Manuel Fraga Iribarne y el embajador de EEUU en Palomares: Que la famosa inmersión en el mar que también popularizó el NO-DO se grabó en otra playa de Almería donde no se encontraban los restos radiactivos de un avión americano.

La historia del baño en la playa de Manuel Fraga, que se mantiene en la memoria de cualquier español mayor de 60 años, es un claro ejemplo del marketing del franquismo: repetir una mentira muchas veces, en los medidos adecuados, puede convertirse en una realidad que pasará a la historia.

Pero hay quien no se rinde y se enfrenta a la “falsa historia”. Así, Ecologistas en Acción ha continuado luchando para conocer realmente qué hay tras esos restos radiactivos hasta llegar a los tribunales.La organización ecologista ha conseguido que la Audiencia Nacional pida informes al Consejo de Seguridad Nuclear sobre estos residuos de 1966.

 

Historia

La realidad es que en el accidente en pleno vuelo -y que llevó a la caída de material radiactivo a la playa de Palomares,  se vieron implicados un bombardero estratégico estadounidense B-52 y un KC-135 de reaprovisionamiento en vuelo (cargado con 110.000 litros de combustible) que colisionaron a 10.000 metros sobre la costa del Mediterráneo, en el espacio aéreo de Palomares. El B-52 volvía de la frontera turco-soviética hacia la Base Aérea de Seymour Johnson en Goldsboro, Carolina del Norte, y el KC-135 provenía de la Base Aérea de Morón. La maniobra era de rutina: los B-52 se reaprovisionaban de combustible a la ida, desde la Base Aérea de Zaragoza, y a la vuelta desde Morón.

Las bombas que cayeron sobre Almería tenían una potencia superior a 75 veces las de Hiroshima

El B-52 transportaba cuatro bombas termonucleares Mark 28 (modelo B28RI) de 1,5 megatones cada una, de 1,5 metros de largo por 0,5 metros de ancho, con un peso de 800 kg. Dos de ellas quedaron intactas, una en tierra (cerca de la desembocadura del río Almanzora) y la otra en el mar. Las otras cayeron sin paracaídas, una en un solar del pueblo, la otra en sierra Almagrera. Se produjo la detonación del explosivo convencional que contenían, lo que sumado al choque violento con el suelo, hizo que ambas bombas se rompieran en pedazos. Las tres que cayeron en tierra fueron localizadas en cuestión de horas; la que cayó en el mar pudo ser recuperada 80 días después, las bombas tenían una potencia superior a 75 veces las de Hiroshima.

Por tanto, la playa de Palomares es un almacén de residuos rediactivos clandestino desde 1966, con 50.000 metros cúbicos de tierra contaminada .En el escrito de Ecologistas en Acción al tribunal se especifica que “Palomares es un almacén de residuos rediactivos clandestino desde 1966, con 50.000 metros cúbicos de tierra contaminada a 30 centímetros, en tres zonas diferentes sobre 103 hectáreas de terrenos y con dos fosas donde también se enterraron 4.000 metros cúbicos de material radiactivo”.

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4 COMENTARIOS

  1. La foto está tomada en la playa de Palomares, a los vecinos no nos cuesta reconocer nuestra playa.
    Por otro lado, ¿por qué hay que preguntar a los taxistas de Almería y no a los vecinos de Palomares?
    Absurdo todo el artículo.

  2. El famoso baño fue utilizado como cortina de humo, maniobra de distracción, mientras se escondían clandestinamente en esas mismas fechas 4.000 m3 de tierras en dos enterramientos y se saltaban a la torera los compromisos de descontaminación acordados con el Gob. español. Ahora sigue siendo uno de los muchos mitos y leyendas asociados al accidente; algo totalmente secundario, irrelevante frente a lo acaecido.
    En realidad hubo 3 baños. El primero fue el que dio lugar al equívoco. Por no llegar Fraga a las 9 de la mañana, el embajador Duke se bañó con sus hijos en la playa del Parador Nac. de Mojácar. Cuando al mediodía arribó Fraga realizaron un segundo baño en el Campamento Wilson, en la Playa de Quitapellejos, frente a la pedanía. Por cuestiones protocolarias ante la llegada tarde del General de la región aérea del Estrecho, se dieron el segundo en el mismo lugar. Hoy día existen sobrados testimonios de los participantes en el baño, como Carlos Mendo, o de los periodistas y gráficos, o de los alcaldes pedáneos de Palomares y Villaricos, únicos fedatarios locales del acto.

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