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El fin de la crisis (3)

La limpiadora

Joaquín Ortega Herrera
Joaquín Ortega Herrera
Ingeniero de edificación Arquitecto técnico Profesor Programa Universitas de la Universidad de Salamanca
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análisis

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Uf, esta noche este jodio a follao, no hay mas que ver las sabanas, arrugadas, manchas por todas partes, no tengo mas remedio que cambiárselas, que faena, ayer se las puse limpias y aun no me ha dado tiempo a lavárselas, en fin pondré una lavadora, menos mal que le hice comprar cuatro juegos de cama y otros cuatro de toallas que si no hoy duerme encima del colchón, de paso lavaré también su pijama y su ropa interior, ¡como esta todo!, el baño fatal, cuantas veces se habrán duchao, todo esta por el suelo hasta un par de condones usados ¡que asco!, el salón no puede estar mas desordenado, en la cocina gracias a dios ni han entrado, menos mal que liga poco, que si me deja la casa casi todos los días, en las dos horas que me paga, no me da de si para arreglar todo este desaguisado.

Prácticamente no le conozco me llamó un día hace ya dos años, los señores de la casa donde limpio desde hace mucho tiempo, me recomendaron, quedamos en que por 400 euros, de 9 a 11, le hacia la casa y le tenia la ropa limpia y planchada, estoy segura que si le hubiese pedido 500 hubiese aceptado, pero no hay que abusar, desde entonces casi no le he vuelto a ver, solamente un par de días que se quedó en casa porque tenia gripe, nos comunicamos por notas, si compro cualquier cosa de la limpieza le pongo una nota y al día siguiente tengo mi dinero encima de la mesa y religiosamente todos los días uno de cada mes tengo un sobre con el dinero exacto en el mueble de la entrada, la verdad que trabajar sin nadie que esté encima de ti se agradece.

Salgo a las 11 y a toda prisa cojo el metro, veinte minutos mas diez andando, en media hora estoy en mi segunda casa, aquí ayudo a levantar a un pobre hombre al que el alzhéimer tiene totalmente destrozado, no habla, ni casi se mueve, desde ya hace casi un año no come, lo primero es levantarle, entre su mujer y yo lo hacemos a duras penas, le quitamos los pañales casi siempre están sucios su olor es nauseabundo, le lavamos en la cama dándole vueltas tirando una de un brazo y la otra de una pierna, hay que tener cuidado con la sonda, le damos un buen masaje con cremas para que no le salgan llagas, conseguimos ponerle el pijama y una bata y al fin le sentamos en un sofá, acabamos las dos sudando, ella se queda afeitándole y peinándole, parece que ha revivido, nos mira, yo mientras hago la papilla con unos polvos que compran en la farmacia y que cuestan un ojo de la cara, ayudo a la señora a meterle una sonda para que todo llegue a su estomago, antes ponía mucha resistencia la garganta se le cerraba, era una batalla, pero cada día que pasa es mas fácil, ya no tiene fuerzas, hacemos la casa y me voy a hacer la compra, hacemos una lista y me da el dinero, el súper esta cerca, en ir y venir tardo menos de media hora, como todos los días me despido hasta las diez de la noche hora a la que vuelvo para ayudar a acostarlo, este trabajo lo hago incluso los sábados, su hijo, al parecer, la echa una mano algún domingo, si no, no se levanta y se pasa el día en la cama.

Salgo a la una y media, vuelvo al metro, diez paradas con dos trasbordos me como un bocadillo que traje de casa, a las dos y media llego a la casa de un matrimonio en la que llevo limpiando hace mas de veinte años, primero ayudo a hacer la comida, les pongo la mesa y me voy a hacer mis deberes, se nota que ayer estuvieron sus nietos me lo tienen todo pata por hombro son unos salvajes y unos maleducados, hago la cama, los baños joder como los dejaron ayer, barro, friego y paso el polvo, hoy tocan los cristales del salón, subida a la escalera los dejo como una patena, me empiezan a doler los riñones, cuando han terminado de comer limpio el cuarto de estar y hago la cocina, hace años me aseguraron por tres horas diarias y me pagan por el banco, no se cuanto porque de eso se encarga mi marido, salgo a toda prisa son las cinco y media y voy muy justa de tiempo.

Otra vez al metro, llego a las oficinas justo antes de cerrar, el horario de entrada es de seis y cuarto a seis y media, si llegas tarde no entras y no cobras y además te penalizan con un día mas de salario, en cuanto estamos todas cierran las puertas, así hacen imposible una inspección de trabajo, por supuesto no estamos aseguradas, nos pagan a 5 euros la hora, por lo que a final de mes recibimos un sobre con algo mas de doscientos euros, este trabajo es mas duro, tengo que limpiar dos plantas, han pasado cientos de personas y se nota, limpiar mesas, lámparas archivadores, papeleras, barrer, fregar, y mas fregar, las fregonas son buenas, estoy cansada, dejo la zona de cafetería y los váteres para el final cuarenta cabinas, veinticinco lavabos, veinte urinarios, es lo mas duro, ¡que gente mas sucia! en algunos tengo que echar sosa, al agacharme me duele todo, cada vez me cuesta mas, aquí somos cerca de veinte limpiadoras, casi todas extranjeras, suena la campana son las nueve de la noche, todavía tengo que ir a acostar al enfermo de alzhéimer, cuando lo hago mi columna parece que se va a romper, en esta casa me pagan por semanas, todos los sábados por la noche recibo otro un sobre con sesenta euros.

A las once de la noche llego a mi casa, mi marido y mis dos hijos están en el sofá viendo la tele, es raro porque los chicos suelen llegar mas tarde, será que no tienen un euro en el bolsillo, les digo buenas noches y no me contestan, deben estar viendo algo muy interesante, aunque nunca me contestan, hago la cena y pongo la mesa, tengo que comer algo aunque ya se me ha pasado el hambre, una sopa y croquetas que saco del congelador, quito la mesa y limpio la casa, no me ayuda nadie, los tres están en paro, los tres trabajaban en la construcción y ahora no encuentran nada, el dinero que entra en la casa es lo que yo gano mas 425 euros que cobra mi marido de subsidio por tener mas de cincuentaicinco años, les preparo la comida para mañana y se la dejo en la nevera, se me hace casi la una de la noche, dios que tarde es, me voy a la cama estoy rota no puedo con mi alma, les doy las buenas noches y tampoco me contestan, se quedan viendo la televisión, sabe dios a que hora se levantaran mañana, a mi marido le he notao algo mas bebido de lo normal, lo único que me falta es que a las tantas venga a acostarse con ganas de juerga.

El fin de la crisis: 2

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