El cielo. La tierra. El cielo. La tierra otra vez. Fernando Alonso quiere parar, quiere detener el vuelo mortal. Acelera frena embraga frena acelera frena embraga. El cielo la tierra el cielo ¿es allí donde va a ir, donde por fin se va a detener?

Fernando Alonso quiere pararlo todo. El día que se fue de Ferrari. El accidente que le costó la vida a Jules Bianchi. La maldita y oscura sombra de Vettel cerniéndose otra vez sobre él.

Vuela Fernando Alonso; más rápido y más alto de lo que querría incluso él. Un día antes había declarado que si Ferrari ganase el campeonato del mundo eso significaría que se había equivocado al decidir. Pero aún hay tiempo: frena acelera embraga el cielo la tierra…

Pasa la vida entera como un relámpago cuando sentimos que vamos a morir. Frenar, parar ¡hay que evitar morir! Besos caricias y miradas. La primera vez que… Tantas veces la primera vez. Caminos que se bifurcaban y en los que había que elegir. ¿No acerté? ¿Quizá no acerté? Mclaren, maldita segunda vez. Hace un año el accidente incomprensible. Este año no puede ser como el anterior, hay que correr, correr como el diablo, demostrar, demostrarme a mí mismo que no me equivoqué. Correr como el diablo, y el diablo aparece y está allí, sonriendo fascinante desde la goma negra del coche de Estaban Gutiérrez. ¿Querías correr? Vuela pues.

Él es uno de los hombres con mejores y más rápidos reflejos del planeta tierra. Lo puede conseguir. Lo tiene que conseguir. Frenar. Parar de una vez.

Y lo consigue. Sale ileso, dolorido, desconcertado. Pero sale. Por su propio pie. Resucitar no es lo mismo que no haber muerto nunca. En verdad verdad sólo se nace una vez. Los dioses o simplemente Dios son generosos de nuevo con él. Puede decir, pensar, que hoy ha vuelto a nacer. Aunque no sea exactamente así. Porque ni el hombre con los mejores reflejos del universo puede siempre pararlo todo.

Ahí siguen Vettel, Ferrari, rojos como labios de mujer. Pensar en la siguiente carrera, escapar hacia delante. Cuánto sufrimiento y frustración, a pesar del dinero brutal que ha conseguido, con su valor y esfuerzo, hacer.

Me alegro tanto de que esté vivo. De que estés vivo, Fernando. A pesar de que resucitar no sea lo mismo que no haber muerto, de que sólo se puede -en verdad verdad- nacer a la vida una vez.

 

Tigre tigre.

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