Esta semana se hacía público en los medios de comunicación la compleja tarea en materia de recortes que el nuevo gobierno, resultante de las elecciones generales del 26J tendrá encomendada por una Unión Europea, que sigue fijando en el control del déficit y del gasto público sus particulares líneas rojas frente a una crisis económica de la que Europa parece que no acaba de salir por más que la comunicación política del PP se obstine en intentar vender la eficiencia de la gestión económica de su gobierno. Por contra, lo cierto y verdad es que la realidad con la que hoy convive la ciudadanía de nuestro país convergen varios datos demoledores. En primer lugar, hoy y tras los recortes en materia de inversión pública nuestro país no sólo ha perdido calidad en servicios públicos fundamentales, sino que el control del gasto público elevado a la enésima potencia marcado como doctrina por la emperadora Merkel, la cual se ha mostrado como inútil para la reactivación de una economía que necesariamente necesita del impulso de políticas nacionales de inversión pública – Keynesianismo – para reactivar el motor de una sociedad que hoy sufre de la inactividad de una clase media – ya casi diluida – acosada por el desempleo y la pérdida de su poder adquisitivo, elementos que por ende sólo vienen a agravar el gasto interno de un país que sufre el permanente naufragio de una sociedad en las que sólo unos aguantan y otros perecen en el mar de la incertidumbre. Y junto ello, en segundo lugar la absurdez de una gestión económica que liderada por el Partido Popular no sólo se ha mostrado dura en unos recortes que se vendían como necesarios para salir de la crisis  a través del esfuerzo colectivo, sino que al mismo tiempo se ha caracterizado por su ineficacia tanto hacía dentro como hacía fuera de nuestras fronteras. Dentro por la incapacidad de combatir el desempleo y fuera por su falta de consecución de los objetivos marcados por la UE en materia de Déficit, algo que hoy hace que España se presente como el primer país que probablemente recibirá sanciones desde Bruselas por el incumplimiento de los acuerdos de Déficit. Más recortes, más sufrimiento, más recortes, menos derechos y libertades para no lograr los objetivos marcados. Esa es la cuadratura del círculo del PP de Mariano Rajoy.

Y junto a esta tormenta perfecta que parece llegará a las costas de nuestro país a partir del 26 de Junio, la nueva realidad de unos nuevos recortes económicos que Bruselas ha fijado como fundamentales para el cumplimiento del Déficit y que se cuantifican en 8.000 millones de Euros. En definitiva, un nuevo cerrojazo que obligará de seguir la senda europea a transitar por dos vías, por un lado el del necesario aumento de ingresos en el estado a través de nuevos impuestos o el aumento de otros actualmente existentes como el IVA y por otro el de los recortes en los servicios públicos en donde la tijera del nuevo gobierno se hará notar en un sentido u otro.

Queda claro llegados a este punto que el nuevo inquilino de la Moncloa tendrá que sufrir un tremendo desgaste similar al que Zapatero sufrió en Mayo del 2010 y que llevo al PSOE a la pérdida de apoyos por parte de un electorado que busco a partir de entonces otras orillas políticas en las que dejar sus votos . Parece así que la historia se volverá a repetir, sólo queda quien será el protagonista sacrificado de este nuevo episodio de la política española. Tal vez, por eso el PSOE y el PP partan de la posición más complicada ante unos resultados electorales que podrían hacerles llegar al gobierno . En el caso del primero con el apoyo de un Podemos encantado en que el PSOE pase por el patíbulo de semejante desgaste político.

Tal vez por ello para el PSOE su mejor opción pase por un lado por aguardar en los cuarteles el paso de una tormenta que de tocarle de lleno podría hundir a un partido centenario y por otro la de dejar gobernar en caso de victoria del PP en las próximas elecciones y durante un breve gobierno a un Mariano Rajoy que a buen seguro tendría el apoyo de los renovadores de su partido a los efectos de terminar de quemarlo en la pira de los recortes que a buen seguro tendría que llevar a cabo para cumplir con las exigencias de la UE.

En definitiva, parece que las elecciones del 26J servirán para llenar de ilustres cadáveres políticos la historia de España, sólo queda por ver quienes asumen este rol de transición en lo que parece será una corta legislatura.

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