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Estrés

Antonio Fernández-Fígares Morales
Antonio Fernández-Fígares Morales
Presidente de la ONG Paz en Acción, director de Radionuevaera.es, Coproductor del programa Tiempo de Cambio, colaborador de la revista Ser Consciente, coach, empresario, escritor y conferenciante. Tiene un profundo interés por todos los conocimientos humanísticos, dedicándose al estudio de la Psicología, especialmente el análisis de C.G.Jung, mediante una introspección de más de dos años. Su interés por comprender al ser humano y su destino le lleva a estudiar también Filosofía durante ocho años. Se forma en técnicas bioenergéticas durante un año y medio, y meditación, tres años. Es colaborador en periódicos, televisiones y especialmente en numerosas radios. Desarrolla varios productos que comercializa a nivel nacional como: -CURSOS DE AUTOAYUDA (12 TÍTULOS) -REVISTA: EL MUNDO DE LO INCREIBLE –PROGRAMAS: ELIMINE SU ESTRÉS Y VALORES PARA UNA CULTURA DE PAZ -LIBROS: RELACIONES HUMANAS, TECNICAS ÉTICAS DE VENTA y ESTRELLAS DE ESPERANZA. Imparte el taller: SER CONSCIENTE EN EL AHORA.
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análisis

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Esta palabra que viene del idioma inglés y que hace referencia a la tensión que puede sufrir cualquier persona, animal o cosa, es la enfermedad del siglo XXI, y tiene consecuencias fatales sobre la salud física y mental, así como en la convivencia.

Hay estrés en muchos individuos, parejas, familias, en algunos animales, en estructuras sociales y financieras, incluso los materiales sufren estrés. Y es que vivir en gran medida es estar sometido a la inquietud, por eso es tan valorado el descanso vacacional y la vida relajada y en paz. Hay grados por supuesto, y múltiples formas de buscar el desahogo.

La solución no pasa por hacer las mismas cosas en menos tiempo, sino en dejar de hacer las cosas que no merecen la pena

Casi todas las personas que sufren de estrés tienen en común una característica: no tienen una buena organización de su tiempo. El día tiene 24 horas para todos, pero algunos parecen querer multiplicarlo por diez, dado el enorme número de cosas que pretenden abarcar en ese periodo. Todo el tiempo que “ganamos” haciendo las cosas rápidamente y con prisa, lo perdemos en calidad de vida.

Una decisión a la que debemos hacer frente es elegir las cosas que vamos a dejar de hacer. No es bueno engañarse a uno mismo, y muchas veces queremos abarcar más de lo que podemos. La solución no pasa por hacer las mismas cosas en menos tiempo, sino en dejar de hacer las cosas que no merecen la pena.

Al programar una tarea, no se ha que pensar en cuanto va a durar, sino que periodo se está dispuesto a dedicarle. Hay que llegar a una eficiente relación entre el tiempo invertido, y lo necesario del trabajo.

Uno de los primeros problemas con el que solemos chocar a la hora de enfrentarnos a alguna tarea, es no saber la duración de cada una de las fases de que consta. Lo que distingue a un buen profesional, de alguien que no lo es, consiste precisamente en que el buen profesional es capaz de evaluar perfectamente los minutos que le llevará realizar cada tarea, de forma que consigue un rendimiento mucho mayor.

Debemos repartir mentalmente el tiempo de que disponemos entre cada una de las cosas a realizar, desarrollar un plan mental o si es más fácil, se puede hacer una estructura del trabajo sobre el papel o en el ordenador (para lo que hay eficaces programas).

Otro factor importante son las interrupciones. No es tanto el por las horas que perdemos con ellas como lo que tardamos en recuperar la concentración después de habernos visto interrumpidos. Hay que tratar de evitarlas en lo posible, o postergar el trabajo hasta que uno se pueda dedicar de continuo, así se sacará mayor rendimiento. Es bueno impedir las visitas inoportunas, reducir las llamadas telefónicas molestas, y la falta de concentración que hace que el rendimiento baje mucho y después haya que hacer deprisa lo que ha quedado pendiente.

Pero para no estresarse, también hay que darse momentos para respirar y relajar la mente, no estar siempre rumiando con nuestras neuronas las ideas, ni estando acosado por el móvil ni pendiente de él.

Un corto ejercicio físico que se puede aprender fácilmente en muchos libros de yoga, o ver en videos en Internet, ayudará a desentumecer el cuerpo y llevar a la mente sosiego, porque ambos son un ente continuo, y lo que le pasa a uno le afecta a la otra.

Visualizar internamente en estos instantes de paz lugares paradisiacos, simultáneamente a respirar profunda y lentamente es muy positivo. También el control del dialogo interno, el que mantenemos constantemente con nosotros mismos y que moviliza las emociones, hay que observarlo y modificarlo cuando sea perjudicial. Y si podemos, simplemente ser conscientes de la respiración, como el aire entra y sale el aire de nuestro cuerpo.

Las decisiones se toman con más acierto estando calmados, y el equilibrio emocional deriva de tener poca tensión en la mente

El apego y el miedo traen estrés que es muy saludable menguar, con técnicas de relajación en las que puede estar incluido el masaje a uno mismo, a falta de que alguien nos lo dé, que es muy reparador.

Darse un paseo, y sobre todo “tomarse las cosas con filosofía” (pero para esto hay que leer Filosofía), es la clave de una vida serena y más o menos libre de inquietud (la ataraxia, la paz del alma, que decían los griegos), y ”ya que no podemos hacer la vida más larga, hagámosla más ancha”, y esto significa que esté lo más repleta posible de momentos agradables y otros que si tal vez no lo sean tanto, que nos ensanchen el alma.

Hay escritores que dicen que el bienestar amplía la consciencia (así como el conocimiento) y el sufrimiento la hace más profunda. Como dice Joan Manuel Serrat en su canción Mediterráneo: “a fuerza de desventuras mi alma es profunda y oscura”. Del dolor no tenemos que preocuparnos porque la vida nos dará el que necesitemos o que nos merezcamos, pero buscar el bien para nosotros mismos si es nuestra responsabilidad. Y en muchas ocasiones, este bien para uno mismo es muy sencillo y barato, gratis en abundantes casos.

Hay dos caminos para gozar más de experiencias placenteras, uno, es buscarlas muy agradables, y el otro, afinar, hacer más sensibles, los órganos de percepción. Lo que se llama educar la mente y los sentidos, que se consigue, mediante la meditación y teniendo experiencias y actitudes elevadas y no burdas. Esto probablemente sea más rentable porque podremos ver la maravilla en cosas sencillas, la esperanza en la sonrisa de un niño, la vida en la Naturaleza, y la eternidad en el ser humano.

 

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