Estoy oyendo la respiración
de los gatos en mitad de las cárceles
de los niños en los perfiles de los senos
de la cordialidad en una montaña
densa como el Nilo en tiempos de Cleopatra.
Estoy desistiendo
de la naturaleza
en el cuadro inane
del prodigio que se funde
con un cuadrado inerte,
con la sal y el tiempo
que pueden reclamarse
si el otoño también se adensa.
Puedo decir que estoy
desdiciendo cualquier conclusión
que entre los mimbres se acerque…
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