El vergonzoso espectáculo que se vivió el lunes 26 de julio en el Congreso de los Diputados, significó un paso más en la evidencia de que Rajoy ha sido, después de Aznar, el jefe supremo de una mafia que ha utilizado unas siglas, las del Partido Popular, pero que en realidad es una banda criminal diseñada para delinquir, como bien se ha puesto de manifiesto en sede judicial.

La actitud chulesca y prepotente de Bárcenas, le llevó a no decir nada, pero sí lo suficiente como la «perla» de que Rajoy recibía sobres con billetes de 500 euros que le entregaba Lapuerta -que, por desgracia, tiene una enfermedad que le impide confirmar este extremo-, a Rajoy. Las culpas para el impedido. ¡Menuda moral la de algunos!

Pero lo más impresentable fue que el PP, lejos de hacerle preguntas a Bárcenas, demostrando que hay un pacto de silencio, o de no agresión entre ellos, se limitó a cantar las excelencias de los logros de Rajoy en macroeconomía. Sin embargo, las familias aún no han recuperado, ni por asomo, la situación de antes de la crisis. Así, ser mileurista, que entonces era peyorativo, ahora sería una buena noticia, porque pocos son los trabajadores que alcanzan esa cifra, y muchos los que cobran menos y están en precario con contratos de corta duración, o en el paro.

Pese a la opinión de los dirigentes del Partido Popular, sí que sirven las comisiones de investigación, porque los implicados se ven en la obligación de contestar y que se les vean las mentiras. La intervención de Rajoy en esta comisión, así como la que tendrá lugar en la Audiencia Nacional el 31 de julio, serán muy interesantes y duras para un individuo acostumbrado a no decir nada y limitarse a esconderse en el plasma. Espero que los jueces de la Audiencia Nacional hayan tomado buena nota de las declaraciones de los Arenas, Cascos, etc, así como de la de Rajoy cuando se produzca, para penalizar su no colaboración con la Justicia. De creernos lo que han dicho estos individuos, como dijo el otro día el periodista Iñaki Gabilondo, llegaríamos al absurdo de que el PP es una “empresa” tan rara que mandan los tesoreros y no los presidentes y secretarios generales. ¿Quién se traga esta bola?

La que no valdrá para nada será la comisión vengativa del PP en el Senado, ¿no han aprendido de la Comisión del 11-M en la que pedían ansiosamente la presencia de Rubalcaba y luego les pegó un revolcón de mucho cuidado, como bien se encargó de decir Gaspar Llamazares?

Los que tienen mucho que esconder, son los que tienen miedo a estas comisiones, los demás no, ¿qué tiene que temer Podemos?, ¿lo de Monedero y Errejón?, el primero ya pagó, fue sancionado por su Universidad, y el segundo quedó libre de culpa. Lo único lo de Echenique. ¿Qué tiene que temer el PSOE? Recordemos que hace unos días, la juez Alaya sufrió un duro varapalo al quedar absueltos los diez implicados en el caso Mercasevilla, precursor del de los EREs, que entrará en fase de juicio oral antes de que acabe el año, habiendo pagado los implicados como Chaves, Griñán y otros sus responsabilidades políticas. Poca munición la que tiene el PP para hacer sangre. Veremos si al final no le sale el tiro por la culata.

 

Y a IU que la registren.

 

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