España, una democracia imperfecta perfectamente mejorable

“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”. Ni siquiera el Título preliminar de la Carta Magna que los españoles rubricaron con sus votos hace ya casi 40 años puede ocultar la realidad a pie de calle este 2017, que no es otra que el fuerte desafecto e incluso rechazo frontal que una amplísima mayoría de los españoles tiene en la actualidad hacia su sistema democrático. Así lo refleja el último Eurobarómetro del Parlamento Europeo, que certifica que la democracia española es la que más rechazo provoca entre sus propios ciudadanos de toda la Unión Europea.

Qué duda cabe que los graves problemas de la corrupción institucionalizada durante años en este país al más alto nivel político y la lejanía con que sienten a sus representantes en las instituciones son factores que han influido de forma determinante en este desapego ciudadano hacia su sistema democrático.

Esta percepción profundamente negativa de los españoles hacia su sistema parlamentario no ha variado mucho en los últimos años, si acaso aún para peor, sea quien sea el estamento u organismo que realice el estudio de campo, ya que en el año 2012 el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dependiente del Gobierno español, avanzaba unos datos tan esclarecedores como contundentes, y ni siquiera el fenómeno Podemos había aflorado por aquel entonces, aunque sí se habían llenado ya las plazas de España de insatisfechos aquel 15-M de 2011: el 67,5% de los españoles estaba a finales de 2012 ‘poco’ o ‘nada’ satisfecho con el funcionamiento de la democracia en el país.

A esto se sumaba que más de la mitad, concretamente el 51,5% de los españoles, tenía esa misma percepción claramente negativa de la Constitución. Aquel 2012 solo uno de cada tres ciudadanos, el 37,4%, estaba ‘muy’ o ‘bastante’ satisfecho con la Constitución del 78.

En el Eurobarómetro de esta primavera de 2017, los datos son igual de reveladores en el mismo sentido que hace un lustro subrayaba el estudio del CIS. Una gran mayoría de la ciudadanía española no se siente ni de lejos satisfecha con su sistema democrático. Más bien todo lo contrario. Los datos registrados son previos al conflicto con Cataluña, que tuvo su momento álgido el pasado 1 de octubre.

En la actualidad, el 63% de los encuestados muestra su frontal desacuerdo con el funcionamiento de la democracia en España. Este dato es doblemente llamativo teniendo en cuenta que la insatisfacción media de los países de la UE con sus respectivas democracias apenas llega al 44%.

Otra apreciación de la ciudadanía española que refuerza este desapego con la democracia del país es que el 56% de los encuestados lamenta que la opinión de los ciudadanos no se tiene en cuenta en su sistema democrático. Esta mayoría es completamente diferente en el resto de la Unión, donde una media del 63% de los europeos sí se siente satisfecha con la acogida que sus opiniones tiene en sus respectivas democracias.