La población española creció de forma continuada durante todo el siglo XX, tendencia que se intensificó significativamente en el último periodo intercensal (2001-2011) cuando se alcanzaron tasas de crecimiento que triplicaban las observadas hasta entonces. Pero la crisis económica reciente ha supuesto una ruptura brusca de las tendencias más sobresalientes, tanto en el plano económico como en el demográfico, según un estudio el número 7 de esenciales, un documento realizado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas.

En la primera década del siglo XXI España se convirtió en un país de acogida de inmigrantes. Este factor, unido al lento pero continuado descenso de la mortalidad manifestado en el incremento de la esperanza de vida, se tradujo en un aumento de la población de derecho en casi seis millones de habitantes (5.968.545). En 2011, por primera vez, la población española se situó por encima de los cuarenta y seis millones en un registro censal.

El censo de 2011 marca un punto de inflexión. Desde 2012 hasta comienzos de 2016, España ha perdido cerca de 380.000 habitantes. Las pérdidas de población más intensas se han producido entre los más jóvenes, los menores de 34 años, con 1,6 millones de personas menos.

Es especialmente grave la pérdida de población de entre 25 y 34 años con cerca de 1,3 millones de personas menos. A ello se une el descenso en términos netos de la población aún más joven, los menores de 25 años, con otras 292.077 personas menos. Por el contrario, los mayores de 65 años han aumentado en términos netos en más de 500.000 personas desde 2012, contrarrestando en parte la pérdida de los más jóvenes.

De esta forma, el informe revela que la sociedad española se ha hecho mayor. La edad del español medio ha pasado de ser un joven de 28 años en 1900 a un adulto de algo más de 41 años en la actualidad. Este dato refleja el continuo envejecimiento de la población, resultado en buena medida de la prolongación de la vida media. La esperanza de vida al nacer de la población española ha pasado de los 34,8 años en 1900 hasta los 82,7 en 2015. España ha experimentado un sobresaliente incremento del nivel de vida como consecuencia del desarrollo del país y el aumento de la renta per cápita agregada.

Estos últimos años de declive demográfico no han hecho que España deje de ser un país de grandes contrastes. A pesar de las pérdidas de población absoluta del conjunto, muchos municipios siguen ganando población y algunos de ellos se encontraban ya entre los municipios que más población ganaron en la primera década del siglo XXI. Estos municipios pueden ser catalogados en dos grupos diferenciados: los que pertenecen a importantes áreas metropolitanas y los que destacan como destinos turísticos.

Ciudades que crecen

En particular, varios municipios del área metropolitana de Madrid -Valdemoro y Rivas-Vaciamadrid- han duplicado su población en solo diez años, y Torrevieja en Alicante y Roquetas de Mar en Almería la han incrementado en más de un 75%. Así, se consolida el proceso de abandono de las áreas interiores hacia las franjas costeras y hacia la capital del país y su periferia, una tendencia que se observaba con nitidez desde mediados del siglo XX y ha continuado hasta hoy.

Por otro lado, la población de Yebes (Guadalajara) se ha multiplicado por 10 desde el censo de 2001 al tiempo que el peso de los más mayores se ha reducido en 43 puntos porcentuales, pasando de representar el 48,3% de la población total en 2001 al 5,3% en 2011. Yebes se localiza cerca de la capital de provincia y la instalación de una estación de AVE en su término municipal la ha situado a menos de 30 minutos de Madrid. Constituye un ejemplo reciente de cómo el desarrollo de las infraestructuras puede propiciar cambios bruscos en la localización de la población.

En cambio, la provincia de Alicante ha protagonizado las pautas más acusadas de envejecimiento en España entre 2001 y 2011. Se trata de un fenómeno ligado en gran medida a la inmigración de población europea en edad de jubilación, que se asienta en esta provincia atraída por las bondades del clima mediterráneo.

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