La inauguración de las nuevas obras del Canal de Panamá, ejecutadas por la constructora española Sacyr, no tendrá un representante español a la altura de un acontecimiento mundial en el que sí estarán presentes jefes de Estado y de Gobierno de 70 países, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Barack Obama o el chino Xi Jinping. La ausencia ya prácticamente segura del jefe del Estado español, Felipe VI, y del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, se debe a que esta inauguración está cerrada para el próximo 26 de junio, fecha en la que con toda probabilidad se celebren nuevas elecciones generales en España.

La ausencia ese día clave tanto de Felipe VI como del presidente en funciones se da por hecha, pese a que Rajoy se ha vanagloriado una y otra vez de que esta obra de ingeniería civil a cargo de Sacyr es el mejor exponente en el mundo de la Marca España.

Desde el Gobierno del país centroamericano la fecha del evento es inamovible porque es precisamente ese día cuando Obama podría acudir junto con otro peso pesado de la diplomacia internacional como es el presidente de China.

El pequeño país centroamericano está de plena actualidad a nivel internacional tras la revelación de las incontables sociedades off shore que funcionan en este paraíso fiscal que ya no es tal para España desde el Convenio de doble imposición con cláusula de intercambio firmado por el ejecutivo socialista de Rodríguez Zapatero el 7 de octubre de 2010 y que entró en vigor el 25 de julio de 2011.

Este acuerdo fue firmado porque estaba en juego la concesión de la faraónica obra a Sacyr, empresa que encabeza el consorcio que ha llevado a cabo la ampliación del canal. Gracias al citado convenio, Panamá adjudicó a Sacyr la ampliación por valor de 2.240 millones de euros, cantidad que posteriormente se ha elevando ostensiblemente en unos sobrecostes de 3.220 millones, hecho que ha provocado tensiones entre ambos cuerpos diplomáticos.

A esto se ha sumado la publicación de los ya famosos papeles de Panamá, con numerosos famosos y cargos públicos implicados en sociedades off shore, como el caso del ya ex ministro de Industria José Manuel Soria, que dimitió precisamente por este escándalo. Pese a todo, el Gobierno de España ha guardado un llamativo silencio con el caso de los papeles de Panamá, a diferencia de lo ocurrido con el ejecutivo del francés François Hollande, que ha decidido volver a incluir a Panamá en su lista de paraísos fiscales, lo que ha provocado tensiones diplomáticas entre ambos países.

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