El ministro de Economía, Industria y Competitividad Luis de Guindos recibió en nombre del Gobierno un jarro de agua fría en la presentación del informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) al mostrar en dicho documento la realidad que el Ejecutivo pretende ocultar detrás de las cifras globales, sobre todo en lo que se refiere a la situación de nuestro mercado laboral.

En dicho informe se reconoce que los niveles de pobreza tanto generales como en lo referido a la pobreza infantil son muy elevados y que las medidas que se están tomando apenas están contribuyendo a su reducción. Para erradicarlo la OCDE propone que se incrementen los programas de ingresos mínimos y de subvenciones a las familias con hijos.

En materia de desempleo, la OCDE incide en un hecho que en Diario16 llevamos insistiendo cada vez que se publican datos, ya sea la EPA, ya sea el paro registrado: el descenso de la tasa de desempleo al 19% es insuficiente y el paro de larga duración se está cronificando. Para ello es interesante ver que la OCDE pide a España que se aumente la efectividad de los servicios públicos de empleo a través del incremento de los recursos y de los profesionales que trabajan en las oficinas de los servicios de empleo para transformarse en una institución en la que los desempleados encuentren un trabajo en vez de ser meros tramitadores de solicitudes de subvenciones.

El informe es taxativo en lo referente a la situación del mercado laboral. «Es fundamental que España consiga incorporar a un mayor número de personas al mercado de trabajo, pero también debe centrarse en la calidad del empleo para asegurarse de que las ventajas del crecimiento se comparten en mayor medida entre la población y para crear mejores oportunidades para las generaciones futuras. El mercado de trabajo se caracteriza por contar con una elevada proporción de trabajadores temporales, fundamentalmente jóvenes y empleados con sueldos bajos. Los jóvenes y los trabajadores con baja cualificación son quienes más sufren el desempleo, al tiempo que existen unos niveles muy elevados de desempleo de larga duración. Estos factores corren el riesgo de afianzar las desigualdades, incidiendo negativamente en el crecimiento futuro y en la cohesión social».

Relacionado con lo anterior el informe determina que «La crisis y el elevado desempleo resultante han generado disparidades en materia de pobreza e ingresos. Para conseguir un crecimiento más inclusivo será necesario reducir aún más el desempleo, adoptar políticas más acertadas para reducir la pobreza y mejorarla calidad del empleo a través de una mejor cualificación de los empleados, vía una mejor formación y un mejor encaje entre sus habilidades y sus puestos de trabajo».

Por su parte, la Comisión Europea ha alertado a España sobre sus elevados niveles de pobreza, exclusión social y desigualdad. En su Informe España 2017 Bruselas alerta sobre los elevados niveles de temporalidad que son los más elevados de la UE. Los datos que aporta la Comisión son muy preocupantes, tal y como hemos confirmado en Diario16 meses atrás: el 13% de los trabajadores españoles se encuentra en riesgo de pobreza. A pesar de que los datos macroeconómicos son buenos, la Comisión sitúa los niveles de desigualdad entre los más altos de la Unión, al igual que el indicador Gini. Por otro lado un 28% de los españoles se encuentra en riesgo de exclusión social y un 33% de los niños se halla en esta situación. Bruselas también alerta de que el 25% de los contratos que se firman en España tienen una duración inferior a 7 días.

Estos dos informes de dos instituciones que precisamente no se caracterizan por su activismo social y que son, en parte, las urdidoras de las políticas de austeridad fanática que se han impuesto en Europa, demuestran, en primer lugar, el fracaso de todas las medidas adaptadas por el Gobierno de Mariano Rajoy en clave de mejora de la vida de los ciudadanos y, en segundo lugar, el propio fracaso de las instituciones supranacionales a la hora de buscar soluciones a las consecuencias de la peor crisis económica de la historia.

Por tanto, hay que buscar otras salidas y éstas pasan, según distintas fuentes consultadas por Diario16, por poner fin a las políticas de austeridad y por la derogación de la Reforma Laboral del 2012 que son las dos principales causas de la situación de desigualdad y de riesgo de pobreza en que se ven día a día las verdaderas víctimas de la crisis, es decir, los ciudadanos. Estas mismas fuentes aseguran que no se puede producir una recuperación económica real si no se crea un empleo de calidad que permita a la ciudadanía reactivar el consumo y, de este modo, la propia economía a través del crecimiento de los niveles de sinergia socioeconómica.

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