El elevado fracaso escolar y las diferentes modalidades de contrato son para la OCDE los factores principales para la reducción del empleo juvenil entre 2007 y 2015 en España. La OCDE señala que España fue el único de sus Estados miembros en los que el empleo juvenil cayó más del 50%, seguido de Grecia e Irlanda (en ambos más del 40%) y luego Portugal, Eslovenia e Italia (más del 30%). La destrucción masiva de puestos de trabajo que afectó en especial a jóvenes sin estudios y de manera estruendosa a aquellos empleados en el sector de la construcción, ha traído como consecuencia que el total de jóvenes desempleados y fuera del sistema educativo entre 15 y 29 años, ronde el 23% en España.

La OCDE ha basado su informe en la situación de alrededor de 40 millones de jóvenes que habitan en los 34 países desarrollados que forman la organización y ha censado a los que ni estudian ni trabajan. Este censo de los llamados “nini” deja de manifiesto las diferencias que existen entre países. Nada nuevo. Del 6,2% en Islandia y del 7,8% en Holanda en mínimos, España, con el 22,7 %, ocupa el cuarto puesto en jóvenes sin empleo ni estudios, tras el 29,8% en Turquía, el 26,9% en Italia, el 24,7 % en Grecia, y seguida de cerca por el 22,1% en México y el 18,8% en Chile. En España, los llamados «nini» aumentaron 10 puntos porcentuales durante la parte más dura de la crisis, desde 2007 hasta 2013, cuando se alcanzó un máximo del 26%. También destaca el informe que la tasa de jóvenes nacidos fuera de España sin trabajo ni estudios, alcanza el 32%. Se da la circunstancia, además, de que España no ha gastado los fondos que la Comisión Europea le dio para el estímulo del empleo juvenil.

Stéphane Carcillo, responsable del informe, culpa de la montaña rusa que es el mercado laboral español para nuestros jóvenes, a su “dualidad”. Dice Carcillo que esa dualidad está tras la rápida destrucción de puestos de trabajo en momentos de crisis y que perjudica sobre todo a las personas con contratos temporales, donde se ubican la mayoría de jóvenes, y cuya flexibilidad crea el espejismo del crecimiento en tiempos de bonanza, y la destrucción sistemática cuando asoma la crisis, y añadió que a largo plazo ese modelo no contribuye a consolidar el empleo.
España aparece en la cola de la OCDE en lo que se refiere a la tasa de fracaso escolar en el grupo de población entre 25 y 34 años: un 39% entre los hombres (frente a la media ligeramente superior al 15% en la OCDE) y un 28% entre las mujeres (frente al 12-13%) no habían completado el segundo ciclo de secundaria. Para afrontar el desempleo juvenil, la organización considera prioritario luchar contra el fracaso escolar coordinando, como en los países nórdicos – los del 6 o 7%-, donde hay intercambios intensos entre los servicios sociales y los centros escolares para actuar cuando se detecta absentismo escolar y evitar que acabe en abandono de estudios. El objetivo es situar a los jóvenes que corren el riesgo de descolgarse en proyectos de empleo o de aprendizaje. Carcillo indicó que un 15% de los jóvenes en Alemania están cubiertos por el aprendizaje, cuando en España son sólo el 4%.

Refleja el informe además que el elevado nivel de pobreza juvenil en España (casi el 20%) es prácticamente equivalente al paro en ese grupo de edad. En España, la pobreza es del 16%, casi cinco puntos más que la media de la OCDE, destacando que nuestro país también está en cabeza con respecto a la fractura abismal entre la pobreza de los niños (23,4%) y la de las personas mayores (5,5%).

En un país de la OCDE, España, desarrollado, una cuarta parte de sus niños pasa hambre y frío.

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