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Ese cabrón llamado éxito

Nada sienta también en la frente de un ganador como una corona de modestia Juan Donoso Cortés

Félix Lareki Garmendia
Félix Lareki Garmendia
Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Bilbao. Su carrera profesional fundamentalmente la ha desarrollado en Xerox España S.A.U.. Exprofesor de la Escuela Superior Universitaria de Marketing en la Cámara de Comercio de Bilbao, del Master de Marketing y de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del País Vasco UPV - EHU. Durante 8 años ha estado en política en el País Vasco. Vicepresidente de la Asociación Internacional Aulamar para personas discapacitadas para el disfrute de la navegación a vela. Tiene publicados varios libros con ESIC Editorial. Su lema es “pasión por el arte y las personas”, lector empedernido, escritor y analista social.
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análisis

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Vivimos en una sociedad en la que con frecuencia nos llegan noticias de personas que acceden a la calificación de “nuevos millonarios”, otras que acceden a cargos públicos relevantes desde trabajos normales y sin protagonismo alguno, también deportistas con cifras increíbles y nos preguntamos, ¿tanto puede valer un ser humano?

Artistas del mundo del celuloide, grandes actores teatrales, arquitectos con proyectos multimillonarios, grandes investigadores con reconocimiento mundial. Personas enriquecidas por un gran premio en la lotería. Todos ellos son ganadores y todos ellos se encuentran en la necesidad de digerir “su” triunfo.

Estos pensamientos me han creado la necesidad de escribir un breve artículo sobre el concepto DIGERIR EL ÉXITO, SER EXITOSO siendo conscientes de las enormes necesidades del mundo que nos rodea. Que el éxito no nos nuble la visión.

Pero digerir el éxito sin que a uno se le nuble la vista, no es sencillo, no es tarea fácil. En muchas ocasiones el poder que otorga el éxito en forma de dinero, fortuna, hace fuertes a las personas ¿invencibles tal vez?

En el mundo de la empresa, las que triunfan, asumiendo el lema “los clientes primero”, saben que clientes satisfechos atraen a otros muchos clientes, y se esfuerzan en ello, pero muchas de ellas terminan muriendo de éxito. La pregunta clave es, ¿por qué? La competencia entra en su espacio, situándose como nuevos ganadores, mientras nosotros nos ahogamos en la cúspide.

Tratar el éxito no es fácil, algunos expertos dicen que hay que acostumbrarse a tratar al “éxito” como un compañero normal del viaje, siendo conscientes que los peligros acechan. Una buena medida es, estar prestos cuando se detectan señales de autosuficiencia o simplemente uno deja de hacer preguntas de cómo mejorar. Hay que construir con VALORES, respetando a cada persona, a la masa social, sentirse ganador adoptando una postura permanente de modestia.

En el deporte, sentirse ganador sin humillar, recompensar a sponsors, al pueblo al que representas, hacer crecer en motivación a nuestra plantilla y estimularla constantemente, ser conscientes que estamos recorriendo el camino acertado y no otro.

Hacerse preguntas todos los días y cuestionarse sin rubor alguno. No caer en la autocomplacencia. r DOMESTICAR AL ÉXITO.

El deporte del remo nos muestra esto que decimos. Trabajamos en el seno de la ola para impulsarnos y disfrutar del empuje en su cresta, en lo más alto, sabedores que una ola no es eterna. Volveremos a su seno, no para estar quietos sino para empujar con energía y prepararnos hasta una nueva cresta para servirnos de su empuje.

La gente y las empresas que llegan al éxito y no están preparadas para salir de él, enloquecen, se produce una corriente de euforia sin control, todo el mundo te reconoce como “el mejor”. Esa misma gente te devuelve a las nuevas realidades cuando el ciclo cambia, la gente se encuentra muy a gusto con los ganadores, pero fácilmente se olvida de ellos.

Un ejemplo es el tenista Rafael Nadal, sabe asumir el éxito con total modestia. Es un ejemplo válido para el entorno no solo deportivo, sino empresarial, político, etc. Lo ha ganado todo con su eterna juventud. Asume los éxitos con normalidad. También los fracasos y sus lesiones que le han frenado y parado muchas veces en su carrera. Nunca le ha nublado el éxito.

Severiano Ballesteros, q.e.p.d, fue un golfista que supo luchar con gran dignidad frente a su cáncer, galardonado con el premio Príncipe de Asturias por una carrera deportiva llena de éxitos y humanidad. Casado con el poder –Banco de Santander- a través de su matrimonio, supo reaccionar mostrando siempre su cara más amable y comprensiva

Miguel Induráin cinco veces ganador del Tour de France, éxitos asumidos con normalidad, actualmente sigue compitiendo en pruebas populares y extiende su ejemplo a los nuevos ciclistas.

Pep Guardiola, entrenador de futbol, mantiene su éxito profesional, cuidando con mimo y respeto a sus plantillas en diversos clubs. Nadie en el mundo tiene su historial profesional cargado de éxitos. Ese triunfo cada temporada es como si algo se opusiera en su camino para la siguiente temporada. Es como una barrera imposible de franquear. Cuando alguien como él lo ha conseguido todo, ¿Qué más puede hacer la temporada siguiente? ¿Debe renovar su contrato o irse? En plena temporada de éxitos, los jugadores del Barcelona salieron del vestuario en la semifinal de la Champios en el año 2011 con un lema en la camiseta. Además defiende con valor a su patria “Cataluña”. Apoyando proyectos sociales y de humanidad.

Su lema es “Todo ganado, todo por ganar”

La montañera tolosara Edurne Pasaban, primera mujer en el mundo en hacer los 14 ocho miles, es una persona modesta, humilde, sana y ambiciosa de éxitos. Premio “Príncipe de Asturias”.

El ex presidente de los Estados Unidos de América, Barak Obama, de familia humilde y primer presidente de color en la historia norte americana en uno de sus discursos afirmaba:

“Rodearnos de las personas más capaces, con las mejores cualidades y el mejor perfil posible. Que sean expertas y que tengan enormes ganas de progresar. Gente que goce trabajando en equipo con otras personas. Acordemos con ellos para encontrar soluciones que favorezcan a todos, ricos y pobres. Gente que tenga ganas de aprender y hacer un gran país, con nuevos retos y nuevos horizontes, nuevos caminos. Mirando hacia adelante”

En general todas estas personas tienen claro sus objetivos y la forma de conseguirlos. Esta es una regla de oro para alcanzar el ÉXITO. No hay éxito sin CONSTANCIA, es decir algo que sea permanente. El ÉXITO no aparece de rondón, hay que trabajar para conseguirlo, casi siempre con esfuerzo y dedicación. Esta es otra regla de oro. Para digerir el ÉXITO, hay que tratar al mismo de forma parecida a una derrota. Son compañeros de viaje inevitables. Éxito y felicidad no van siempre de la mano. Uno puede ser exitoso pero ser infeliz. Esta es otra regla de oro. Tener en cuenta estos pensamientos seguro nos reportarán felicidad.

En política los partidos ganan para después perder. Son incapaces de mantener el éxito conseguido a pesar de llenarse de asesores para conseguirlo. Casi siempre su ÉXITO hace que terminen por hacer oídos sordos al Pueblo liso y llano ¿No es un tanto estúpido? Esto es algo así como un LEMA que debería ser colgado en los despachos de la clase política.

En la España monárquica, muchos de los ganadores, especialmente en el sector financiero – se conocen muy bien sus nombres- y en el gobierno, han sido ganadores con trampa, ejerciendo la corrupción y el fraude. Fueron ganadores, lo que les dio nuevos bríos para seguir robando. Se robó el éxito, no se supo ganarlo. Fueron exitosos a su manera. Uno no puede ser exitoso si es indigno y muchos ganadores lo fueron.

La justicia debe cumplir con su papel, castigando a los indignos, los ciudadanos quitándoles su voto, su apoyo y además sus depósitos financieros si es el caso de bancos que desarrollan prácticas dudosas. Nadie en su sano juicio puede entender que más de 300.000 ciudadanos pierdan todo su capital de la noche a la mañana, el Santander compró por 1 euro a todo un banco, el Popular, las acciones de éste pasaron a valer cero, fue la ruina para muchos accionistas ¿Porque el Estado no reaccionó a estas maniobras?

La gente se pregunta ¿Puede un banco como el Santander presumir de ÉXITO? Una empresa que invierte en su imagen enormes cantidades de dinero.

Una vez más, Valores y respeto. No es difícil.

El ÉXITO sin dignidad no es NADA. Es una cabronada.

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