La epiclera era la mujer que en la antigua Atenas heredaba del padre que no había tenido hijos varones, ya que las mujeres no podían poseer propiedades. A esta mujer se le obligaba a casarse con un familiar paterno y debían tener descendencia varonil. Si este caso no se daba, podía la mujer tomar otro esposo que le proporcionase descendencia masculina. Como se observa el sistema servía para salvaguardar la herencia, en especial, en grandes familias aristocráticas o económicas.

Gracias a la profesora AmeliaValcárcel el uso de este término ha servido para definir a aquellas mujeres que gobiernan para salvaguardar los intereses de una casta (Indira Ghandi), de una monarquía (Cleopatra) o de una clase social. El uso metafórico indica que es una mujer a la que se le permite el disfrute del poder para la conservación de algún tipo de privilegio. Algo así ocurrió con Margaret Thatcher u ocurre con Angela Merkel. Se encuentran al servicio de intereses de clase o de partido con independencia de su género. Representan el poder pero no lo tienen.

El feminismo, al menos desde Simone de Beauvoir sino desde Mary Wolfstonecraft, ha luchado contra ese poder que utiliza a las mujeres y las somete a su control. El patriarcado inserto en la cultura histórica del mundo ha sido el objeto a derribar por los feminismos de todo tipo. Un patriarcado que, en la modernidad, ha hecho alianza con el poder económico y el político. Por eso, las críticas veladas a las epicleras han sido parte del movimiento feminista en sí. No se criticaba a la persona sino la utilización que de la misma hacía y hace el patriarcado. ¿Cuántas veces no se ha escuchado hablar de las barbies de tal o cual partido de derechas (y a veces de alguno de izquierdas)? Es el rol lo que se critica. Un rol que, revestido de la aureola del poder, no lo posee.

Saco estas reflexiones a colación de la campaña por las primarias en el PSOE ya que he escuchado cosas que no son muy feministas, aunque lo quieran vender así. Un grupo de unas 300 mujeres del PSOE y que apoyan a Susana Díaz han decidido crear la página web La Hora de las Mujeres. Una página donde, se supone, que están los principios del feminismo que defienden para el partido. Hasta este punto me parece una opción totalmente lógica y razonable. Las feministas que apoyan a Díaz se unen para presentar sus objetivos. Como lo podrían hacer las feministas que apoyan a los otros dos candidatos. Muy razonable.

Lo que empieza a crujir son los motivos por los que han decidido juntarse. Según sus propias declaraciones, apoyan la candidatura de Díaz porque “junto a ella luchamos por la democracia paritaria y con ello hacemos valer nuestra voz, nuestro trabajo y nuestras ideas. Ella es una de las nuestras”. Si a esto sumamos las declaraciones de Elena Valenciano afirmando que apoya a Díaz por ser mujer, o el propio vídeo “oficial” de Susana Díaz donde se destaca en primer lugar “Quiero una mujer que dirija mi partido”, entramos en terrenos pantanosos. Si el valor máximo de Díaz es ser mujer sin más, el feminismo no ha avanzado nada.

¿Con esas palabras afirman desde la candidatura de la andaluza que los demás candidatos no luchan por la democracia paritaria? Ni Sánchez, ni López han dicho nada en contra, es más, dentro de la cultura interna del PSOE, la democracia paritaria es un valor máximo que no se cuestiona. ¿Son menos candidatables a la secretaría general los otros dos candidatos por ser hombres? Su género es el de hombre y nada pueden hacer contra ello. Tendrán sus micromachismos y sus fases marichulas seguramente, pero eso no les deslegitima para ser elegidos. Es más, juegan en la candidatura de Díaz con el factor de que ellos no pueden hacer valer su condición. No pueden decir “vótenme por ser hombre”.

¿Es el valor de Susana Díaz el ser mujer? Creo que no. Alguna que otra vez he podido charlar con ella y no veo que ella haga enaltecimiento de esa situación para autoafirmarse, sí lo hace cuando recibe ataques machistas obviamente (internos y externos). Pero ella siempre habla del esfuerzo que dedica a Andalucía y su pasión por su tierra, el PSOE y España. Desde luego, hace una defensa inquebrantable de la mujer, no por nada pero fue Consejera de Igualdad, pero no hace de ello un valor suyo. Es más, su origen humilde siempre es mucho más remarcado.

Durante la campaña en Podemos Madrid, la candidatura de Rita Maestre no utilizó su género contra Ramón Espinar. Es más, grandes feministas como Gimeno o Serra apoyaron al actual secretario general. A nadie se le hubiese ocurrido sacar ese tema a colación. Estaba claro que unos y otras defienden lo mismo. ¿Por qué, entonces, se meten en ese berenjenal las mujeres que apoyan a Díaz? ¿Va a defender mejor los intereses de las mujeres Díaz por ser mujer y socialista que los otros dos? No lo creo. Veo bien que ella se presente como la primera mujer que puede ser secretaria general del PSOE y alcance el poder.

Cuestión bien distinta es que sólo por el hecho de ser mujer vaya a ser más feminista. No hay que olvidar que, mientras sus compañeras de partido (incluidas algunas que le apoyan) estaban luchando por el aumento de la baja por maternidad o la corresponsabilidad familiar, ella decidiese no tomar toda su baja maternal para seguir trabajando. Esto fue criticado en su momento por asociaciones de mujeres. Por tanto, no es un ejemplo de lucha por los derechos de las mujeres. Además, su forma de llegar al poder en Andalucía es más de lo mismo del patriarcado (aunque esto no es achacable completamente a ella por las estructuras machistas que existen aún).

Su llegada al poder sería importante como imagen, sin duda, para las mujeres. Pero ¿sería ella misma o una epiclera? Que la prensa conservadora y la coalición dominante del bloque en el poder (Ibex35) sean valedores de tu candidatura debería hacerte temblar. Sus reuniones con las gentes del dinero, lo que ahora llaman Trama en Podemos (neologismo político estúpido, por cierto) o con los poderes fácticos del propio partido, dan la impresión de enviarla hacia la posición de la epiclera. Será la que ostente el poder, no en beneficio de todas y todos sino de la coalición dominante, hasta que quienes están detrás dejen de confiar en ella. Tampoco veo que los otros dos candidatos vayan a separarse mucho de ese dominio.

No es muy igualitario, ni muy justo utilizar aspectos de uno mismo, además aspectos inamovibles en estos momentos, que los demás no pueden. Si dice defender la Justicia, parece que no es muy justo otorgarse un valor del que los demás candidatos carecen y no por falta de méritos propios. Que es bueno que haya una mujer al frente de un partido como el PSOE, sin duda. Pero que se utilice ese argumento contra los candidatos hombres, me da que no es muy feminista. Es más, le propongo a la candidata que proponga la Rotación de Género en los cargos del PSOE. Esto es, que después de ocho años no pueda haber un mismo género ocupando la misma secretaría. Así, seguramente muchas mujeres ocuparían las secretarías más políticas y su buen hacer y la transmisión de los valores feministas quedarían impregnados en la cultura de partido.

Estela Goicoetxea, la telonera de Díaz el día de su presentación, ha sido víctima de su propio sentido patriarcal. Falsificando su currículo ha seguido la lógica del patriarcado capitalista que parece que sólo observa méritos a través del parecer ser y no del propio ser. Claro que tiene un gran ejemplo en Elena Valenciano, más conocida por la “Casi”. Casi estudió Políticas, casi estudió Derecho. Todas estas cosas no son más que ejemplo de micromachismos que se encuentran inscritos en la conciencia de las propias mujeres. Si ganase Díaz ojalá sirviese para derribar muchas de esas estructuras mentales que aún persisten. Pero no utilicen el género, mal entendido, como arma electoral. Mejor hablen de ideología, de políticas públicas y, evidentemente, de feminismo.

1 COMENTARIO

  1. Yo diría que es una trepa, golpista, mentirosa y que tiene una enorme facilidad para cambiar de ideología lo mismo que de color de pelo.

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