Juana Castro, Villanueva de Córdoba, 1945. Poeta española, ha obtenido el Premio Nacional de la Crítica 2010 por Heredad y el Premio Nacional Imagen de la Mujer en los Medios de Comunicación, Instituto de la Mujer (Ministerio de Cultura) en 1984. Autora de una quincena de títulos de poesía, un libro de artículos y co-traductora de una antología de poesía italiana. Miembro correspondiente de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes. Ha colaborado en diversos medios como articulista y crítica literaria y en los diarios La Voz de Córdoba, Córdoba y El Día. Algunos de sus poemas se han traducido al portugués, checo, polaco, catalán, chino y francés, y dos de sus libros al inglés. Fue distinguida en el año 2007 con la Medalla de Andalucía.
1.- Siempre has sido una mujer comprometida con tu tiempo, ¿cómo incide esa decisión a la hora de enfrentarte a la hoja en blanco?
-Me fío de mí misma. Es decir, no tengo que tener en cuenta mis compromisos a la hora de escribir. Lo que escribo es y será la destilación de mí misma: hablarán la memoria, la propia historia vital, lo que amo y admiro, aquello en lo que creo, lo que me intranquiliza, el ángel y el dolor que van conmigo.
2.- ¿Crees que queda mucho por hacer?
-Siempre queda por hacer, está todo por hacer, la humanidad da un paso adelante y dos atrás. Avanzamos, pero surgen problemáticas nuevas, recovecos escondidos que se destapan y nos lo emborronan todo. Son muchos años de pensar y sentir que la mujer es el segundo sexo, que decía Simone de Beauvoir. Afortunadamente, al patriarcado le quedan dos bocanadas. Y la prueba de que el mundo está al final del patriarcado es que los hombres que matan a mujeres se matan también ellos: saben que cometen un crimen horrendo y que ese crimen no tiene excusa ni perdón.
3.- ¿Cuál crees que debe ser el papel de la mujer en la nueva sociedad que se está formando?
-La nueva mujer está ya aquí. Es activa, pero sobre todo es libre, se siente libre para vivir, hacer y relacionarse. Eso en España ya lo admitieron las leyes, pero las leyes no nos dan los derechos, los derechos los tomamos nosotras, hay libertad más allá de las leyes. Somos seres humanos en igualdad. Igualdad de oportunidades, de trabajo, de salario, de formación. Sin embargo, en el día a día nos puede la inercia. Siguen los libros de texto sin incluir a las creadoras, sigue la crítica ocupándose muy poco de las obras de mujeres… La nueva sociedad no será nueva si no cree en las facultades y aptitudes femeninas. Las mujeres, allá donde van, son maestras en valores, relaciones, educación, porque eso está en nuestros genes, en la capacidad para ser dos, ser madres (lo hagamos o no lo hagamos realidad). Esta sociedad quiere olvidar los valores y las relaciones, el que todos seamos diversos, lo somos desde la engañosa globalidad. Cada ser humano es único, y esa diferencia nos enriquece. Sólo hay que admitir, valorar y poner en juego las diferencias, desde el origen a la andadura y las experiencias.
4.- ¿Cómo definirías el estado actual de la poesía en castellano?
-Se escribe mucho, hay muchos escritores, poetas muchísimos, y en lo mucho hay de todo. Bueno, regular y malo. No puedo aceptar la poesía que prescinde del ritmo y las imágenes. La verdad es más verdad si lleva música.
5.- Cuando te enfrentas al folio en blanco, ¿cuáles son los temas que más te preocupan?
-Puede parecer que hay temas nuevos: las migraciones, el sufrimiento de la infancia, las guerras, la omnipotencia del capital… Pero son los mismos, la humanidad se ha debatido siempre en el dolor y ha buscado la felicidad y el amor. Digamos que me preocupa el mundo, la deriva que nos puede conducir a más tribulación y más desigualdad, pero al escribir lo importante es dejar lo abstracto e ir a lo concreto. No hablar de la guerra en general, sino de este muerto que veo aquí a mi lado, de esta enfermera que pone alegría y cuidado cuando cura una herida o cuando besa y acuna a un niño mutilado.
6.- Tu último libro de poemas es Antes que el tiempo fuera. ¿Cuál fue el motivo que te llevó a escribirlo?
– El tiempo fue siempre tema y motivo de la poesía. El tiempo se nos escapa, es un misterio. Y hacia el misterio iba yo, cuando se me apareció un fósil, el amaltheus, un cefalópodo gigante que vivió antes que la humanidad. Para mí simboliza el origen y el envejecimiento. Y en el origen están los ancestros, la comarca, que es la de Los Pedroches, al norte de la provincia de Córdoba. Las señas de identidad, la madre universal y la propia, y esa imposibilidad de abarcar el tiempo y de buscarlo en el universo, en las estrellas, el otro gran misterio. En el libro hay dolor y hay celebración. Esta madre tuya no sabe más amar. De pronto esa comarca olvidada cuenta con un tren de alta velocidad.
7.- ¿Por qué decides dar esa nueva visión de la mitología, reconvirtiéndola y actualizándola?
-La mitología es una historia de vida. Cada mito y cada personaje explica lo que fuimos, la encrucijada que hubo que superar, la gloria o el precipicio que nos subsume. Nos reconocemos en cada mito. La mitología no muere, re-vive y se re-vitaliza en cada re-escritura. Es eterna porque habla de los afectos, los miedos, el deseo, las relaciones.
8.- ¿Qué representa la imagen de Amaltheus?
–Amaltheus es en el libro el alter ego de la voz poética, pero también simboliza la vejez y la fragilidad. Vino a engrosar mi propia mitología, junto a Dafne o la Diosa Madre.
9.- Tus textos parten de la cotidianeidad , hasta llegar, a través de la mitología, al ahondamiento del ser humano, trascender y reflexionar. ¿Crees que es una forma de mantener la memoria intacta del ser, el recuerdo, la fe del ser humano en el otro?
– Lo has expresado muy bien, no siempre lo consigo, pero es a eso a lo que aspiro. Por supuesto el ser humano vive y sufre, crea y trasciende, reflexiona. Aspiro a que cada poema nos acerque al ser, a la fe en la humanidad, a pesar de los pesares.
10.- ¿Está inmersa en algún nuevo proyecto? ¿Puedes adelantarnos algo?
– Tengo una aspiración, escribir una novela corta, intensa, llena de elipsis, para que el lector ponga también su parte. Y creo que tengo el tema, lo encontré un día, por casualidad. Sólo tengo que ponerme a ello. Y de paso contentar a un amigo, que lleva años preguntándome ¿Y la novela? En cierto modo, se la debo. A ver si Dios me da inspiración y tiempo.