El día que conocí a Nerea nos vimos en una cafetería cerca de Liverpool station en Londres. Ella estaba esperándome con su portátil y con una sonrisa en la cara, una señal de que las casi dos horas siguientes serían divertidas y cargadas de un ambiente familiar como si nos conociésemos de toda la vida, y es que al fin y al cabo, ambos somos españoles en un país extraño y eso une mucho.

Nerea Carrión Sanchis, española de Valencia, emigró para buscar un futuro y para encontrarse a sí misma. Estudió su último año de Económicas en Polonia donde mejoró su inglés pero ella quería ir a Reino Unido a aprenderlo desde la cuna del idioma de Shakespeare. El idioma, las finanzas y el mundo del modelaje, que había conocido en su Valencia natal, le llamaban poderosamente la atención para irse a Londres, una ciudad cosmopolita repleta de oportunidades. Trabajó como asistente en una academia de baile, como contable en una empresa inmobiliaria, enseñando español, como camarera, como modelo y finalmente como bróker en una firma internacional de la City. Y fue este último trabajo la gota que colmó su vaso y la llevó a crear y fundar “The happy world company”.


 

La felicidad es la idea principal de tu empresa, es lo que te mueve, lo que te invita a seguir caminando y a no pararte. ¿Por qué? ¿Crees que la felicidad está infravalorada y por eso todo el mundo habla de ella o que está sobrevalorada y por eso poca gente la consigue?

Pienso que la expectativa de la felicidad está muy alta. Además se usa tanto la palabra que ha perdido un poco su fuerza, y por otra parte, la gente se imagina estar feliz como algo especial, y al final la felicidad son pequeñas sonrisas, pequeñas cosas, momentos, y creo que todos tenemos la capacidad de ser felices, y que si no nos enfocamos en esos momentos, si no valoramos esos momentos, nos perdemos la felicidad, es como que no la experimentamos, no la vivimos. La felicidad no siempre tiene que ser algo grande que pase en nuestra vida, pero la sociedad hemos tendido a esperar a que esas cosas pasen para ser felices, y ahí es cuando estamos perdiendo lo que es la felicidad, y es esa expectativa lo que hace que la gente no esté feliz.

 

Entonces es como que lo sobrevaloran, creen que la felicidad es algo más de lo que ellos sienten y entonces nunca se sienten felices.

Exacto, siempre esperas más. Y yo a la gente le digo que no hay más, que la vida es esto, que no hay nada más, que es lo que ves. Así que o tú le das un significado a la vida, o no lo tiene. No hay nada más, pero eso a su vez es mucho. La felicidad está todos los días contigo, todos los días puedes experimentar esa felicidad que no ves, es pura química. Si duermes bien, comes bien, tienes las necesidades básicas cubiertas, en realidad tú puedes ser feliz. Pero si dependes de lo que pase a tu alrededor, entonces ahí es cuando no estás feliz. Y piensas que si no pasa esto o lo otro, no estás feliz, pero eso es una creación tuya, en tu cabeza. Si tú quieres puedes ser feliz.

 

Es decir, la felicidad es una actitud…

Es una actitud pero también es química pura. Tú vas al gimnasio y después tú te sientes feliz. Porque tu cuerpo, después de haber estado en modo estrés en el gimnasio, te genera unas endorfinas que te hace sentir bien. Eso es también es felicidad. Pero luego también hay otro tipo de felicidad más, digamos, externa, donde necesitas un buen trabajo, o algo que te genera ilusión, y eso te crea mucha felicidad, pero no necesitamos eso para ser feliz. Ya estábamos felices. Podemos ser felices también sin ese factor externo.

 

Entonces, siendo la felicidad algo innato, algo que tenemos en el interior, algo que podemos conseguir nosotros mismos, ¿por qué hay gente que paga para conseguir esa felicidad?, ¿de verdad no creen que puedan conseguirla que tienen que pagar a gente para que les enseñe a ser felices, para que les diga que pueden ser felices?

Yo creo que sí. Hay veces que necesitamos a una persona externa que nos lo diga. Recuerdo que mi madre me decía, “Nerea tienes que ser feliz, tienes que sonreír más, tienes que hablarte de una forma positiva, tienes que ser simpática con la gente, sólo guapa no vale”, y cosas así. Y luego fui a un seminario cuando tenía 19 años, y estaba un señor, que se llamaba Juan Planes, y en su charla estaba diciendo exactamente lo mismo que decía mi madre toda mi vida… (Risas)

 

Tu madre era inspirational speaker y tú sin saberlo…

Claro, mi madre era inspirational speaker gratuita y en mi casa, y yo estaba pagando a este señor para escuchar lo que mi madre me había dicho toda mi vida. Y en esos momentos asimilé todo lo que mi madre me había dicho, y me cambió la vida. Me di cuenta de que estaba en un mundo negativo, con unos hábitos negativos que no me permitían ser feliz, que me di cuenta de que se puede aprender a ser feliz, porque es una actitud, es una forma de pensar, de ver la vida, es cuidarte a ti mismo, es crear unos hábitos saludables en tu día a día. Es algo que se puede aprender. Y hay veces que se necesita que alguien de fuera te diga que puedes ser feliz, si quieres. Esa simple frase, le puede cambiar la vida a alguien, porque la gente piensa que no puede, o que no ha hecho lo suficiente, o que no se lo merece, porque no ha conseguido el trabajo que sus padres esperaban, o que él o ella misma esperaba.

 

Porque se juzga o castiga por errores pasados, y no se perdona a sí mismo…

Exacto, te castigas o no te perdonas. Hay que olvidarse de eso. Somos seres humanos, cometemos errores, fallos, y aun así puedes ser feliz, tu cuerpo te va a dar la habilidad de ser feliz, y vale la pena permitírtelo, que para el tiempo que vamos a estar aquí…

 

Tú has fundado dos compañías, “Smile for the world” y “The happy world company”, una sin ánimo de lucro y la otra como start up. ¿Cuál fue primero?

La primera fue “The happy world company” que empezó como un blog que se llamaba “For a happy world”, y eso se transformó en la empresa actual. Y luego se creó “Smile for the world” y todo fue porque quería crear una idea que surgió de una anécdota. Un día estaba en el metro y le sonreí a alguien, y me devolvió la sonrisa. Empecé a sonreír a la gente en el metro por el simple hecho de sonreírles y lo empecé a adoptarlo como hábito. Y me asombraba que la gente me devolviese la sonrisa.

 

Es como que lo necesitaban, a veces necesitas que alguien te sonría para sonreír tú también…

Sí, exacto. Aunque por norma general, la gente no te mira en el metro. Entonces empecé a mirar a la gente, y cuando no me miraban, yo me quedaba mirándoles con la sonrisa puesta (risas)

 

Un poco creepy, ¿no?

(Risas) Un poco no, muy, muy creepy. Pero me di cuenta de que la mayoría al final me sonreía. Porque pensarían “esta tía qué hace”, y al final se reían. Y esa sensación me gustó, y empecé a preguntarme qué podía hacer para que esto no se quedase ahí, para que eso corriese, se contagiase, para que esas personas, que habían recibido una sonrisa, sonriesen a otras. Y entonces se me ocurrió la idea de las tarjetas, que dicen sonríe y pásala, para invitar a la gente a que sonriese.

 

Entonces, “Smile for the world”, más que una empresa sin ánimo de lucro o una ONG, es como un movimiento.

Sí, como un movimiento. Lo de aclarar que somos empresa sin ánimo de lucro, o ONG, surgió para aclarar que no nos movemos por el dinero, porque no tenemos beneficios, ni los perseguimos. Hasta ahora todo lo hacíamos a base de donaciones, mi sobrino me imprimía las tarjetas, y yo se las pagaba cuando podía, y cosas así. Ahora tengo un socio que lo paga a medias conmigo, y luego a parte, recibimos donaciones de gente de alrededor del mundo que pide tarjetas. Así que esta iniciativa, se mantiene con donaciones. Es algo que siempre he hecho porque me gusta, porque te ayuda a conectar con las personas, ya que la sonrisa es el lenguaje universal, todo el mundo la entiende, no tienes que hablar, ni hacer nada, y te saca de tu zona de confort un poco, así que está muy linkada, o enlazada a mi día a día, a lo que yo hago en mi empresa, en “The happy world company”. Pero surgió así, porque yo quería hacerlo, necesitaba hacerlo.

 

Es como si quisieses devolver al mundo un poco de lo que te da, de esa felicidad que recibes, necesitabas devolver un poco de felicidad a la gente, al mundo…

Claro. Es como si supieras que algo te hace sentir muy bien y te parece injusto que sólo lo sepas tú. Quieres que todo el mundo lo sepa. Sería muy egoísta si me lo guardase. Y luego cuando se lo empecé a contar a la gente, me pedían tarjetas para dar ellos también. Pero lo mejor es la otra parte de todo esto. La gente que recibe la tarjeta y la sonrisa. A veces han llorado cuando se la he dado. Es cierto que hay gente que no le hace aprecio y la tira, pero hay gente a la que le haces pensar e igual piensa que tal vez sí que hay gente buena en el mundo. Y nunca sabes si ese pequeño gesto les puede cambiar la vida. Porque la vida se trata de eso, de pequeños gestos. Luego tengo un amigo que me dice que usa las tarjetas para ligar con una chica en un pub (risas), pues perfecto, le está sirviendo en su vida. Me da igual como uses las tarjetas, si te sirven para conectar con personas, pues genial. Otro me decía que desde que las da en su trabajo, le dan más propinas los clientes del bar. Y este es el que se ha convertido en socio y compartimos gastos. Llevamos imprimidas más de 20.000, y con que le ayuden a un pequeño porcentaje, yo me doy por satisfecha.

 

Háblanos un poco de la otra empresa, de “The happy world company”. ¿Qué tipo de clientes tienes? ¿Qué tipo de clientes os contratan?

Gente con ganas y ambición de hacer cosas por ellos y por el mundo, gente que no se conforma, gente que ya es feliz pero que quiere ser más feliz, gente que no es nada feliz, gente que necesita ayuda para ganar confianza, o gente vergonzosa, gente empresaria, gente que tiene todo lo necesario pero que no se siente feliz, gente que no tiene claridad con lo que quiere en el futuro, gente profesional normalmente, pero esto quizá porque algunos de nuestros servicios no son baratos, aunque también tenemos eventos gratuitos, donde viene toda clase de personas, pero lo que son las sesiones de coaching, one to one o los talleres más intensos, igual son algo caros para una persona que no tenga un trabajo digamos, donde se requiera cualificación. Pero hacemos también muchas cosas online gratuitas, eventos mensuales gratuitos para que todo el mundo tenga acceso. Y en el futuro queremos hacer más cosas gratuitas, pero todo lleva su tiempo porque es una inversión para nosotros también. También tenemos empresas que nos contratan para ayudar a sus empleados, o para alinear los valores personales con los valores de la empresa, porque quieren gente que cumpla los valores que la propia empresa tiene. Hay muchísima variedad. Mezclamos performances o temas creativos con coaching.

 

Tengo entendido que estás flirteando con la idea de hacer coaching en el sector político. Cuéntanos un poco.

Bueno, sabes muchas cosas (risas). Me han ofrecido formar parte de un proyecto donde se “crean” políticos. Te forman, te asesoran, te ayudan a crear tu imagen o tu branding y yo entraría en la faceta de ayudar a este futuro político a proyectar su imagen, porque no sólo es necesario saber quién eres sin también decidir quién quieres ser. Porque hay gente que se quieren proyectar al mundo de manera diferente porque sus objetivos son ser de esa manera o de otra. Y mi función sería ayudarles a decidir, a crearse y a proyectarse de la manera que quieren. Aunque mis planes son siempre ayudar a la persona a ser lo que quiere, en el tema político es complicado, porque si la persona va a ser el Hitler número dos, pues a lo mejor no acepto el trabajo. Pero en el caso de que este proyecto saliera adelante, tengo muy claros mis valores y en lo que quiero contribuir. Sería muy difícil para mí hacerle coaching a una persona que estuviese planeando una guerra para el mundo o algo así. Aunque esto es delicado, porque el propio cliente te puede engañar. Pero aun no hemos decidido si queremos entrar en esto. Lo estoy hablando aún con mi equipo.

 

¿La felicidad es una filosofía o un negocio?

Quizá ambas cosas, aunque yo lo veo más cerca de un negocio que de una filosofía. Inconscientemente buscamos estar bien y hacemos lo que sea, consumimos, gastamos, y todo esto mueve el mundo, es un negocio. Aunque por otra parte si lo ves como una actitud y lo idealizas, si puede ser una filosofía, tu filosofía. Pero para mí es algo normal, es algo que está ahí, nacemos con la habilidad de ser felices.

 

Una faceta de tu trabajo es motivar a la gente, pero ¿qué te motiva a ti?

Bueno, yo también voy a charlas, y tengo un coach personal, o me motivo a mí misma, mi trabajo me motiva mucho también. Cuando trabajas en lo que te gusta, eso te motiva mucho. Me motiva el crecimiento, hacer cosas nuevas, o pensar que alguien leerá tu entrevista y le ayudará, aunque yo no lo sepa. Me motiva poder ser ejemplo para otra persona, decirle a la gente que si yo puedo, tú puedes también. No me considero más que nadie pero tampoco menos que nadie.

 

¿A quién admiras?

A Richard Branson. Ese hombre siempre me ha motivado. Tiene como trescientas empresas distintas bajo un nombre. Y es como me imagino yo a “The happy world company”. No me imagino a “The happy world company” haciendo una sola cosa, sino haciendo otras cosas en otras industrias. Me gusta cambiar de industria como habrás visto.

 

Eres una emprendedora nómada…

Exacto, soy muy curiosa, no me estoy quieta, siempre me pregunto cómo se hacen las cosas. No puedo estar quieta. Me gusta innovar, desde el lado más social, pero innovando.

 

¿Qué le da miedo a Nerea Carryon?

Tus preguntas me dan un poco de miedo (risas), porque no sé por dónde me vas a salir. Me da miedo no tener el éxito que quiero tener, fallarle a la gente que quiero, fallarme a mí misma, saltar de un avión, aunque es algo que tengo en la lista de hacer algún día. Miedo a las alturas, a que se muera un familiar. Pero no es un miedo que me impida vivir. Son cosas que no me gustan pero no dirigen mi vida, no me limitan. No me bloquean. Esos miedos me ayudan a ser quien soy. Sin miedos no me atrevería a ser quien soy.

 

Robin Williams dijo que su mayor miedo era vivir solo pero luego se dio cuenta de que su mayor miedo era vivir con gente que le hacía sentir solo. Tú que trabajas con gente, que interactúas con mucha gente y que vives, por decirlo de algún modo, para ayudar a la gente a través de tu empresa, ¿no tienes miedo a que te pasé algo así?

Sí, sin duda. Y a veces me ha pasado. A veces estoy haciendo talleres con mucha gente y después cuando vuelves a casa sola, te preguntas, ¿y ahora qué? Después de vivir tan intensamente con la gente durante un taller o sesión, te vas sola a casa y te siente como con tristeza pero a la vez paz. Aunque tenemos que aceptar esa soledad, porque eso te ayuda a conectar mas con la gente y a valorar más lo que tienes. Porque si lo piensas, las decisiones importantes de tu vida, cuando ya te has despegado un poco de tus padres, las tomas tú. Y aunque la familia te apoye, al final estás tú, solo tú. Y nadie puede decidir por ti. Y eso te hace pensar un poco. Necesitamos compartir lo que hacemos, nuestros éxitos, y muchas veces tenemos que disfrutarlos solos. Y a veces me pregunto si no pudiese compartir con nadie mis éxitos, ¿de verdad me daría igual tener o no tener esos éxitos? Así que creo que es importante aceptar que estás solo, no hacer las cosas por nadie sino por ti, pero no está de más tener a alguien con quien compartirlo. Cuando yo trabajaba en finanzas en la City, mis compañeros de universidad envidiaban mi curro, y pensaban que había triunfado, pero a mí no me llenaba, y me da igual que mi éxito te motive a ti o no, yo no quería hacer eso toda mi vida. El camino es tuyo y es para ti, porque estamos solos y hay que asumirlo.

 

¿Qué tres valores crees que toda buena persona debería tener?

Transparencia, empatía y optimismo.

 

Con estas tres cualidades que me acabas de nombrar, me doy cuenta de que ningún político las tiene, y deberían tenerlas para ser buenas personas.

(Risas) por eso yo no me dedico a la política. No entiendo como la política puede ser así. En mi realidad es algo sin sentido. Gente que dice una cosa y hace otra. Pero es algo creado por los seres humanos. Y todo tiene su razón de ser. Para que haya gente buena tiene que haber gente mala. Igual si todo el mundo fuese feliz, yo no tendría nada que hacer en mi empresa.

 

Ahora que el feminismo es noticia cada día y que la mayoría de los CEO son hombres, ¿tú cómo lo ves como mujer y emprendedora que eres?

Reconozco que puede ser más difícil. Yo lo he vivido en el mundo financiero donde hacerse respetar puede ser más difícil. Pero creo que las mujeres tenemos la responsabilidad de cambiar esto. Podemos cambiar esto. Y no hay que hacerlo para demostrárselo al mundo sino que lo haces por ti, porque es justo. A parte yo no he tenido padre, así que para mi ser mujer ha sido serlo todo. Para mí no es una limitación ser mujer. A todas las mujeres que estén leyendo esto les digo que ninguna mujer es inferior. Y a los hombres también se lo digo.

 

Tu mayor triunfo…

No haber cerrado “The happy world company”. Cerré tres empresas y esta me motiva más que ninguna, me da de comer, estoy haciendo una labor que me encanta, y estoy muy orgullosa. Tuve un par de narices cuando dejé el trabajo en finanzas y decidí empezar esta aventura.

 

¿Lo conseguiste porque nadie te dijo que era imposible?

Que era imposible me lo dijo mucha gente pero no les hacía caso. La gente que más te quiere a menudo es la que menos cree en lo que haces. Pero hay que insistir si crees en ello y aprender de los errores que son parte del proceso.

 

¿De qué te arrepientes?

Me arrepiento de no haber ido a la boda de una amiga. En esos momentos no podía económicamente, estaba recién montada la empresa, y sé que para ella era importante. De eso me arrepiento. Si me pasase otra vez, encontraría la forma de ir. Ella no se enfadó, ni siquiera sabe que me arrepiento, bueno, igual ahora lo sabe si lee esto. (Elena un abrazo)

 

Alguien me ha dicho que estás intentando escribir un libro, cuéntanos…

¡Oh, dios mío! Sabes muchas cosas… Sí, estoy intentándolo (risas) Es un libro con consejos, experiencias, vivencias, humor, reflexión, donde explico lo que pienso, lo que siento, cómo veo las cosas, y cuyo mensaje principal es vivir la vida a tu manera confiando más en ti mismo y decidiendo por ti mismo.

 

Cierra esta conversación con un lema

Vive la vida a tu manera, y ante cualquier duda, siempre elige la opción que te ilusione más.

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