El ex secretario federal de Cultura y Movimientos Sociales del Partido Socialista Obrero Español, un dirigente muy unido a Pedro Sánchez, ha publicado en eldiario.es un artículo titulado «Salvar al PSOE de sus militantes». Como demócrata que me considero, respeto la opinión del señor García pero no la comparto en absoluto.

En primer lugar, el señor García pide disculpas por el espectáculo que dio el PSOE la semana pasada dejando caer la responsabilidad de los hechos que todos conocemos en la maniobra de los dirigentes críticos con el ex secretario general socialista. La maniobra fue de una dureza nunca vista, pero de ahí a calificarla de «torpe, chusca, chapucera y basada […] en la fuerza bruta» hay un abismo, sobre todo porque el responsable de la dimisión de los miembros de la Ejecutiva que provocó la caída de Sánchez fue el propio Sánchez con la actitud provocadora y marrullera que mantuvo desde el lunes 26 de septiembre hasta que no tuvo más remedio que dimitir cuando el Comité Federal votó en contra de la convocatoria de un congreso y de primarias para la elección del secretario general. Le quiero recordar al señor García que fue el propio Sánchez quien retó a los dimisionarios a que presentaran su dimisión si no estaban de acuerdo con su estrategia, con un tono tan poco elegante que dicho reto sonó al famoso «no hay huevos». Le quiero recordar al señor García que Sánchez, para no tener que asumir responsabilidad política por el desastre de Galicia y Euskadi, convocó a la Permanente en vez de a la totalidad de la Ejecutiva para poder aprobar una hoja de ruta que no tenía otro objetivo que el de perpetuarse en la Secretaría General y garantizarse la candidatura para las elecciones de diciembre porque no era creíble ni factible que lograra cerrar un acuerdo con Podemos y los independentistas en la semana del 24 al 31 de octubre, como que no era posible que todo el proceso para iniciar una investidura se pudiera realizar en sólo siete días. Sánchez, con su actitud marrullera, sólo pretendía enfrentarse a sus críticos y perpetuarse en su cargo. Si esto hubiera sucedido nos veríamos abocados a las terceras elecciones y a que Pedro Sánchez hiciera lo que mejor sabía hacer: conseguir los peores resultados electorales de la historia del PSOE, por mucho que él tuviera la desvergüenza de afirmar que los del 20D fueron históricos y los del 26J «un gran logro». Respecto a la maniobra del sector crítico le diré que fue una lástima que no se hubiese realizado tras el fracaso de junio. Nos hubiera ahorrado muchos disgustos.

Por otro lado, el señor García afirma que la maniobra de los críticos «se conjuga en algún caso con «otras cosas», con algo de rencor y con una cierta prepotencia del «aquí mando yo»». Me parece paradigmático que alguien tan cercano a Sánchez hable de tintes autoritarios cuando desde el mes de enero de 2015 los casos de abuso de autoridad de Ferraz han sido una constante. Le podría poner multitud de ejemplos ocurridos con militantes que han sido expulsados del partido por hacer críticas legítimas, con agrupaciones locales o federaciones díscolas con Ferraz. Por otro lado, fue el propio Sánchez el que dijo que su pretensión con su maniobra de huida hacia adelante no era otra que la de imponer la voluntad del secretario general a todo el partido imposibilitando que hubiese opiniones críticas.

El señor García afirma que hay que consultar a la militancia todas las decisiones importantes del partido. Es decir, es favorable a convertir al PSOE en un partido asambleario donde sólo tomen las decisiones los militantes. Esto suena muy bonito. Democracia directa de las bases. Sin embargo, le voy a recordar lo que afirmó la representación legal de la Dirección Federal en un juzgado de Madrid: «Las primarias son una mera distracción para la militancia y su voto no sirve para nada». Cada vez que desde el sector pedrista se intenta poner a la militancia como escudo humano debería caérsele la cara de vergüenza. Se está simplificando de tal manera la situación para lograr enfrentar a las bases con la dirigencia que parece que lo que se pretende es que sean los militantes quienes asalten en poder.

Es una falsedad de proporciones bíblicas que la gestora quiera quitar la voz a la militancia porque para que eso pudiera ocurrir habría que realizar una modificación estatutaria que la actual dirección socialista no puede afrontar. La voz de la militancia es un derecho que está reconocido en el Partido Socialista y afirmar que se les quiere quitar es una falsedad interesada lanzada por quienes no se han dado cuenta del daño que el anterior secretario general ha hecho al PSOE, un daño que nos llevaba irremediablemente al fracaso y a la irrelevancia. Afirmar que se quiere quitar la voz a la militancia para defender a quien ha llevado al PSOE a obtener sus peores resultados de la historia en dos ocasiones, a quien no ha hecho otra cosa que fracasar, a maniobrar siempre priorizando sus propios intereses personales frente a los del colectivo. No se puede simplificar tanto una situación que es en extremo compleja. Sin embargo, no me parece extraña esa estrategia de simplificación teniendo en cuenta los antecedentes. En los Estados autoritarios se suele utilizar esa técnica de lanzar una o dos ideas y machacarlas constantemente para crear una corriente de opinión para usarla contra el enemigo. Es lo que el sector pedrista está haciendo con la idea de que se quiere quitar la voz a los militantes o de que los críticos son de derechas, tal y como afirmó Pedro Sánchez al afirmar que eran dirigentes subalternos del PP.

Señor Ibán García, esperaba un análisis más certero y más completo de alguien que está en las altas esferas de la política y que tiene su parte importante de responsabilidad en la situación en que Pedro Sánchez ha dejado el PSOE.

1 COMENTARIO

  1. es increíble como se retuercen los argumentos para intentar justificar lo injustificable, y se cambian las palabras para no llamar a las cosas por su nombre, el PP hablaba de reajustes para no llamarlo recortes, estos hablan de abstención técnica para disimular de que de lo que se trata es de entregar el gobierno a la derecha.
    Los militantes eligieron a Pedro Sanchez y solo ellos tenían derecho a echarlo si así quisieran hacerlo, cosa que está claro que no, en vez de una camarilla de barones y baronesas, algunos de los cuales gobiernan en sus respectivas comunidades gracias al apoyo de los «populistas» como les gusta llamarles.
    Lo que han hecho los barones es lo mas vergonzoso que he visto en toda la historia de la democracia por parte de un partido que se auto califica como socialista . Esta camarilla de golpistas han cavado su propia tumba política, por mucho apoyo que tengan de los medios de comunicación del sistema, a ver con que cara le piden la próxima vez el voto a la gente de izquierdas sabiendo que le van a regalar 4 años mas a Rajoy, que es de lo que se trataba.

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