Italia ha votado y ha mostrado cómo el pueblo no quiere medias tintas, es decir, no quiere soluciones de centro, sino que han decidido que el destino del país quede en manos de la izquierda o de la extrema derecha representados, respectivamente, por Luigi di Maio y Silvio Berlusconi.

Los sondeos a pie de urna para la Camera facilitados por el Consorzio Opinio Italia son estos:

Fuente: Consorzio Opinio Italia/RAI

El Movimiento 5 Estrellas de Luigi di Maio y Beppe Grillo lograrían la victoria con un máximo de 32,5%. Sin embargo, la coalición de la derecha con la extrema derecha (Forza Italia, Lega y Fratelli d’Italia) sumarían un 36,5%, muy cerca del 40% que precisarían para poder gobernar. El gran perdedor de la noche electoral, según estos sondeos a pie de urna, sería el Partito Democratico de Matteo Renzi y Pietro Gentiloni con un máximo del 23%, sin posibilidad alguna de gobernar, dado que los partidos con los que podría coaligarse no sumarían lo suficiente. La proyección de las coaliciones para la Camera sería la siguiente:

Respecto al Senato, el panorama es muy similar. Según los sondeos ganaría el Movimiento 5 Estrellas pero la suma de los partidos de la coalición de derecha y extrema derecha superaría al partido de izquierda:

Los italianos han demostrado, en primer lugar, su incomodidad a permanecer en esta Unión Europea, dado que la suma de los partidos contrarios a permanecer en Europa, es decir, la coalición de Berlusconi, Salvini y Meloni, más el partido de Grillo y Di Maio, sumarían casi un 70% de los votantes, con las diferencias ideológicas que existen entre los dos partidos. En segundo lugar, los jóvenes han votado en masa al M5S porque las soluciones aportadas por los partidos tradicionales no les dan solución, algo que se está repitiendo en todos los países del sur de Europa. En tercer lugar, con estos resultados no hay posibilidad de mayorías salvo que se produjera una Gran Coalición entre el grupo de Forza Italia, Lega y Fratelli d’Italia y el Partito Democratico de Renzi, algo difícil de lograrse, pero la socialdemocracia ha demostrado que no tiene reparos en pactar con el diablo con tal de mantenerse en el poder.

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