Estas nuevas elecciones generales han costado a los españoles 130.000 millones de euros, solo seis meses después de unos fallidos comicios previos, y el panorama no solo no se ha despejado sino que la ingobernabilidad asoma de nuevo al ambiente postelectoral pese a la contundente victoria del Partido Popular.

Este 26-J apenas ha despejado dos vectores, o quizás tres: el voto más movilizado ha sido el del miedo al cambio, por eso el Partido Popular ha subido espectacularmente respecto al 20-D, hasta llegar a los 137 escaños, 14 más que en diciembre de 2015. Otro dato singular de la noche ha sido que el tan cacareado ‘sorpasso’ de Unidos Podemos al PSOE ha quedado en un espejismo y los socialistas han mantenido el tipo a duras penas pese a perder cinco diputados respecto a la cita con las urnas de hace seis meses, aunque su tendencia es claramente a la baja, ayudado por un frenazo espectacular del voto socialista en Andalucía, donde su baronesa, Susana Díaz, ha fracasado estrepitosamente en su estrategia de llevar al PSOE a ganar estos comicios.

Ni ‘sorpasso’ ni ‘susanazo’. Ni Unidos Podemos será el referente de la izquierda ni el PSOE de Andalucía es ya el tradicional granero del voto socialista después de dejarse por el camino otros dos diputados respecto al 20-D en detrimento de la subida del PP andaluz en dos escaños.

El PP de Rajoy ha vuelto a pintar de azul el mapa de España como en sus mejores tiempos previos a la corrupción generalizada. Los conservadores han ganado en todas las comunidades autónomas excepto en Cataluña y País Vasco, donde ha sido la formación morada la más votada.

Las encuestas han vuelto a fallar estrepitosamente todas, ya que ni Unidos Podemos sobrepasa a PSOE en votos ni escaños, ni el PP ha repetido los resultados del 20-D ya que el partido conservador ha ganado 14 escaños respecto al 20-D y ahora tiene en su mano sumar a su proyecto de moderación y “sensatez” a un devaluado Ciudadanos de Albert Rivera, que ha pagado un precio muy caro la factura de su pacto con el PSOE y se deja ocho escaños por el camino respecto al resultado obtenido hace seis meses.

Con este panorama, y aunque el mapa electoral español vuelve a pintarse mayoritariamente de azul, la gobernabilidad del país se antoja prácticamente igual de difícil que tras la cita de diciembre de 2015. Ahora, la suma de las principales fuerzas de derechas –PP y Ciudadanos- se acerca a la mayoría absoluta con 169 escaños, aunque Rivera tendrá que cumplir su palabra de no investir presidente a Rajoy.

También Pedro Sánchez, que aseguró tajante en esta campaña que no se produciría el hipotético escenario de unas terceras elecciones generales, tendrá que concretar si facilita la gobernabilidad de la fuerza más votada o no, ya que ahora tendrá que escuchar de nuevo voces internas en el partido que pidan su cabeza, puesto que no solo no ha ganado las elecciones sino que ha vuelto a obtener el peor resultado de la historia del PSOE, ayudado esta vez por el fracaso del ‘susanazo’ en Andalucía, que deja al PP como la fuerza más votada y deja a los socialistas con 20 diputados, dos menos que el 20-D. Susana Díaz sigue perdiendo respaldos elecciones tras elecciones.

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