No soy yo quien defiende esa tesis sino que fue el propio ex secretario de organización César Luena a través de sus abogados. La situación en que se pronunció esta frase fue la siguiente. Un candidato a una alcaldía de una ciudad de más de 125.000 habitantes fue expulsado de dicha candidatura por una decisión unilateral de Ferraz, un candidato que había sido elegido en primarias por la militancia la agrupación de dicha localidad. Ante este atropello democrático y tras el rechazo de los órganos del partido a sus alegaciones y recursos, el candidato decidió llevar al PSOE ante la justicia ordinaria. En ese juicio, al que el ex secretario de organización ni se presentó a pesar de estar citado para declarar, los abogados que le representaban para justificar que se hubiera ignorado la voz de la militancia dijeron: «Las primarias son una mera distracción para la militancia y su voto no sirve para nada porque la decisión final a la hora de elegir un candidato corresponde en exclusiva a los 311 miembros que componen el Comité Federal». Sin embargo, el candidato de esta localidad no ha sido la única víctima de esa interpretación del poder de la voz de los militantes que tienen tanto el ex secretario general Pedro Sánchez como el ex secretario de organización César Luena. Procesos similares ocurrieron en Madrid con Tomás Gómez o en Murcia, Vitoria, Ávila o Vitoria en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2.015 y Ferraz impuso a sus candidatos. Durante este año y medio que va desde mayo de 2.015 hasta la actualidad ha habido más ejemplos que no expondré por ser demasiados, pero el último tuvo lugar en Galicia en el que no se respetaron las listas votadas por los militantes y en el que se impusieron a personas cercanas a el ex secretario general socialista.

¿Por qué saco a colación estos casos de falta de respeto a las decisiones de la militancia? Es sencillo. En esta semana de tantos acontecimientos en el Partido Socialista en el que el ex secretario general Pedro Sánchez ha provocado con sus movimientos que estallara la división que él mismo ha generado en el partido, a los defensores del ex secretario general se les ha llenado la boca con la coletilla «las decisiones del PSOE las toman los militantes». Al parecer esta afirmación, con la que estoy totalmente de acuerdo y que he defendido incluso cuando muchos de los que ahora se ponen a la vanguardia de la celebración de las primarias nos tapaban la boca con el «ahora no toca», sólo es válida cuando la voz de las bases se ponen al servicio de los intereses de Pedro Sánchez y su caterva de palmeros. Lo que se dijo en aquel Juzgado de Instrucción por quienes representaban legalmente a Ferraz y que eran los transmisores de lo que realmente piensan acerca de la democracia interna Sánchez y Luena.

A lo largo de esta semana se han producido una serie de acontecimientos provocados por el macarrismo, por el autoritarismo y la irresponsabilidad del ex secretario general socialista. Todo empezó el lunes cuando se convocó una reunión de la Permanente para analizar el nuevo fracaso electoral de Sánchez. Esa reunión demostró cómo el ex secretario general intenta utilizar los órganos internos para que estén al servicio de sus intereses. Para analizar los resultados electorales siempre se ha convocado a la Ejecutiva Federal. Sin embargo, al militante socialista Sánchez sólo le interesaba una cosa: forzar el calendario para trasladar al Comité Federal la convocatoria de unas primarias para el día 23 de octubre y el 39 Congreso Ordinario para los primeros días del mes de diciembre. Sánchez se encontraba con un problema que no es otro que se encontraba en minoría respecto a los críticos, tal y como se comprobó ayer, y sus intenciones no hubieran sido aprobadas por la Ejecutiva. Por eso convocó la Permanente, porque ahí había más miembros pedristas. La intención del militante Pedro Sánchez no era otra que blindarse en la secretaría general y, de este modo, imponer a todo el partido sus intenciones poniendo a la militancia como parapeto frente a los más críticos. Presentó esta intención de un modo ruin y miserable: intentando presentar a un PSOE en el que había militantes/dirigentes de izquierda, los que le apoyan, y militantes/dirigentes de derechas, los que no se han sometido a su voluntad que pretendían poner al PSOE al servicio del Partido Popular. Pero la mayor mezquindad fue la de presentarse como el Mesías de la militancia, como el que les ha dado voz, frente a quienes, según él, quieren quitarles la voz en el PSOE. Todo esto es mentira, pero caló, porque los defensores del militante Pedro Sánchez hacen mucho ruido y son verdaderos fanáticos. A medida que pasaban los días el ex secretario general no hizo otra cosa que seguir insistiendo en dos ideas básicas que repetían como loros sus dirigentes de cabecera y la secta pedrista: por un lado, él representaba a la izquierda mientras los críticos a la derecha; por otro lado, los críticos no querían que los militantes se pronunciaran en las primarias. Esto no es otra cosa que la transposición de la orquestación de Joseph Goebbels: limitar el mensaje a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez con diferentes enfoques que converjan sobre el mismo concepto, es decir, repetir muchas veces una mentira para convertirla en verdad. Eso es lo que hizo el militante Pedro Sánchez durante el lunes, el martes y el miércoles. No sólo mintió como un bellaco, sino que ocultó sus verdaderas intenciones y desafió/amenazó a quienes no estaban de acuerdo con él. Esta violencia verbal se iba acrecentando a medida que se iba conociendo la oposición del partido hacia sus intenciones y una persona tan egocéntrica no acepta el fracaso, tiene que lograr el éxito por las buenas o por las malas. El militante Pedro Sánchez decidió ir por las malas creando, por un lado, un clima de división entre los órganos del partido y, por otro, enfrentando a las bases contra los dirigentes. Tanto tensó la cuerda que finalmente se produjo la dimisión de 17 de los miembros de la Ejecutiva que provocaba su disolución y el cese de funciones de todos sus miembros porque en cualquier organización un órgano director que no representa a un número de la mitad más uno de sus miembros está totalmente inhabilitado.

¿Qué es lo que ha pretendido el militante Pedro Sánchez con su actitud de portero de discoteca de esta semana? Hacerse con las riendas del partido poniendo a la militancia como parapeto, perpetuarse en su puesto independientemente de las consecuencias institucionales o internas. Lo importante para el militante Pedro Sánchez es el militante Pedro Sánchez, que nadie se engañe. Como ya hemos dicho anteriormente, la convocatoria de la Permanente, donde los pedristas son mayoría, ya daba una pista de que el ex secretario general quería asaltar el poder. En la rueda de prensa lo dejó claro: o él o nadie más. Puso la excusa de que había que abrir el debate sobre la línea del partido respecto a las negociaciones y de que debían ser los militantes quienes decidieran sobre ella cuando, en realidad, eso lo podría haber hecho convocando una consulta a la militancia, tal y como hizo cuando pactó con la derecha en el mes de marzo. Pero como sus intenciones iban más allá de defender su «No es No» frente a otras opciones, decidió trasladar al Comité Federal la convocatoria del Congreso Ordinario que él mismo aplazó porque no le interesaba y que, según una resolución del Comité aprobada por unanimidad, no podría ser convocado hasta que hubiera resuelto la formación de gobierno. Su planteamiento fue el mismo que hacen los líderes autoritarios: presentar dos opciones para crear bandos que dividan para afianzar su liderazgo. La violencia en sus declaraciones fue en aumento, además de abundar en la idea de que él representaba a la izquierda y los que le criticaban eran los delegados del Partido Popular en el PSOE. Sus palabras encerraban el odio de quien está acostumbrado a que no se le lleve la contraria y, sobre todo, mostraban una interpretación bastarda de lo que estaba haciendo al justificar su «No es No» en que cumplía lo dictaminado por el Comité Federal a la vez que lo incumplía con su intención de convocar el Congreso Ordinario en un momento en que por una resolución de ese mismo Comité no lo podía convocar.

Por otro lado, además de la perpetuación de su cargo, el militante Sánchez intentaba jugar con el calendario para presentarse ante los militantes y los votantes socialistas como el exorcista que consiguió sacar a los diablos de los dirigentes territoriales del partido haciendo ver que intentaba formar un gobierno «del cambio» cuando los plazos que había puesto hacían que esto fuera totalmente imposible porque en seis días no se puede cerrar todo el proceso de investidura. El militante Sánchez contaba, tal y como reconoció en su entrevista en la Cadena SER, con que nadie se presentara a esas primarias y él fuera aclamado y sacado a hombros de Las Ventas, para poder iniciar el proceso de negociación con Podemos y los independentistas (los que afirman que la solución al problema catalán es referéndum o referéndum) el día 12 de octubre.

La situación se ha hecho tan insostenible que hubo que tomar medidas drásticas, dolorosas y valientes. Con alguien que había afirmado que ni siquiera si le tumbaban sus intenciones de convocatoria y primarias en el Comité Federal iba a dimitir no había otro camino. Ahora desde las filas pedristas de habla de «golpe de Estado» o de «traición». Quien ha intentado dar un golpe de Estado es el propio militante Sánchez al intentar perpetuarse en su cargo incumpliendo con las disposiciones del Comité Federal.

Lo peor de todo esto es que se ha puesto a la militancia como escudo humano, les ha hecho creer que el único que les representa es él, que el único que les defiende es él cuando, como dice el título de este artículo, para Ferraz y, por tanto, para el militante Sánchez y para el militante Luena «el voto de los militantes no vale para nada». Tras el gesto valiente de los 17 miembros de la Ejecutiva que presentaron su dimisión, el exsecretario de organización compareció para levantar a las bases contra los dirigentes con mentiras bastardas y obscenas al afirmar que lo que querían los dimisionarios era que los militantes no votaran. Que alguien que ha impuesto gestoras en media España, que alguien que ha incumplido reiteradamente con la voluntad de la militancia al no respetar los resultados de las primarias, diga eso es para hacérselo notar. Es como si Adolf Hitler alabara la celebración del Sabbat.

La situación del Partido Socialista es casi terminal y los principales responsables de ello son el militante Sánchez y su asistente el militante Luena porque en sus dos años de liderazgo tiránico han creado el ambiente necesario para que llegara un momento en que alguien dijera «¡Basta!». Ese momento llegó ya y no depara un futuro halagüeño para el socialismo español porque, evidentemente, el ex secretario general va a intentar atrincherarse en su cargo y en su guardia pretoriana. Un personaje como él no se rebaja a la dimisión, como ya ha demostrado con todos y cada uno de sus constantes fracasos. Este atrincheramiento puede derivar en, al menos, en dos consecuencias muy graves: en primer lugar, que el socialismo español se enfrente en los tribunales y, en segundo lugar, que se produzca una escisión. Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos.

 

2 COMENTARIOS

  1. aquí el problema es que los crítico, barones y vieja guardia , quieren dar el gobierrno de España a Rajoy y el PP. Que me digan con que cara van a pedir luego al electorado socialista su voto si este es utilizado para regalar el gobierno a la derecha.
    Lo mas mezquino de todo es que personas como Page o Vara sean los mas beligerantes contra Podemos , cuando en sus comunidades gobiernan gracias a Podemos. Prefieren permitir que gobierne la derecha , a pesar de los recortes inhumanos de estos 4 años, a pesar de la corrupción , de la amnistía fiscal para los amiguetes , de colocar en puestos de lujo al exministro de Educación , también lo intentaron con Soria, prefieren permitir gobernar a este PP en vez de buscar alianzas con Podemos y los nacionalistas.
    Es vergonzoso

  2. «Tras el gesto valiente de los 17 miembros de la Ejecutiva que presentaron su dimisión»… vaya vaya, ahora hay que ser valiente para ponerse del lado de los trepas que mantienen su posición de poder y que son los que, no ya de tapadillo como pueda hacer Sanchez, sino bien a las claras, se pasan a la militancia por el forro de los inominables. Esperemos que estos valientes no consigan su honrado proposito de liberar al pobre PSOE de este, segun el articulista, neo-hitler, no vaya a ser que los SOCIALISTAS (vaya nombre, hay que ver) gobiernen con la derechona, que es a lo que vamos…

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