Finalmente el pasado viernes el Tribunal Electoral brasileño dictaminó que no hay pruebas concretas que las donaciones a la campaña de Rousseff-Temer tuviesen un origen ilegal por lo que desestimó, por una mínima diferencia, iniciar el proceso de destitución del actual presidente.

Sin embargo esto es tan sólo uno de los dolores de cabeza que por estos días someten a Michel Temer, quien fue acusado de ser cómplice de una red de corrupción que garantizaba fondos para muchos políticos brasileños, sus campañas electorales y sus partidos políticos.

Pero lo que tuvo de particular este dictamen es que quienes optaron por desestimar la acusación fueron 4 magistrados mientras que 3 lo hicieron en sentido contrario. De la mayoría que votó por absolver a Temer, 2 jueces habían sido nombrados por el propio Presidente Temer y el Presidente del Tribunal, que tiene una relación personal con el primer mandatario, no solo definió en favor de la absolución sino que además afirmó que ‘una corte no puede ser usada para resolver una crisis política’, es decir que no negó la existencia del financiamiento ilegal sino que cuestionó el momento histórico en el que se debía fallar judicialmente.

Es evidente que, más allá de las pruebas existentes, la actual crisis política que enfrenta Brasil no se resolverá en términos judiciales sino en términos políticos, puesto que si el Tribunal Electoral fallaba contra Temer sosteniendo que había sido ilegal el financiamiento de su campaña electoral, también habría fallado en contra del Parido de los Trabajadores, que era quien encabezaba la fórmula presidencial y es, hoy por hoy, quien mayores apoyos concentra de cara a los comicios del año venidero.

Por ello cobra mayor importancia la actitud que adopten los partidos políticos de Temer y que por el momento sostiene su Presidencia, puesto que una quita de su apoyo dificultaría mucho e accionar parlamentario del gobierno y bloquearía gran parte de sus propuestas de gobierno.

El próximo lunes el Partido de la Social Democracia Brasileña encabezado por Aécio Neves discutirá internamente si continúa apoyando al gobierno o retira sus ministros del Gabinete y en paralelo la Justicia sigue investigando el pasado del Presidente, quien según grupo JBS, recibió sobornos desde 2010.

Se comienza a definir si la pequeña parte de la dirigencia política brasileña que aún no ha sido denunciada por cobrar sobornos quiere impulsar una reforma política intensa y profunda que ponga en la cárcel a los corruptos o si el poder del dinero es más fuerte y logra frenar un vendaval que hoy por hoy parece imparable… el tiempo dirá.

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