Pepe Fernández

Albert Rivera y Pedro Sánchez se han puesto de acuerdo. El único problema es que las matemáticas son como son, dos más dos son cuatro y no seis y, finalmente, los números no cuadran salvo inesperados tamayazos, sospechosas ausencias por gripe o patada grave a los compromisos electorales de unos y otros, saltándose todas las líneas rojas…(y amarillas).

De todo lo que se ha dicho últimamente sólo el vaticinio rajoniano adquiere categoría de previsión certera: que el 26 de junio habrá nuevas elecciones, confesión de Rajoy a Cameron, mediante intérprete y así se pudo enterar de la confidencia el mundo mundial. Pero no conviene adelantar acontecimientos y bajar el telón, la función no ha terminado. Esta obra tiene varios actos y estamos aún en el segundo, el gordo y la gorda no han cantado todavía.

Hoy por hoy el acuerdo del PSOE y Ciudadanos parece que se consolida a costa de notables renuncias socialistas, un sapo que está por ver como se lo traga la militancia a la que consultarán este sábado. Algún presidente de Diputación como el de Jaén ya ha dicho que se opondrá, entre otras cosas por lo de eliminar estas instituciones que son una prolongación de los aparatos provinciales de los partidos. La militancia, al menos en Andalucía, está muy inquieta con todo lo que está pasando dentro del partido y, especialmente, que por vez primera en décadas, sin comerlo ni beberlo, la gente de base del PSOE-A se encuentra enfrentada a Madrid. Algo que no sucedía en el socialismo andaluz desde que Escuredo se puso en huelga de hambre en 1979.

A todo esto, la aparición de Rajoy en TV con Susana Griso este miércoles, no ha aportado nada nuevo. Bueno sí, ha ofrecido la imagen de pollo al que le cortan la cabeza, insistiendo en la gran coalición por él presidida y restando importancia, minimizando exactamente, la acción de la Justicia contra la corrupción en su partido. Ha contado Rajoy hasta 174 casos en los que las denuncias se han archivado o sobreseído por los órganos jurisdiccionales correspondientes –uno de esos casos el imputado era Fabra– algo que a juicio del Presidente en funciones y del PP, borra de un plumazo esa sensación generalizada que ofrece la izquierda de que su partido es una cueva de ladrones.

Sería bueno que al Sr Presidente en funciones, sus asesores, le hicieran el recuento de las cuentas halladas por la Justicia en paraísos fiscales en los últimos años como Suiza, Luxemburgo, Gibraltar etc, seguro que le sale una lista igual de extensa. Y para rematar, Rajoy, ha vuelto a defender  –sé fuerte Rita, hacemos lo que podemos–  a la exalcaldelsa de Valencia, argumentando que no está ni señalada ni investigada. Olvidando, quizás, que el Juez ya ha preguntado en el Senado por la Sra Barberá, cuyo equipo de gobierno está al completo investigado.

Y mientras Rajoy se escuda en los archivos o sobreseimientos de la Justicia, su ministro del Interior acusa a la Justicia de haber puesto en marcha una ofensiva contra el PP en Valencia y Madrid. Y el Sr Fernández Díaz dice eso justo en la semana en la que estaba desfilando medio Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía de la etapa Chaves y Griñán, investigados por el Juzgado Nª 6 de Sevilla con los EREs; y mientras huyen interventores de la Junta y siguen desmoronándose los segundos niveles y terceros del gobierno de Susana Díaz a cuenta de dimisiones. ( Y los helicópteros contra incendios de Córdoba, que aún no han empezado a volar, pero ya giran las aspas).

Volviendo a la foto inicial, el acuerdo de Sánchez & Rivera tiene también claves andaluzas colaterales no escritas. Susana Díaz y su guardia de corps sí las conocen bien y tienen motivo hoy para estar algo más preocupados que ayer.

Los socialistas andaluces gobiernan con confort parlamentario desde 1982. Comodidad que en esta legislatura se la brinda Ciudadanos, antes se la dio el desaparecido PA y después la muy debilitada IU-CA.

Pero la actual alianza de Ciudadanos con el PSOE andaluz tiene cierta singularidad respecto de las anteriores componendas en la materia. C´S no tienen consejeros en el gobierno, no forman parte del ejecutivo. De tal manera que desactivar ese apoyo parlamentario o condicionarlo hasta extremos insufribles para Susana Díaz, es algo tan fácil y rápido de ejecutar como que Albert Rivera llame a Juan Marín y le dé las órdenes oportunas. No hay que sorprenderse, así se ha demostrado que funciona la línea de mando con C´s de Andalucía.

Todo lo cual no lleva a una sorprendente conclusión: El PSOE está en manos de Albert Rivera y de Ciudadanos. Tienen la llave de Andalucía, la estabilidad por tanto del gobierno de minoría mayoritaria de Susana Díaz y también en Madrid donde Rivera se proyecta como virtual vicepresidente de Sánchez. Una clave que, en este escenario, ¿pone a Pedro Sánchez y a Susana Díaz al mismo nivel? ¿Cual de los dos será capaz de quedarse con el favor de Rivera? La respuesta inquieta en el sur.

A priori no parece que la Sra Díaz haya estado muy afortunada y habilidosa en su pulso a un Pedro Sánchez que no sabemos si será Presidente del Gobierno, pero que ha logrado asegurarse su estatus al frente del PSOE, con permiso de Rivera. Claro.

 

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