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El Presidente como bálsamo

La elección de Brahim Gali como nuevo presidente saharaui calma por un momento las tensiones entre quienes quieren volver a las armas y los partidarios de la paz

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análisis

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Se sabe que algunas relaciones crujen, como cruje la tarima vieja, o maltratada, o a la intemperie dura. Entonces se recomienda aplicar algún bálsamo. Sobre la madera. O sobre la relación, según sea el caso. De lo contrario, puede quebrarse. Es dura la intemperie. Agrieta.

A las 14.42h de la tarde de este sábado 9 de julio de 2016, Brahim Gali (Smara, Sáhara Occidental, 1949) sube al estrado, y dos minutos después jura por Alá que será el presidente de los saharauis. Luego dirá que en contra de lo que le apetecía, que su decisión es fruto de un compromiso histórico. Histórico es también el momento que viven los cerca de 3000 asistentes al Congreso extraordinario del Frente Polisario. El presidente al que sustituye Gali, Mohamed Abdelaziz, murió el 31 de mayo pasado tras 40 años en el cargo. Así que la elección de nuevo presidente no es un acto que se realice con asiduidad en los campamentos de refugiados. Si uno lo piensa bien, campamento de refugiados y elecciones presidenciales son dos conceptos que también crujen si los juntas.

Además, sucede en un momento delicado. Hace ya algún tiempo que se puede oír aquí el crujido que escapa de la relación entre los partidarios de las armas y los de la paz.

Ahmed Abdelhay, «el Bruto», estuvo 13 años en cárceles marroquíes.

– Escribía para luchar contra el dolor y la tristeza.

– ¿Y cómo escribía usted?

– Con mechones de pelo fabricábamos pinceles. Dándole y dándole hasta que se podía usar. Luego, con el carbón que nos daban para el té, hacíamos tinta.

Es un veterano. Entró preso en el 78, preso político en los tiempos de la guerra, y salió en el 91. El año en el que el Polisario decretó el alto el fuego. El año en el que Marruecos engañó a todo un pueblo comprometiéndose a celebrar un referéndum a cambio de la paz.

– ¿Está usted a favor de tomar las armas de nuevo?

Menea la cabeza.

– Yo sé que los jóvenes ya no quieren esperar más, pero los viejos tenemos una opinión distinta. Debemos debilitar a Marruecos desde la legalidad internacional. Las Naciones Unidas siempre han apoyado nuestra causa. Y no existe ningún país en el mundo entero que haya reconocido la soberanía de Marruecos en el Sáhara Occidental.

– Se pude dar la situación que le obliguen volver a la guerra.

Además del asunto del crujido, está lo de las Naciones Unidas, la MINURSO: Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental.

La ONU estableció, en el 91, un grupo en el Aaiún con la intención de que preparara y acabara realizando el referéndum que culminaría con el regreso de los saharauis a casa. El Gobierno marroquí expulsó a la mayoría de sus miembros el pasado 10 de marzo de este año, con lo que abortó la posibilidad. Antes de que arranque agosto se sabrá si Marruecos permite o no que vuelvan.

Entre quienes han escuchado jurar el cargo al nuevo presidente saharaui –2.433 de los cuales, congresistas– está el ministro Consejero de la presidencia, Bachir Mustapha Saied. Él manifiesta sus dudas sobre esta Misión de la ONU: «El retorno de la MINURSO solo interesa si cumple el calendario». «Si no», añade, «se perpetuará un bloqueo que solo ha generado frustración»

Y, dicho esto, regresa al tema de las armas, del que todo el mundo parece hablar en el campamento.

– Esta situación puede obligarnos a volver a la guerra.

– ¿Y cómo podría trabajarse esta situación a medio plazo?

– Es imprescindible acertar con el relevo generacional.

– O logramos ciudadanos libres en un país independiente o mártires.

El frente Polisario ya tiene secretario general, y la República Arabe Saharaui Democrática ya tiene presidente. El perfil de militar «duro» con años de guerra y ministerio de Defensa a sus espaldas ha generado una adhesión total. Más del 93 por ciento de los 2.433 congresistas ha votado por él. También es cierto que no había otro candidato. Además, Gali tiene experiencia diplomática con España y Francia, dos de los gobiernos que con más énfasis han apoyado al de Marruecos frente al Polisario.

A las 15.15 en punto el auditorio en pie entona el himno nacional. Después, aplauden todos.

Aplauden los más jóvenes. Al militar que podría terminar con el impás que empezó con el alto el fuego y dura ya 25 años, y devolverles a la lucha armada.

Aplaude la «vieja guardia», el «stablishment». Al sucesor natural y bendecido por Abdelaziz, de quien esperan que siga su línea, comprometida con la paz y las vías diplomáticas.

A unos y a otros ha dejado Gali satisfechos con su discurso de toma de posesión. Quizás la frase más llamativa para el profano esta: «O Logramos ciudadanos libres en un país independiente o mártires con el resto de mártires que han dado su vida». Los mártires asustan. Sin embargo, algunos aseguran que afirmaciones semejantes están dentro del guión.

Cuando las relaciones pasan demasiado tiempo a la intemperie, algo así como 40 años, crujen, como pasa con la tarima. Entonces necesitan algún bálsamo. En su toma de posesión, el nuevo presidente saharaui, Brahim Gali, ha servido como bálsamo. Cae la tarde y nada se oye en el campamento de refugiados de Dajla. Nada cruje hoy. Habrá que ver mañana.

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