Una de las consecuencias más graves de la Reforma Laboral de Mariano Rajoy para la clase trabajadora de rentas bajas y medias es la devaluación salarial que nos ha llevado a unas tasas más próximas a los años 90 del siglo XX que a las que deberían corresponder a la España del siglo XXI, sobre todo teniendo en cuenta las consecuencias de la inflación oculta del 66% provocada por la adopción del euro como divisa nacional, una inflación oculta que ha azotado a todos los países de la Eurozona.

Cuando tratamos los datos actuales de todo lo relacionado con salarios hay que tener en cuenta un factor importante que devalúa claramente la interpretación de la realidad que se hace desde los sectores políticos, económicos, empresariales y mediáticos favorables a cualquier reforma de corte liberal que se haga: la desigualdad que la crisis y las medidas adoptadas por el Partido Popular ha generado. En la España de Mariano Rajoy el salario medio ha crecido y se ha situado en 26.259 euros, pero eso no es lo único, ya que si miramos hacia atrás nos encontramos con que desde el estallido de la burbuja inmobiliaria española y de la crisis económica mundial ese salario medio ha tenido una tendencia positiva: en 2007 se encontraba en 21.989 euros y en 2011 había crecido hasta los 25.515 euros. ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo en una economía que ha precarizado su mercado de trabajo, que ha apostado por la devaluación salarial como fórmula para ampliar la competitividad, el salario medio crezca en 8 años en más de 5.000 euros? La respuesta es muy sencilla: por la desigualdad entre las capas salariales más altas y las más bajas pasando por el exterminio de las medias. Este incremento del salario medio ha sido uno de los factores en los que se ha apoyado el Partido Popular en general y Fátima Báñez en particular para intentar demostrar que su Reforma Laboral ha sido un éxito y que funciona.

El IPT demuestra que la devaluación salarial ha sido mucho más profunda de lo que afirmaban Fátima Báñez

Desde hace años, tanto UGT como CCOO, llevaban reclamando la implementación de un sistema estadístico que sirviera para realizar unas estimaciones realistas de lo que estaba ocurriendo en el mercado del trabajo en lo referente a los salarios que fuera más allá del cálculo del salario medio. De este modo se lograría que se pudiera ver la fluctuación salarial real, una especie de IPC del trabajo que informe sobre cómo cambian las masas salariales utilizando variables como, por ejemplo, el tipo de empleo. Este año el Instituto Nacional de Estadística ha publicado por fin el Índice de Precios del Trabajo (IPT) donde se demuestra que el Gobierno ha estado mintiendo en lo referente a la realidad de los salarios, no porque negaran la devaluación, sino porque daban unos datos que mostraban una realidad adulterada por las cifras macroeconómicas.

El IPT demuestra que la devaluación salarial ha sido mucho más profunda de lo que afirmaban Fátima Báñez y su ministerio porque, como ya hemos apuntado, el Gobierno se apoyaba en los datos del salario medio. El IPT muestra cómo el poder de compra de las rentas medias y bajas se ha depauperado en un 9%, el salario medio crecía por los incrementos de las rentas altas y por la inclusión de las indemnizaciones de los despidos masivos provocados por la Reforma Laboral como masa salarial.

El IPT también muestra cómo uno de los objetivos de la Reforma Laboral se ha cumplido con creces, razón por la cual el Partido Popular y la ministra Báñez afirman que ha sido un éxito: la devaluación salarial como fórmula para incrementar los beneficios salariales. Mientras éstos han aumentado en más de 7.100 millones de euros, los trabajadores han visto reducidas sus remuneraciones en 31.100 millones de euros.

La diferencia de percepción de estos datos respecto a la que se hacía unos años atrás es muy sencilla: hablamos de datos oficiales. Cuando es el propio Estado el que desmonta las mentiras de un gobierno…

 

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