Aunque las autoridades no se cansan de decir que no hay peligro para la salud, lo cierto es que el incendio del mayor vertedero de neumáticos de Europa está liberando a la atmósfera gases nocivos que, debido a las condiciones climatológicas, está invadiendo el sur de la Comunidad Autónoma de Madrid, donde el olor ya es notable, y puede llegar incluso a la capital y a parte del norte del territorio.

Y a ello hay que añadir que varias empresas especializadas en incendios de alto riesgo, como es Servicios Anfibios Aéreos Rescates, S.A.A.A., advierten que se están cometiendo fallos muy graves en la extinción del incendio como es el uso de agua. “El agua en contacto con la materia que está ardiendo produce parafina, un producto altamente contaminante”. La parafina se filtra al subsuelo y puede llegar a contaminar los acuíferos de una zona precisamente necesitada de ellos al ser un auténtico secarral.

Esta y otras empresas han ofrecido su ayuda, sin éxito, a los servicios del gobierno regional castellano-manchego que sigue utilizando, casi en exclusiva, el agua para apagar. “También se echa espuma”, señala un portavoz del servicio de bomberos que está en la zona. Las empresas especializadas dicen que, mejor debería utilizarse polvo.

Y encima el humo, que sigue siendo denso, y que afecta, ya por completo, a la urbanización El Quiñón, donde sus habitantes, a pesar de haber regresado a sus casas, se siguen quejando del fuerte olor que, “a pesar de tener cerradas las ventanas ya se ha metido dentro”. Los ecologistas critican la apresurada vuelta a las viviendas porque “no se sabe en realidad, los problemas de salud que pueden acarrear las nubes tóxicas”. Y, sobre todo, las del principio del siniestro.

Que la nube pase de negra a blanca no quiere decir que sea menos tóxica”. Advierte un portavoz de, Ecologistas en Acción quien, además, pide a las autoridades que no informen de la ausencia de riesgos reales de contaminación porque “en las dos semanas que pueden pasar hasta que se acabe con el incendio, quizá lleguen partículas tóxicas a las viviendas y colegios próximos”.

Mientras tanto, en el sur de Madrid ya ha llegado el mal olor procedente del vertedero. En la zona de la carretera de Valencia “se une al de la planta de Valdemingómez”, según denuncian los vecinos, y los medidores de contaminación instalados en la zona sur de la capital ya detectan las partículas procedentes del incendio. No obstante, un portavoz de la Consejería de Sanidad señala que “los niveles detectados no afectan, de momento, al medio ambiente como para considerar la posibilidad de un riesgo evidente para la salud”.

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