Una vez más el gobierno amenaza con el uso perverso del aparato del Estado, como lo hiciera Vicente Fox hace poco más de diez años, pretenden eliminar de la contienda a la verdadera alternativa política de este país: Andrés Manuel López Obrador, el opositor por excelencia.

Sólo que esta vez a cada agresión o a cada injuria la expectativa de su triunfo crece; en lugar de abollar su candidatura la fortalecen. El odio del oficialismo ha desatado a un ejército de opinadores en su contra, han convertido a México en el país en el que todo gravita en torno a López Obrador. La crítica en este país no se ejerce para cuestionar al malgobierno sino a su verdadero opositor, ríos de tinta y de saliva tratan de revivir la campaña negra del peligro para México.

Los 60 millones de mexicanos hundidos en la pobreza, los migrantes deportados, las fosas que alojan miles de cadáveres producto del crimen organizado y el ejército, los periodistas asesinados, las concesiones petroleras, los acuerdos del oligopolio de las comunicaciones, la obesidad infantil, la impunidad en Ayotzinapa, Nochixtlan, Tlatlaya y Tanhuato. Esto y más es intrascendente, lo que importa es seguir los pasos de quien hoy puntea en las encuestas rumbo a la sucesión presidencial.

El gobierno, la derecha y hasta los progresistas ven con recelo su arrastre; incluso oligarcas regionales se suman a su movimiento en cada plaza pública a la que llega. Sus reacciones van desde el abierto deseo de que su salud le juegue una mala pasada hasta los burdos montajes para alimentar la tesis del tirano en potencia.

En días recientes la dirigencia priísta en voz de la senadora Hilda Flores declaró “veremos si esta ocasión sigue participando porque tenemos dudas si en términos de salud podrá llegar al 2018”. Por otro lado Acción Nacional y Margarita Zavala fueron hasta los Estados Unidos a advertir del posible triunfo obradorista que “Estados Unidos también tiene que ver eso. Y todos tenemos que ver eso: ¿Qué queremos de vecinos? ¿Cómo queremos ser los vecinos? ¿Qué queremos para la región?”.

En los últimos días fue difundido un video en donde López Obrador supuestamente le decía callate al padre de unos de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa al que en realidad sólo le dijo que te vaya bien. El gobierno ni tardo ni perezoso a través del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en una burda intentona de criminalizarlo pidió a los medios que le preguntaran sobre su relación con Abarca y lo sucedido en Iguala.

Las fuerzas progresistas también demuestran desesperación. El jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, en un evidente servicio a la presidencia de la República se dedica al marcaje personal de Andrés Manuel, programó viajar a Estados Unidos al tiempo que él lo hacía. En tanto, el proyecto que encabeza Emilio Álvarez Icaza, Ahora, con un discurso antipartidos ha tenido como principal objetivo lanzarse en su contra.

Si la campaña de desprestigio y odio falla, la nomenclatura dorada, en su obsesión por frenarlo, tiene un plan B que atraviesa por los órganos electorales, al considerar su activismo político como actos anticipados de campaña y negar su registro. El ensayo de esta estrategia se llevó a cabo el año pasado en Zacatecas cuando anularon el triunfo a Soledad Luévano candidata de morena a la alcaldía, según el aberrante criterio existió ventaja por su activismo como promotora de la soberanía nacional.

Pero será mejor que ni lo intenten, de recurrir a ese segundo desafuero nuevamente saldremos a las calles a defender la esperanza hasta doblarlos tal como pasó con Vicente Fox. Que no nos vengan con el petate del muerto del dictador en potencia, la democracia que este país ha conocido la experimentó en la Ciudad de México, cuando Andrés Manuel fue su Jefe de Gobierno, el mejor del que los capitalinos tengamos memoria. Vamos a resistir los embates, vamos a difundir la verdad, esta vez el pueblo vencerá.

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