El bruxismo de la libertad

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Anoche mientras leía un estudio sobre el síndrome de Asperger y la incapacidad de captación del sarcasmo, entre artículo y artículo leí en un periódico que “La delegación del Gobierno multará a organizadores del aniversario del 15M”.

¿Y?

¿Qué pasa? A mí me parece que la nueva ley de seguridad ciudadana es una maravilla. No puedo decir nada malo de ella. Literalmente. No puedo. Una ley hecha a medida para promover la libertad de expresión. Una joya creativa de mentes lúcidas que no temen a la indignación. Tardarán siglos en volver a hacer una ley como ésta, limpia, pura, sin trampas. Sólo siento admiración por sus creadores. Un paso adelante en la democracia. Un avance de la razón. ¿Qué mordaza ni qué mordaza? ¡Quejicas! Es Ley Lizipaina. Es ley megáfono. ¿No ves que te están dando permiso para expresarte? ¿No ves que por tu bien están diseñando lo que quieren que digas? Desagradecido tiquismiquis. ¿No ves que te están dando las pautas de lo que quieren escuchar? Desorientado escrupuloso. Ellos son la brújula y tú, insurrecto, no eres más que un irritado antisistema que se quiere permitir el lujo de opinar por encima de sus posibilidades. ¿Pero de qué vas? ¡Sibarita! ¿Y la austeridad? Ahorra pensar, mete tus ideas en una cuenta de ahorro, apriétate el cinturón, si puede ser en la boca, y si no, en el córtex, que ya pensarán ellos por ti. Fíate del sistema, insurgente de pacotilla, todo el día exigiendo derechos, ¿pero qué te has creido con tus grititos de “que no, que no, que no nos representan”? Qui ni, qui ni, qui ni nis riprisintin… cállate ignorante, y vuelve a votarnos, a nosotros, los precursores de esta ley, que somos un partido serio, que tenemos experiencia, de hecho esta ley está basada en nuestra experiencia pasada, de por allá por los años de bonanza, esos que acabaron desgraciadamente para el país sobre 1975. Queremos retomar ese modus vivendi, ¿o me vas a decir ahora que se vivía mal? Esto es lo que necesita el país, no una bandada de extremistas radicales.

Muérdete la lengua, “pensadorcito”, porque hoy la libertad tiene bruxismo.

¿Ya?

¡Corten!

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