No cabe duda, Albert Rivera ha producido un salto cualitativo en el mensaje político. Una sublimación. Entendiendo por tal, en su etimología, al latín sublimare, que significa elevar. Es un término que alude, como todos saben, al paso de la materia del estado sólido al gaseoso, evitando pasar por el estado líquido. Es decir, sin previamente fundirse. Por esta causa, algunos científicos sostienen que no es un estado real pues, si bien es imposible detectar la presencia del líquido, siempre hay pasaje intermedio al estado líquido. Pasajes ocultos. Allí, probablemente, en el estado líquido, residan los verdaderos motivos del posicionamiento de Ciudadanos con sus seis condiciones para votar un Sí a la investidura de Mariano Rajoy. Estoy convencido que ha sublimado la comunicación política tanto, como la estética a la apariencia de nuestro ano.

Así parece ser la práctica que se ha extendido entre personas que deben sentirse inseguras acerca de la coloración de esa parte de nuestra anatomía. Como hay políticos corruptos, existe también el blanqueamiento anal. Lo que empezó como un rumor entre círculos del mundo del cine porno, se convirtió en una moda cuando Paris Hilton admitió haberse sometido a este tipo de cirugía. El término inglés “anal bleaching”, consiste en, como su propio nombre indica, someterse a un tratamiento para que la zona que rodea el ano se aclare. Casi siempre suele ser por cuestiones estéticas. De hecho, toda esta historia empezó cuando una actriz porno se dio cuenta de que la zona perianal la tenía muy oscura y encontró esta solución. Como las tramas de corrupción pretenden guardarse en la sombra. En la actualidad, es una de las tendencias más populares en las clínicas, junto a la depilación brasileña, y suelen tratarse tanto hombres, como mujeres. Parece ser una práctica muy democrática que se ha comenzado a difundir en España. La actividad política así lo indica.

El asunto no es menor. La presentación de las condiciones de Rivera, como una técnica de marketing político, de la que Ciudadanos es un claro producto, supone una sublimación. Esta, en ese terreno, consiste en exagerar las bondades de un producto para hacerlo sentir como necesario al público a quien se dirige, con el fin de incrementar su demanda. Tanto como el blanqueamiento anal se nos puede hacer imprescindible. Esto es como que, por ejemplo, el PP deba liderar otra legislatura y las seis propuestas actuarán como blanqueadoras de un escenario imposible, dejando atrás todo un vandalismo que no dejó nada por arrasar.

En una situación como la actual, en la que un informe del ministerio de Sanidad nos ofrece las pruebas palpables de la liquidación de la sanidad pública, en beneficio de la actividad privada, se deja en evidencia que todo sigue siendo una gran operación privatizadora. Actividad que, a juzgar por los procesos judiciales y las denuncias de las mareas del personal sanitario, derivó en la suspensión aparente del proceso privatizador de la sanidad madrileña. No es así en la sibilina perseverancia con la que Alberto Nuñez Feijóo está desmantelando al sistema de salud gallego.

Pero, vayamos a los datos. Entre 2010 y 2014, el gasto Sanitario Público sufrió un recorte de 8.161 millones de euros, según el informe “Sistema de Cuentas de Salud 2014”, elaborado por el Ministerio de Sanidad. Mientras tanto, el gasto sanitario privado creció en 3.983 millones, en ese mismo periodo. Desde 2010, el gasto privado en Sanidad creció todos los años, en una media anual de un 3,8%, a diferencia de la Sanidad Pública, que sufrió una caída anual de un 2,8%. Eludir que el sector privado se ha beneficiado de los recortes públicos sería una gran mentira. Según los expertos, porque el deterioro de la sanidad pública ha empujado a los pacientes a dar el salto a la privada, en medicina de poca complejidad, “en buena parte para salvar los cuellos de botella, por ejemplo, de las listas de espera quirúrgicas, sin olvidarnos de las listas de espera diagnósticas y de acceso al especialistas”. Esta es la España que esta “blanqueando” Ciudadanos. La España de De Guindos y Garicano… y la de Sevilla.

¿No resulta escandaloso que se derive semejante flujo de fondos, mientras se escatima la atención a los ciudadanos afectados por enfermedades mortales, u otras de severidad probada, como los pacientes diagnosticados de cáncer en lista de espera? ¿Quiénes estarán en condiciones de recibir, como hasta ahora, tratamientos de alta complejidad y coste? Vayan considerando hipotecar o malvender sus casas si se les presenta el caso. Uno de cada tres españoles tendrá algún tipo de cáncer. Son cifras del informe “El cáncer en España 2016”, elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Añadamos también que, bueno es recordarlo, según afirmó el ministro Montoro, el mismo de la amnistía fiscal a los corruptos y defraudadores, y experto en asesorar a empresas en la elusión fiscal, se valoró en 1.100 millones de euros el déficit del Presupuesto debido a la medicación de los enfermos de la Hepatitis C. A este gobierno de lobistas, el señor Rivera le dará su Sí.

Las rebajas y reformas tributarias puestas en marcha por el Gobierno del PP disminuyeron la recaudación de impuestos en España en 7.846 millones de euros en el 2015. El tributo más mermado fue el IRPF, con una caída de ingresos por el impacto de la reforma cifrada en 4.813 millones. Aunque, finalmente, esta cifra quedó suavizada hasta unos 4.390 millones por el efecto positivo en los ingresos de otros cambios normativos, como la disminución de las deducciones por vivienda que se inició en el 2013. Nuestro problema del déficit se basa en esta realidad: los ingresos han bajado por dos causas, el fraude y la inequidad de los ingresos tributados. Sólo se carga sobre unos salarios ya devaluados. No es una causa de gasto. Es de ingresos. Esta política económica es suicida y perversa.

Esta presentación pública de Rivera “impone” (“aramos” dijo la hormiga al buey que hacía el surco) que las condiciones se lleven a cabo durante los primeros tres meses del nuevo gobierno. Ambos líderes, que como ya es sabido, son ejemplo de probado cumplimiento en sus promesas electorales, tienen el propósito de exagerar las bondades de sus formaciones. El PP cederá ante las condiciones más asumibles, para que luego de la investidura nos hagan conocer las verdaderas razones por las que nos están blanqueando el ano. La UE nos lo exige… y ya comienza la Liga de Futbol, episodio nada desdeñable.

Entonces conoceremos esta sublimación de la política. Pero será tarde para nuestro ano colectivo.

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