No dejen de observar la fotografía en que María Dolores de Cospedal aparece con James Mattis, Secretario de Defensa de EEUU, el 23 de marzo pasado en Washington. A pesar de estar de perfil, la satisfacción que traslucen sus rasgos nos da suficiente información de lo que a partir de ahora van a ser las relaciones de nuestro gobierno con el imperio. También el señor Mattis muestra en su sonrisa el contento que, además de la salaz mirada que le dirige, más propia de una cita sentimental, siente ante la buena disposición de tan sumisa servidora.

Recordarán la rotundidad chulesca con que Cospedal respondió a la pregunta del diputado Gabriel Rufián sobre si pensaba reducir el presupuesto de armamento, establecido momentáneamente en trece mil millones de euros. Aquel NO, simple y desafiante, es todo un programa político.

Por supuesto ni Cospedal ni todo el gobierno del PP piensa reducir el presupuesto del Ministerio de Defensa. Para ello, entre otros objetivos, se lo ha entregado a la más rocosa de los ministros. Rajoy tenía que pagar los loables esfuerzos de su fiel servidora que tuvo que capear las indemnizaciones en diferido de Bárcenas, los procesos de corrupción, las luchas internas del partido. Y lo ha hecho de la manera que más podía satisfacer a Cospedal, entregándole el cargo más caro de todo el gobierno: el ministerio de Defensa.

La expresión que muestra María Dolores en esta foto con Mattis es parecida a la que exhibía cuando fue elegida Presidenta de la Comunidad de Castilla La Mancha, y recién ocupado el puesto, acudió a presidir la procesión de Semana Santa. La imagen de la señora, de riguroso negro, con peineta y mantilla, y una mirada iluminada, como si levitase, resumían sus ilusiones y ambiciones.

De entonces, porque ahora ha conseguido superarlas. Ya no se trata de ser Presidenta de una región de pocos recursos y menos proyección internacional, a no ser porque sea la patria de Don Quijote. Ahora dispone de decenas de miles de millones de euros para gastar, se codea con los grandes del mundo: los emperadores, y va a cumplir fielmente su mandato: aumentar hasta el 2% del PIB el presupuesto de Defensa. Comprará más armamento, enviará más misiones de “paz” a Medio Oriente y a África, viajará a remotos y exóticos países para controlar esos destacamentos y se reunirá con los jefes del Pentágono de EEUU, a fin de recibir instrucciones.

Claro que ella ya tenía preocupación desde antiguo por dotar a EEUU de instrumentos de defensa en nuestro país. Siendo senadora de las Cortes de Castilla-La Mancha, en febrero de 2010 formuló su primera interpelación oral –llevaba casi dos años sentada en el Senado callada- sobre una posible conversión del aeropuerto de Ciudad Real en una base logística militar de EE. UU.[

Nadie conoce en realidad el presupuesto de Defensa, que como nos explica el teniente Gonzalo Segura en los artículos de este mismo medio, se reparte nada menos que entre 12 ministerios diferentes para que no podamos controlarlo. Y mucho menos lo que gastamos por lo que nos corresponde para mantener la OTAN. Tampoco he observado que las formaciones políticas de la oposición pregunten por ese dato.

Pero siguiendo las investigaciones que realizan algunos periodistas, en su labor heroica de intentar desvelar la verdad –esa que es siempre revolucionaria- he sabido que un solo día de maniobras de la Organización del Atlántico Norte, como las que realizó entre los años 2015 y 2016 en nuestras aguas, de Gibraltar a Murcia, durante seis meses, nos costó lo mismo que el presupuesto de Sanidad de todo un año en España.

Los que tenemos memoria también sabemos que la otra ilustre Ministra de Defensa que tuvimos la fortuna de que nos defendiera, Carme Chacón, nos dejó una deuda de 23.000 millones de euros por la compra de armamento, que pagaremos nosotros, nuestros hijos e hijas y por supuesto nietos y nietas. Y sin embargo nuestro arsenal está envejecido, se oxida en los cuarteles y no tenemos suficientes técnicos que sepan manejarlo.

Pero para remediar esas deficiencias ha llegado Dolores de Cospedal, que según el titular de la crónica “promete al jefe del Pentágono más gasto en Defensa. Reiteró ayer su compromiso de elevar el gasto militar, principal demanda del nuevo presidente de EEUU a sus aliados. Nos sentimos confortables en el 2% del PIB en una década y en la forma de conseguirlo, afirmó la ministra de Defensa.

No me cabe duda de que la ministra se siente confortable con ese presupuesto y también en el sillón que ocupa. Y también debe sentirse confortable diciendo que Si no tenemos garantizada nuestra seguridad, da igual tener garantizado el seguro de desempleo, la sanidad pública o la educación, porque lo primero que necesita un país es seguridad. “

Estas declaraciones son coherentes con lo que ha sido su política mientras gobernó Castilla La Mancha. En su mandato, Cospedal afirmó haber aplicado algunas de las iniciativas más significativas: el Plan de Ajuste de los Servicios Sociales Básicos, la reducción del 60 % de los altos cargos, el 40 % del personal eventual, eliminación de entes como el defensor del pueblo o eliminación de más de la mitad de los entes públicos. Los recortes presupuestarios más conocidos, sin embargo, se centraron en inversiones y servicios al ciudadano, siendo Castilla La Mancha la comunidad que más ha recortado en ese período, por ejemplo en sanidad.

Su gobierno ordenó el cierre de las urgencias nocturnas en varios pueblos de la región (declarado ilegal por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha), o el traslado de los enfermos castellano-manchegos a clínicas privadas de otras autonomías, para recortar las listas de espera que aumentaron un 50 %[ durante su gestión. Sus recortes de personal en la Sanidad han hecho que por primera vez el número de médicos y enfermeros por habitante esté en Castilla La Mancha por debajo de la media nacional y por debajo de las recomendaciones europeas.

Al mismo tiempo su gobierno aumentó el número de asesores y altos cargos así como su remuneración, hasta el punto de que su coste anual supera el dinero dedicado a ayudas a la dependencia, habiendo incrementado sus salarios anualmente en porcentajes muy superiores a los aplicados a los empleados públicos a los que recortó sus salarios en el primer año de mandato. Durante su gestión creó, cuando era presidenta, unas 300 nuevas tasas e impuestos.

Y otros tantos aumentos de impuestos debemos esperar para sufragar la compra de armamento que se propone. Ya sabemos que tenemos terribles enemigos en nuestras fronteras, que pretenden invadirnos, o que atentan contra nuestros trenes, aunque haga afortunadamente trece años que no repiten. Y que para defendernos de ellos, como podemos aprender del ejemplo del atentado de Londres, aunque los atacantes sólo dispongan de un coche y un cuchillo, debemos comprar misiles, aviones, drones, submarinos –aunque no floten-, helicópteros y toda la gama de armamento moderno que desconozco absolutamente.

Porque, de otro modo, ¿cómo se financiaría el complejo internacional industrial militar? Seríamos culpables de que perdiera beneficios. Por supuesto, asegurarles sus ganancias a las grandes corporaciones fabricantes de armas, es más importante que garantizar el seguro de desempleo, la sanidad y la educación.

Y luego todavía hay quien defiende que ser mujer es garantía de ser feminista.

1 COMENTARIO

  1. Contando con tanta pastuki, las comisiones seguro que son sustanciosas. No lo pueden evitar porque forma parte de su personalidad. La culpa es del que les da el poder.

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