Sin lugar a dudas si en algo coinciden todos los economistas es en la afirmación de que el dinero es miedoso. Estas palabras no vienen más que a indicar algo obvio que es no es más que la búsqueda de seguridad que los fondos de inversión y capitales del mundo anhelan hoy en un planeta lleno de incertidumbres y en permanente cambio. Es aquí, donde la economía de Dubái ha presentado sus credenciales con fuerza, para ser hoy un espacio de atracción para gran parte del liderazgo empresarial global que llegan a sus costas para construir allí sus regionales e incluso internacionales. Y es que, la economía de Dubái centrado en su origen exclusivamente en el petróleo como fuente tractora del país ha dejado paso a la apuesta por otros sectores – Turismo, Comercio, I+D+I- que hacen que el petróleo hoy sólo represente el 4% del PIB. Visión a la larga es lo que ha demostrado un país en donde el volumen de inversiones en infraestructuras: Carreteras, Aeropuertos, Hoteles o Atracciones lo sitúan como referente en este tiempo de modernidad y vanguardia.
Pero Dubái no se resigna con situarse ya como el centro del comercio y los negocios de Oriente Medio o uno de los destinos favoritos del turismo internacional. La visión de futuro del gobierno expuesta en su momento en el Dubai Strategic Plan apostada y lo sigue haciendo por lo que desde el año 2015 es una realidad : La diversificación de su economía a través de la apuesta por el conocimiento y el servicio en constante transformación que haga posible que Dubái siga avanzando como centro financiero y de negocios. De nuevo la visión a largo plazo y la planificación se muestran en este pequeña joya de Oriente Medio como fundamentales en el proceso de crecimiento económico, alejado
En definitiva con unos objetivos claros que fijan en mantener su crecimiento económico fijando su línea fija en no bajar de un PIB de 108 mil millones de dólares americanos e incrementar e PIB real per cápita a un mínimo de 44.000 dólares. Hechos que unidos a los anteriores hacen que hoy los pesos pesados de las finanzas internacionales fijen como mejor aval para el futuro de sus capitales a Dubái, esa joya de Oriente Medio convertida desde ya en un ejemplo de modernidad y crecimiento.
